Tú, Yo y los Besos

35- Azul

Creo que si fuera un felino ya habría gastado todas mis vidas y andaría con la de repuesto; la cual, si no duermo pronto, también se irá de paseo.

Miro a Mateo, desde que entramos al establecimiento ha estado muy callado.

—¿En qué piensas? ¿Por qué tan serio?

— En que esto está bueno, pero quizá hubieras quedado más satisfecha si aceptabas mi primera oferta...

«Besos...» ¡¡Mejor no pensamos en eso!!

—  ¡¡Venga ya!! No soy tan importante como para que pensar en mí te ponga todo serio...

— No vuelvas a decir algo así en tu vida… —me exige.

Yo solo asiento sorprendida.

—Dime qué pasa… —le pido tocando el dorso de la mano que tiene sobre la mesa

Mira nuestras manos y me abandona la confianza; hago el amago de retirarla pero él es más rápido y entrelaza nuestros dedos.

—Voy a resolver esto, voy a presentarme a la policía...

No sé por qué esa idea provoca un molesto frío en mi estómago, algo me da mala espina

—¿No puedes dejar un anónimo acusándolo o algo así?

Mateo me mira titubeante como si considerara si decirme o no algo importante

—No, sería muy flojo para que den de verdad con ellos, eso solo lo advertiría.

—Yo hice un video —Interviene Alex

¡Este chico es oro puro!

—¡¡Ya está!! —chillo controlando las ganas de gritar “Eureka”— ¡¡El anónimo y el video!!

—Lu, igual yo salgo en el video…

—Okey, olvidemos el video, seré yo quien preste testimonio, como un testigo aislado de una escena donde unos chicos golpean a otro; harán un retrato hablado, los investigarán y caerán por su propio peso...

Mateo se ríe

—Reconozco que tu loco plan de hoy salió bien, pero ésta es una situación en la que no te permito entrar de nuevo

—Pero…

—No. Ese plan es muy flojo, puede que nunca los encuentren, no podrás dar muchos datos sin caer en evidencia si solo eres una observadora casual, en cambio yo...

— Pero tú también estás involucrado ¿no?

— Más de lo que te imaginas, más de lo que quisiera.

— Podrías perder la universidad, ir a la cárcel...

—Lo haré con gusto si así logro mantenerte a salvo —me interrumpe dejándome sin palabras —¿no lo entiendes? Antes era solo yo y no me importaba si era su marioneta o moría enfrentándolos... Ese Carlos de hoy no se parece en nada al que creí conocer… Podría alejarme de ti pero no resolvería nada porque ya saben que eres mi punto débil… Lo bueno de esto es que estoy seguro de que Carlos está actuando por su cuenta así que el problema es solo él. Quizá estés en su mira, quizá no... Ese es un riesgo que no estoy dispuesto a correr, más aun sabiendo que ya de antes se puso en contacto contigo…

A mala hora le conté lo de Trébol, o más bien: Carlos

— ¿Y sí...? —me calla con un dedo sobre mis labios

—Aunque me da curiosidad saber qué otro plan creó tu atronada cabeza, No.

Siento que me hundo en la silla

— ¿Cuándo vas? —pregunto y la voz me tiembla

—Esta misma noche, los dejo y voy para la comisaría

Alex y yo nos miramos…

— Vamos contigo

— Eh, no hace falta, no estoy tan embarrado en esto ¿sabes? Aparte, con esto de colaborar y todo el rollo ese de las pelis quizá no salga tan mal parado...

—No puedes detenerme; si me amarras te acusaré de secuestro, lo prometo, e igual me aseguraré de envolverme en todo esto

—Con esto no, Azul...—me advierte

—Escúchame, Mateo Adams. Es cierto, no tengo la menor idea de dónde me estoy metiendo, y aunque lo supiera no cambiaría nada pues dudo saber aún menos cómo rayos salir de todo esto... No soy ninguna cobarde, nunca lo he sido, y no empezaré a serlo justo ahora. Así que, o dejas que vaya a las buenas contigo, o te juro que armaré tal mogollón que ni te cuento...

Sus ojos amenazantes se clavan sobre mí pero yo no cedo.

— Y a ti ¿eh? —sisea entre dientes— ¿acaso vales tú menos?

—¡¡Que no, que no!! Llevas 22 años aguantando mierdas solo y me revienta que te la montes de ególatra con superpoderes; porque atiende, no lo eres... Al menos una maldita vez en la vida necesitamos a alguien, Mateo... Y viniste a escoger la peor amiga del mundo si piensas que te la vas a dar de llanero solitario. Métete en la cabeza de una vez que no vives en el planeta del principito en su estado pre-rosa; que eres humano, y como humano, al menos alguien te quiere...

—¿Me quieres? —por su pequeña mueca de miedo y sorpresa al darse cuenta de lo que ha dicho estoy segura de que se le han escapado las palabras.

Trago grueso pero sé la respuesta y creo que él también la sabe

—Sí

Mateo se queda mirándome, no sé descifrar la expresión de su rostro, pero por primera vez en mi vida no me arrepiento, está dicho

—No lo hagas… —me pide y sus palabras se instalan como un plomo en mi estómago— por favor, no lo merezco

—Lo siento, Mateo; pero justo ahora no sé cómo dejar de hacerlo… —reconozco y siento cómo mi corazón se aprieta ante la fuerte verdad que hay en eso.— Porque los amigos se quieren... —intento salvar el momento— “en serio y para siempre”. Así que supéralo y aprende a vivir con ello.

Mateo se ríe entre dientes y niega con la cabeza antes de hundir los hombros y mirarme con ojos cansados.

—Podrías hacerme más fácil el trabajo de protegerte...

— Nos necesitas, seremos tus testigos. Y no me vengas con cuentos, que como dijiste también está en juego mi pellejo, y Pánfilo, igual yo salgo en el video. — intento bromear para aligerar el ambiente— ¿Qué clase de heroína sería si no corro a la ayuda de un ser indefenso?

Me mira por un buen tiempo antes de volver a hablarme:

—Tú y tu afán de salvar el mundo...—se ríe

Sólo el tuyo, Mateo, sólo el tuyo




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