Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 68

Una vez que estuve lista, bajé de nuevo para encontrarme con ellos. Becca estaba en el extremo derecho del sofá y Nick en el izquierdo, tomándose el brazo.

 

—¿Y mi burrito?

—Ahmm... No sabía por qué me habías mandado si podemos pedirlo en la app del restaurante. Ahora entiendo. —Nick voltea a ver de reojo a la rubia—.  Aunque si el plan era enseñarle a Becca el vestido me lo hubieras dicho y ya, hace tanto que no sufría de tacleadas.

—Lo lamento, pero quería que fuera una sorpresa.

 

Me siento en medio de ellos, dejando escapar un suspiro. Llevándome ambas manos a la cabeza, recordando lo que pasó hace un rato. 

 

—¿Te tacleó muy fuerte? —Le cuestiono.

—No mucho.

—¿Seguro? —Pregunta Becca.

—¡Seguro!

 

Decía que no le dolía, pero no podía dejar de tocarse el brazo. Bien, creo que es momento de hacer dos cosas ahora, pedir la comida y llamarle a Michael, no sería mala idea tener una reunión de improviso en casa.




 

Nick

Mike llegó después de media hora, esta reunión improvisada me parecía una idea asombrosa, no recuerdo cuándo fue la última vez que estuvimos así los cuatro. Henry y Amy permanecían dormidos y nosotros estábamos en el comedor cenando, platicando, de nuestra vida actual y del pasado. ¡Cuánta falta me hacía pasar un rato así con mis amigos! A pesar de que Rebecca apenas si podía mirarme a los ojos, aún está avergonzada por el pequeño incidente de hace rato.

 

—¿Sabías que estás casado con una jugadora de la NFL?

—¿Cómo?

—Becca me tacleó hace rato para que no viera el vestido de novia de Elisse. —Le digo, con una sonrisa—. Pero fue divertido. 

 

Gracias al radio monitor Elisse se dio cuenta de que Amy está arriba llorando. Se pone de pie y nos deja solos en la mesa, con Rebecca contándole su versión a Mike de cómo fue que me tacleó «súper fuerte». Bastaron unos minutos para que Elisse llegara con Amy en brazos, Michael no tardó mucho tiempo en pedírsela para cargarla.  

 

—Henry sigue súper dormido allá arriba. —Dice Elisse, sentándose a mi lado. 

 

Mike jugaba con la mano de Amy, mirándola con ternura. 

 

—¿Qué haríamos si todo esto no hubiera pasado? Ya saben, Henry, Amy, todo lo que nos ha sucedido.

—Seguramente estaríamos en el sofá de su apartamento. —Contesta Elisse—. Peleando por elegir qué película ver.

—Con un six pack de cervezas seguramente. —Completa Mike.

—Y seguro que tendríamos a Elisse cocinando. —Dice Becca, esbozando una sonrisa—. Claro con mi ayuda.

—¡Vaya! Eso suena tan lejano ahora. Lo del apartamento, mírenos ahora, en una casa propia con hijos, ustedes casados, Nick y yo pronto lo estaremos también. ¿En qué momento pasó todo eso? —Continúa Elisse, tomando mi brazo—. Aunque hay algunas cosas que nunca cambian, ustedes a veces aún me hacen cocinar y aún pelean por elegir una película que nos guste a todos.

 

Aunque hay algunas cosas que nunca cambian, ustedes a veces aún me hacen cocinar y aún pelean por elegir una película que nos guste a todos        




El tiempo se me fue demasiado rápido con esos dos de visita. Lamenté que se fueran tan temprano, pero Mike y Becca querían dejar descansar a Elisse por su largo vuelo, supongo que fue porque estuvo bostezando un par de veces durante la plática.

Sin embargo, Elisse no quería irse a la cama aún. Desde hace un buen rato estaba pensando en el banquete de la boda, me ha dicho que es algo en lo que pensó durante el vuelo, no podía irse a dormir antes de asegurarse de ver un par de platillos en uno de sus muchos libros de cocina, uno que para ella era especial, según lo que me dijo.

Sé que no va a descansar hasta que lo consiga. Así que me tenía buscando, en algunas de las cajas que aún no habíamos vaciado.

 

—Es el «Gran libro de cocina» de Alain Ducasse. ¡Ayúdame!

—¿Por qué no revisas en esta caja?

 

Le paso una caja, se sienta en el piso con las piernas doblemente cruzadas y la abre, dispuesta a continuar buscando. Yo me dediqué a seguir hurgando en la que tenía en frente, que prácticamente estaba llena de adornos navideños que van a permanecer aquí un largo tiempo todavía.

 

—¿Recuerdas cómo nos conocimos?

 

Dirijo mi atención hacia ella, Elisse me enseña un balón de fútbol americano un poco viejo que sacó de la caja que tenía en frente.

 

—¡Cómo lo voy a olvidar! Te pegué en la cabeza con uno casi igual.

 




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