Desde diferentes francos, las vistas pueden variar como el más exquisito de los menús, cosa que ocurría con la rara distribución de los compañeros de Fran. Los involucrados en esta intrépida y carismática aventura, establecieron que cada quien vigilaría a la agencia desde diversos puntos que encontraron como estratégicos en las cercanías, por lo que, teniendo esto presente: Dazai se emparejó con Oda, Fyodor con Nikola, y Chuuya… pues Chuuya estaba solo.
—Maldita sea —se quejó desde el walkie talkie que le habían dado para mantenerse comunicados entre ellos—. ¿Por qué diablos soy el único que está sin pareja aquí?
—Bueno, Sheila no está con nosotros y necesitábamos un tercer equipo para cubrir la parte trasera —indicó Dazai—. ¡Pero no te desanimes! ¡Vales por tres, Lucas, sin dudas! —bromeó el otro.
—Qué gracioso —espetó algo molesto el que comenzó con la charla, y entonces, agregó—. ¿Dónde diablos estará ella? No puedo creer que esté paseando por allí afuera sin tener la menor idea de lo que ocurre —dijo usando los binoculares que también les había facilitado Candela.
—No sabría decirte qué pasó con ella —dio a entender Kevin—. La última vez que la vi, ella quedó picada por mi impecable interpretación como villano, y claro, se vio obligada a guardar silencio sobre mi supuesta y maquiavélica identidad —expresó con elocuencia llevándose una mano al pecho con un despreciable orgullo, a lo que Oda lo miró mal.
—No comprendo porque actúas tan pedante con respecto a ese tema. Si yo fuera tú, me sentiría avergonzado —ya suficiente pena le daba el hecho de que le gustara un hombre así, pero bueno… no se arrepentía de nada al recordar cómo lo tuvo hace algunas horas atrás.
—Definitivamente no lo podrías entender, mi estimada dama —siguió con su actitud egocentrista.
—Bueno, para ser sincera, a mí no me extraña que Kevin haya sobrevivido hasta ahora, y por lo que me contó, fue el primero en aparecer —dio a entender Fyodor vigilando la delantera del departamento; desde aquí, la gente entraba y salía del mini bar que poseía justo en planta baja la agencia.
—¿Fue el primero? ¿Cómo? —Oda no daba cuenta a lo que escuchaba—. ¿Entonces tuviste contacto con el responsable de todo esto?
—No, claro que no, de hecho… estaba bastante molesto cuando me di cuenta en donde estaba y a quien remplazaba —aseveró él dirigiéndose a Fran.
—Ah… eso explica tu mirada fría de un comienzo… —comentó.
—Bueno, aunque eso cambió después de que me diera cuenta de quién eras en verdad —sonrió divertido a la vez que palmeaba el hombro de su compa—. ¡Cómo no hacerlo si cuando saliste de la tumba te sonrojaste a la primera de oportunidades!
—Perdona por ser tan obvia… —dijo algo irritada.
—¡Ah! —en medio de la interesante charlar, Chuuya interrumpió con esta expresión.
—¿Qadeué pdeasóa? —Nikola estaba hablando con la boca llena mientras que de fondo se escuchaba el sonido de algo como papel metálico siendo removido.
—¿Qué diablos es ese ruido? —indagó rápidamente Chuuya ante este misterioso sonido.
—Tenía hambre, así que me puse a comer papitas; la espera es insoportable —dio a entender ese payaso, y le ofreció a su novia—. ¿Quieres?
—No, gracias, ya comí algo antes y no quiero lavarme los dientes de nuevo; es malo para la salud dental —aquí enseguida los regañó el pelinaranja.
—¡PRESTEN ATENCIÓN, JODER! —tomó entonces algo de aire, e informó después de expulsarlo—. Sheila ha llegado a la agencia acompañada por… Atsushi.
—¿Qué? ¿Atsushi? —expresó sorprendido Oda.
—¿Se fue a buscar a Atsushi? —preguntó Dazai llevándose una mano a la barbilla extrañado—. Qué desenlace más inesperado…
—Ni tanto —interceptó su opinión su compañero—. Sheila adora la pareja de Akutagawa x Atsushi, por lo que no es raro que ella se fuera a buscarlo.
—Vaya amiga que tienes; es una gran pervertida —canturreó Fyodor desde el otro lado.
—Oigan, no es tan así… bueno, ella será perversa en ciertas cosas, pero es muy buena persona —explicó Oda.
—Ya lo creo… —soltó Chuuya con pocas ganas al recordar la experiencia con la ropa mojada—. ¡Ah! —de repente, escapó de sus ánimos y, sobrecogido por la ansiedad, vio a Akutagawa ser recibido por uno de los integrantes de la agencia, quien inesperadamente lo invitó a pasar, y como era de esperarse, se trataba de Kenji—. ¡Él ha entrado! —sorprendidos por semejante noticia, no les quedó de otra que tomar una decisión precipitada.
—La mafia va a actuar de inmediato ahora que Sheila entró, ¡movámonos nosotros también! —avisó Sakunosuke, a lo que todos asintieron y abandonaron de inmediato sus puestos.
Desde que Sheila llegó a este mundo, y tuvo que confrontar a Dazai de forma directa, algo en ella se removió, permitiéndole hacer juicios más justos, aunque… viendo de vez en cuando de reojo al peliblanco que lo seguía, no podía decir que todo fuera realmente justo. Sin embargo, a pesar de la crueldad del destino que podría depararle a su amor, decidió beber de la copa de la valentía, y así tocar la puerta de la agencia, la cual al menos le aseguraría un futuro seguro a su allegado, por lo que, una vez se les abrió las posibilidades, tuvieron la suerte de que fuera Kenji el que los atendiera.
—¡Oh!, tú eres ese chico peligroso de la Port Mafia —señaló sin miedo alguno el rubio.
—Vengo a pedirles un favor —aseguró Akutagawa; ella o más bien él, entendía que habían sacado la lotería cuando este chico fue el que los recibió, y como era lo suficientemente confiado, no tendrían problemas al entrar.
—¿Un favor? —sorprendido, se le quedó mirando al menos un largo minuto, cosa que incomodó a la pareja.