La tenacidad puede despertar a leones que han permanecido dormidos por generaciones, y claro, darles un sentido a su decadente existencia, lo cual los impulsaría a quemar la capa de su denigrado honor con tal de hacer justicia, cosa que les correspondía hacer tanto a Kevin como a Fran, dado que ninguna de las dos partes estaba predispuesta a pagar los platos rotos que producía un tercero, y en este encuentro donde los diferentes intereses chocaban, se definiría qué tan dueños eran de su libertad.
—¡Ahí viene otra tanda Nikola! —advirtió Oda justo detrás de éste mientras derriba a algunos de los agentes de la Port Mafia a base de puño limpio.
—¡Ahí voy! —canturreó el peliblanco emocionado, quien ondeó su capa atrapando los limones voladores, y haciéndoles desaparecer por un portal para entregarles otro destino, como el de la calle que le seguía a la de la agencia.
—¡Tsk! ¡Ese chico está demasiado metido en su papel! ¡Deberías hacer algo con su informante Hirotsu! —aconsejó el limonero, quien seguía sacando más de sus preciosas herramientas para así arrasar a sus objetivos, pero al ser testigo de cómo eran desviados sus bebés a otras zonas de la calle, terminó sintiéndose indignado.
—¡Estamos haciendo lo que podemos aquí! —avisó el vejete, quien ya había hecho un desastre con la cantidad de anuncios y autos que había tocado por la calle al intentar arrojárselos a Chuuya; este muchacho le estaba dando problemas, por eso buscaba una oportunidad de hacer que ese chico se descuidara y así tocarlo, pero éste, sorprendentemente, era más habilidoso de lo esperado—. Son mejores de lo que parecían al comienzo —entre cerró los ojos.
—¡Y aún no han visto nada! —aseguró Osamu aterrizando ferozmente sobre el asfalto después de intentar golpear a Yosano con una patada, quien lo esquivó de un salto, lo que hizo que Osamu silbara de la impresión—. ¡Vaya! ¡Y pensar que desperdigas tus habilidades usándolas para el mal! —dijo con un leve movimiento de hombros.
—¡Y tú qué sabes! —escupió la dichosa quien, al enderezarse, blandió mortalmente su arma contra Dazai, el cual, por cada arremetida que le daban, hacía caras burlescas, pues como era de suponer, Kevin estaba a un nivel diferente de ésta—. ¡Dejar atrás a esta maldita organización nunca fue una opción! —de inmediato, la sombra de su pasado entremezclada con su presente, pasó delante de los ojos de Yosano, logrando que la rabia le carcomiera el corazón con una profundidad crueldad—. ¡NUNCA LA TUVE! —refutó, y como si el tiempo decidiera ralentizarse solo un segundo, Osamu aprovechó ese gesto para acercarse desde detrás de ella; es aquí cuando le susurró.
—¿Realmente crees que eso o… solo tienes miedo? —los ojos de Yosano salieron de sí, y las palabras que éste utilizó liberó un estimuloso temblor dentro suyo, aun así… no fue suficiente como para ceder ante su acometido, por lo menos, no hasta que todos se detuvieron ante el sonido de un helicóptero que les hizo levantar la cabeza; y ahí estaba… justo sobrevolando la cede, la única persona que no podía unirse a la batalla se encontraba suspendida en el aire con un megáfono en mano.
—¡Privet, moi dorogiye! —anunció Fyodor.
—¿Qué diablos dijo? —preguntó Sheila estando con: Fukuzawa, Atsushi, el integrante que debían proteger y, claro, Rampo; los demás de la agencia estaban encargándose de otros asuntos.
—¡Dije que hola! ¡Lo siento! ¡Se me olvida que no saben ruso! —comentó, y la nave, bajó hasta llegar a una altura que fue considerada por él lo suficientemente aceptable, como para poder dejar caer las escaleras cerca de ellos—. ¡Todo está listo para el escape, pero me temo que no podré dejar venir a los de la agencia, y mucho menos a ti, Sheila! —relató, lo que hizo la mencionada enarcara las cejas.
—Esa persona… —soltó Fukuzawa con su cara llena de seriedad.
—De seguro es la hermana de Kevin, ya que reconocería su comportamiento engreído en cualquier lado —advirtió el pelinegro, quien dio un paso adelante—. ¡Yo me enfrentaré a ella! —apenas dio a entender esto, alguien se arrojó del vehículo aéreo, y cuando aterrizó, ni los dejó parpadear, porque éste los obligó a todos a retroceder, menos a Akutagawa, quien había activado su poder para defenderse de una terrible lluvia de sangre—. ¡Es ese maldito!
—¡Sheila! —gritó Atsushi, quien fue retenido por Fukuzawa al saber que no podía usar sus habilidades aún—. ¡Pero!
—Solo serías una carga para ella —advirtió Rampo justo al otro lado de Atsushi.
—Nosotros solo podemos centrarnos en proteger a ese chico mientras se encarga de este hombre, por el momento, debemos buscar una salida alternativa —comentó el de la espada, pero cuando quiso dirigirse a Yoel, él ya había desaparecido.
—¡Dónde está! —gritó alarmado el chico tigre mirando para todos lados.
—¡Wow! ¡Ese muchacho se cambió de bando! ¡Miren! —en un giro de trama no muy convencional, Yoel aprovechó la confusión para irse a subir las escaleras que el mismo Fyodor le había proveído.
—¡Es un traidor! —gruñó molesto Atsushi al cerrar los puños en aire.
—Así que planea cambiar de bando cuando ve que el barco se está hundiendo —comentó el jefe, quien se puso de pie.
—¿Lo dejamos en manos de alguien más, jefe? —preguntó Rampo.
—Si hacemos eso, vamos a tener el pierde, así que seremos nosotros los que intervendremos —este comentario, hizo sonreír orgulloso al detective.
—¡Sí señor! —sin dudas no había nadie mejor para resolver este entramado que Fukuzawa, o al menos, eso era lo que creía Edogawa.
El desequilibrio se había implantado junto al orden, dejándose entonces escuchar el bajo que escondía sus inmundas intensiones, lo cual conllevó a que Osamu debiera actuar, por lo que se retiró antes de que la batalla entre ellos y la Port Mafia cediera, aunque claro, no tuvo en cuenta que Nikola se retiraría una vez viera que Oda se fue detrás de Dazai para brindarle apoyo, dejando por defecto, un legado de traición, como a su vez, una enorme responsabilidad recaer sobre los hombros de Chuuya.