Tú ya sabes a mí [2]

Capítulo 70

—¿Elisse?

—Llámame Kendra. —Me dice—. Se supone que Elisse no puede estar aquí.

—Así que... Kendra. —Le sigo el juego, esbozando una sonrisa—. ¿Qué quieres hacer?

—Salir de aquí, ¿no te estás aburriendo? 

 

Me puse de pie y tomé su mano, llevándola a otra parte de la terraza, hacia la salida. Sé que ellos van a seguir divirtiéndose sin mí, Jeremy seguro que no va a notar mi ausencia ahora que toda su atención está concentrada en la chica con la que se ha puesto a platicar. Abandonamos la fiesta, verla así y continuar con este juego en el que se convirtió en «Kendra» me tenía más excitado que nunca. Ansiaba que las compuertas del ascensor se abrieran ya, no podía esperar más tiempo para llevarla a mi habitación. 

 

—Y bien, «Kendra», ¿qué tienes planeado para mí?

 

Cerré la puerta sin olvidar poner el anuncio de no molestar. Me acerqué a Elisse y la tomé por la cintura, buscando sus labios con desesperación, necesitaba de ella, mi cuerpo me pedía a gritos que la hiciera mía en el momento en el que sus labios abandonaron los míos para recorrer mi piel a medida que se iba deshaciendo de esta ridícula bata. 

 

—¿Qué tengo planeado para ti? Primero, llevármelo a la boca. 

 

El sonido que el cinturón hizo una vez que lo liberó fue como música para nuestros oídos, acaricié su rostro mientras la vi ponerse sobre sus rodillas. Cerré los ojos en cuanto sentí el calor de su boca, la miré una vez más segundos después y decidí quitarle esa ridícula peluca, tomando ahora su cabello castaño con mis manos, haciendo que parara después de unos minutos, no quería venirme aún. 

 

—Vamos, quítate eso... Quiero sentirte ahora mismo. 

 

Obedeció a mis órdenes, la ayudé con el cierre del disfraz y se encargó de deslizarlo lentamente por su cuerpo hasta que este llegó al piso. Me volvía loco tenerla así para mí, le destrocé las medias de red y la acomodé en la cama, tomándola por la cintura mientras la embestía por detrás, sin piedad. 

 

—Sabes cómo me gusta. —Decía, soltando uno que otro gemido después de sentirme dentro de ella—. Vamos... Así... 

 

La vi salir del baño después de haber tenido una increíble sesión de sexo, Elisse caminaba desnuda en búsqueda de aquel disfraz que tomó prestado, ¡cómo deseaba que no se lo hubiera puesto de nuevo! Quería quedarme toda la noche en este lugar, que...        




La vi salir del baño después de haber tenido una increíble sesión de sexo, Elisse caminaba desnuda en búsqueda de aquel disfraz que tomó prestado, ¡cómo deseaba que no se lo hubiera puesto de nuevo! Quería quedarme toda la noche en este lugar, quería platicar con ella como solíamos hacerlo y quería hacerle una vez más el amor, pero sus planes eran otros al parecer. 

 

—¿Pensabas pasar la noche con alguien? ¿O por qué rentaste la habitación?

—No. —Respondo, mirándola sentarse en la orilla de la cama—. De hecho Mike también dormirá aquí. Ian insistió en que íbamos a tomar demasiado y manejar borrachos hasta casa no es buena idea.

—De acuerdo, te creo.

 

Puse mi vista de nuevo en ella, con todo lo que pasó se me olvidó que se suponía que Elisse tenía que estar con sus amigas en su despedida de soltera y que Ian mantuvo todo esto en secreto por seguridad de todos los asistentes. 

 

—¿Cómo entraste? —Le pregunto—. Ian mantuvo todo esto demasiado discreto.

—Tengo contactos...

—¿Mike?

 

No dijo absolutamente nada. Elisse se puso de pie y se dirigió hacia el tocador para comenzar a limpiarse el maquillaje corrido con unas toallas húmedas que encontró en el baño, limpiando también el sudor de su frente. 

 

—¿Te sientes nerviosa? Faltan dos días.

—No, creo que ya estaba preparada para esto.

—¡¿Entonces por qué me hiciste tan difícil la petición?!

—No hablo de casarme, bueno sí... Hablo de casarme contigo. —La miro, intentando comprender todo lo que estaba diciendo—. Hace tiempo prometimos casarnos entre nosotros si seguíamos solteros, sólo que hace tiempo esperaba que nos casáramos cuando yo tuviera diez gatos, no una hija contigo... Pero ¿sabes? No me arrepiento de nada.

 

Elisse se acerca a mí, poniendo su mano sobre mi mejilla, besándome cortamente en los labios con ternura. Ya no es la mujer desinhibida que tuve hace rato a mi merced en la cama. 

 

—Bueno sí me arrepiento de algo, de la forma en la que fue concebida Amy, ¡no recuerdo nada!

—¡Es una lástima! Si yo fuera tú, igual me sentiría arrepentido de no recordar que esa fue una de las mejores noches que hemos tenido.




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