Tú, Yo y los Besos

Capítulo 15-Mateo

Parezco un loco perfeccionista cambiando los pequeños platos de dulce y adornos que rodean la tarta; pero es que, o me concentro en ello, o mis ojos me traicionan buscándola...  

Nunca la había visto con un vestuario tan ridículo y sin embargo solo ella es capaz de verse adorable con eso.

La veo reirse de las confidencias de Paula y por un momento ambas me miran.

Paula la incita y Azul camina hacia mí; trato de parecer relajado pero se me escapa una sonrisa al ver que verdaderamente soy yo su objetivo.

Después de lo de hace un rato, no sabía en que términos estábamos; cuando salí de la ducha ya ella había bajado.

— Hola de nuevo, gemelo de manicomio

— ¡Hola! —le respondo aun riendo

Sí, la Azul juguetona y relajada es toda una novedad para mí, y he descubierto que me encanta tanto como la otra… ¿Para qué negarlo? también me gusta el ácido de la otra.

— La estas pasando bien con ellos… —comento; no quiero arruinar nuestro primer intento de conversación civilizada

Mira por encima de su hombro y sonríe como quien planea alguna jugarreta antes de añadir con una cómica mueca.

— Me preguntaban si era un hada —me mira por un momento y me da la impresión de que se sonroja—por hacerte sonreír

No sé qué trama, hace un tiempo aprendí que Azul no hablaba a la ligera, que sus palabras siempre son bien planeadas, al menos para cabrearme, retarme, desestabilizarme y, probablemente muy a propósito, para obligarme a pensar en ella en las próximas cuarenta y ocho horas... pero, esto así, ni idea.

— Me han propuesto 100 pesos si logro que salgas a bailar —me dice manteniendo su mirada en mí, veo un resquicio de vergüenza ligado con algo más al final de sus ojos.

Debería preocuparme por ello pero la idea de ella entre mis brazos es demasiado tentadora.

Sin pensarlo de nuevo (si es que fui capaz de pensarlo al menos una vez) tomo su mano y camino hacia el centro donde se mueven las parejas en la improvisada pista de baile.

Ella se detiene obligándome a hacerlo con ella, y cuando me giro para ver por qué lo hace, me toco con la mirada coqueta de Paula

¡¡Vaya que me asusto!! ¡¡Lo hago en serio!!

Entonces Azul habla y siento ganas de salir corriendo

— Aquí lo tienes, Paula, me debes 100 pesos

¿Qué?  ¿No era para bailar con ella si no con Pula? wow, Azul, ¡¡¡sin dudas contigo no hay tregua!!!

Quisiera decir algo pero Paula es imparable y me coge de la mano arrastrándome hacia el centro de la pista de Baile.

Me abraza directamente, obviando el tipo de baile que están bailando los otros, recuesta su cara arrugada a mi pecho.

Es tan bajita que apenas alcanza con tacón el centro de mi tórax, nos sumergimos en un suave (e incómodo al menos para mí) vaivén hasta que Paula rompe el silencio…

— Te pareces a él: alto, fuerte... y todo roto por dentro...

Su descripción me deja pasmado. Ella está lejos, perdida en sus pensamientos.

— ¿Sabes que tuve que golpearlo con una tetera para que reconociera que me quería? —continúa —No, no es cierto, tuve que tirarlo de un puente...—ni se inmuta ante mi cara, sigue hablando— Pasó tiempo para convencerse de lo que ya yo sabía; que me quería en serio, y que él no era la basura de la que todos lo vestían

Debe estar hablándome de su esposo, así que me sumerjo en un mudo respeto.

— Siempre somos más de lo que creemos… a veces sólo necesitamos un poco de ayuda —continúa con su voz de adorable abuela— Le gustas a ella — añade señalando a Azul

— Ja —no puedo reprimir una sonrisa irónica…

— ¿Qué? ¿No me crees? —me reta tras sus gruesos espejuelos de fondo de botella.— ¡Es imposible que no le gustes cuando tienes un par de buenas posaderas! —¡añade al tiempo en el que aprieta con fuerza mis nalgas!

Salto al instante mientras ella se carcajea

¡¡Eso ha sido escalofriante!! ¡¡Me siento violado!!

Gracias al cielo, en ese justo momento Ramón se acerca para arrastrar a Paula  y se ponen a bailar y a reír a unos metros. ¡Espero que no sea de mí!

La figura de Azul aparece ante mis ojos

—Lo siento por eso —me dice —estee, emmm, ¿quisieras bailar conmigo?

Debería, en serio debería estar molesto con ella, pero al verla sé que no tengo tiempo para eso, así que la arrastro hacia mí; nuestras manos unidas, mi brazo rodeando su cintura, y su cálida palma contra mi hombro.

—Supongo que esto es un rescate —le digo en su oído, ella ríe antes de contestarme

—Absolutamente

—Entonces asegúrate de ser excelente siendo mi héroe… —le digo de forma jocosa pero al momento me asaltan las palabras de Paula...

La música disuelve nuestro silencio; intentamos seguir el ritmo de la salsa pero somos un asco. 

Azul no para de reír cuando nos equivocamos, que por cierto es muy, muy seguido; cada dos por tres me pisa y aun riendo me regala un "lo siento"

Vaya, ¡¡no sabía que ella tuviera tantos!! pero a mí no me hacen falta ninguno de ellos, y el que quería agradezco por no tenerlo; pues ahora no tuviera entre mis manos su cuerpo ni supiera de la existencia de estas pequeñas descargas que suben por mis brazos hacia mí pecho cuando con mis dedos rozo los trozos de su piel que quedan al alcance de mis dedos

La miro después de su 523 lo siento. Sonríe, se ve tan hermosa; quiero tanto besarla...

Tengo que dejar de verla si quiero evitar hacerlo.

—Venga —le digo atrayéndola— bailemos como si fuera un baile lento ¡¡que ya no aguanto mis dedos!!

Emite una suave carcajada como respuesta mientras se acopla a mi cuerpo.

Graso error, creo que esto es peor, tener su piel tan cerca, solo ha hecho que se amplien los lugares donde deseo que la conozcan mis besos...

Se lleva todo de mí mantener mis manos en su cintura, pero aunque la vivo cuqueando en juego, la verdad no me atrevo a tanto.

Azul me sorprende cuando empieza a tararear y con una naturalidad asombrosa, deja caer su cabeza en mi hombro,  temo que pueda notar lo desbocado de mi corazón ahora mismo




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