«Min Yoon Gi ya no odia a Park Ji Min.»
Esos eran ahora los nuevos comentarios de pasillo, del salón de clases, de toda la Facultad.
«¿Por qué Min Yoon Gi ya no odia a Park Ji Min?»
Quién sabe.
Nadie entiende nada y todos se preguntan lo mismo; pero esta vez también se escucha murmurar que “algo pasa entre los dos, algo que tal vez sólo ellos saben, que quizás sea únicamente su secreto”.
«Son novios.»
Ahora se encuentran en silencio, en habitaciones que sólo ellos conocen, en espacios oscuros y solitarios, con corazones acelerados, sonrisas en los labios, manos entrelazadas y miradas que se buscan.
«Se compenetran el uno al otro.»
Y su momento más feliz es cuando sus labios chocan, besándose cuidadosamente, con delicadeza, como si quisieran recuperar el tiempo perdido; tomando en cuenta cada lengua, cada diente, cada labio, buscando desesperadamente completarse.
«Son guerreros en un sendero de expiación.»
— Suga, hoy iremos a ver a mis padres —jadeó Jimin contra la boca de Yoongi.
— ¿Qué? —se exaltó el otro chico y liberó la boca de su novio— ¿Visitar a tus padres?
— Sí, quieren conocerte y, tengo una sorpresa para ti.
— No estoy listo para eso Chim Chim.
— Min Yoon Gi, vas, y no se habla más del tema.
El chico sabía que cuando su amado mencionaba su nombre completo no debía refutar, o se enfadaría y terminarían peleando. No quería eso, ninguno de los dos lo quería.
— Está bien, iré.
— Perfecto, paso por ti a las 7:00 pm.
Un tierno beso en su narizcita y el pelinaranja se alejó, el otro chico frotó su nariz y sonrió como un niño al que acababan de regalarle un caramelo. Le gustaban esos pequeños piquitos húmedos que llegaban de improviso a su nariz, otras veces a sus mejillas, algunos a sus ojos, su frente, su cabello o la comisura de sus labios.
«Los adoraba.»
Se giró y decidió regresar a su salón de clases, nunca lo hacían juntos después de encontrarse a escondidas, querían mantener su amor sólo para ellos, aun cuando en ocasiones Jimin decía que no le importaba si los demás lo descubrían y Suga se encogía de hombros y decía cosas valientes sobre aceptar lo que venga; pero terminaban besándose dulcemente y sus palabras quedaban en el olvido.
«Son una manta de emociones.»
— Buenas tardes —saludó Suga haciendo una reverencia.
— Pasa hijo, no tengas pena —le dijo una sonriente señora Park.
— Con permiso —irguió su cuerpo y se adentró más a la hogareña casa.
— ¡Papá, ya estamos aquí! —gritó Jimin y el hombre apareció.
— Oh, perdona hijo, estaba sacando la botella de champán de la bodega. Buenas tardes joven —se dirigió a Yoongi que tragó en seco.
«Sí, estaba nervioso, no lo culpen.”
— Buenas tardes señor.
— Jimin, ve con tu mamá a la cocina.
— Sí papá.
Madre e hijo cumplieron la orden.
«Oh oh, conversación de hombre a hombre, de suegro a yerno. Intenso.»
— Siéntate hijo —indicó el señor Park.
— Gracias.
Ambos se sentaron y el hombre lo recorrió de pies a cabeza y de cabeza a pies. Suga se fue poniendo serio, y serio, y más serio; ya parecía estar en un velorio, en el suyo.
— ¿Hijo pero quién se murió?
«Creo que yo señor.»
Decía Suga internamente mientras el alma se le salía del cuerpo.
— Sólo te quería decir una cosa.
Suga prestó atención, obviando su temblor de piernas.
— Cuida de mi muchacho, es mi mayor tesoro, lo que más quiero en esta vida es que él sea feliz, y decidió serlo a tu lado. Y como vivirán juntos a partir de ahora, quise hacer esta cena para conocerte y...
— Espere señor Park —interrumpió Suga levantándose del sofá—. ¿Ha dicho que viviremos juntos, Jimin y yo?
— Sí. ¿No te lo dijo? —preguntó y Yoongi negó con la cabeza—. Este niño. Discúlpame entonces —se levantó también—. Él me comentó que vivías solo y quiso hacerte compañía, o mejor dicho, mudarse para vivir contigo.
— Esa era mi sorpresa —agregó Jimin con una bandeja llena de todo tipo de dulces en la mano.
Suga seguía serio.
— ¿No te parece buena la idea?
Suga no respondió.
— Los dejo solos —habló el señor Park y se retiró de la sala.
— Discúlpame, si no quieres...
— ¡Sí quiero! —se apresuró en decir Yoongi, antes de que Jimin terminara la oración— Me sorprendió, sólo eso.
— ¡Urra! —chilló el blancusino lanzándose a los brazos de su chico — Casi creí que no aceptarías.
— Jimin pasé por muchas cosas para ahora decirte que no —expresó abrazándolo por la cintura.
— ¿Jimin? —hizo un puchero en desacuerdo.
— Chim Chim —sonrió Suga rectificando—. Mi Chim Chim.
El abrazo se hizo más fuerte, más cálido, más lleno de amor.
— Chim Chim, parece que hay un terremoto dentro de tu cuerpo.
— No soy yo —aclaró—. Es que mi corazón —lo besó en la mejilla—. Mi corazón salta más de lo que debe.
***
💬 Los chicos vivirán juntos, qué emoción. 🌺 Ya estamos concluyendo, el próximo episodio es el último. Gracias por seguirme hasta aquí y acompañar a los chicos en su travesía por formar parte el uno del otro y encontrar el amor. (^_-)[🌟]