Tu, Yo y el Destino

El Comienzo...

Acabamos de mudarnos mi papá y yo, era el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas después de la muerte de mi madre, solo quedamos nosotros dos.

Intenté levantar unas cajas muy pesadas que estaban en la entrada de la casa y tropecé con algo, de repente un joven o al menos así me parecía a mí tomó dos cajas de las que tenía en mis brazos.

—Te Ayudo, ¿Dónde pongo estas?— me preguntó con una sonrisa muy jovial en su rostro.

—Gra... Gracias— dije tartamudeando, no se porque reaccioné así, seguro ha de pensar que soy una chiquilla infantil y tonta.

—Bien entonces, donde la pongo?— Volvió a preguntar.

—Ahhhh!! si claro por aquí por favor—lo guié hasta arriba donde era mi habitación.

—Jovencito muchas gracias fuiste de mucha ayuda para este viejo y su pequeña hija— mi padre acaricia mi cabeza como a un bebé y apartó su mano.

—Que ya no soy una niña papá— cruzo los brazos y mi gesto facial es de enojo.

—No es nada señor, pasaba por aquí y ví que necesitaban ayuda... mi nombre es Naoki Matsunaga soy japonés y profesor de la secundaria East High.

—Ah! yo iré a esa escuela también— dije con la esperanza de volver a verlo, lástima que es un profesor seguro que siempre seré una niña ante sus ojos.

—Mi nombre es Joseph Brawn y esta es mi hija Sakura, su madre también era japonesa es un placer encontrar camaradas por aquí en el vecindario— y veo aflicción en la mirada de mi padre al recordar a mamá.

—El placer es mío señor, sakura tu nombre es hermoso — dijo con una mirada tierna hacia mi y dejó en mi cara el color más rojo que haya en la tierra— nos vemos luego.

Lo ví alejarse poco a poco y antes de doblar en la esquina volteó y me dió una sonrisa de niño travieso que me flechó de inmediato, quizás viva cerca de aquí, creo que si lo vuelvo a ver le preguntaré.

—Oye papá porqué hay profesores tan jóvenes?— Pregunté con curiosidad.

Hija quizas tenga mas edad de lo que piensas, su cultura es caracterizada por envejecer poco eso fue una de las cosas que amé de tu madre... —Sentí como mi papá se le reflejaba una lágrima en su rostro mientras acariciaba mi cabeza otra vez, esta vez lo deje estar.

Mañana será el día en que quizás pueda volver a ver Naoki, ojalá y sí esté en mi curso como profesor...no he podido dejar de pensar en esa sonrisa.

 




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