Tú, Yo y los Besos

46- Azul

Cierro los ojos y disfruto del peso de su frente sobre la mía mientras se acompasan nuestras respiraciones

Bailar con él ha sido mágico. La complicidad y las risas unida a la euforia de sabernos haciendo el ridículo ha disparado al máximo nuestra adrenalina.

No teníamos la más mínima idea de cómo se bailaba el tango y mucho menos la samba y la rumba, así que creamos nuestra propia extraña danza haciendo piruetas, saltos, giros y todo tipo de cosas que se nos ocurriera, siguiéndonos uno al otro, desentonando por completo con el resto de los concursantes pero disfrutando y riendo a la vez como nadie, experimentando en carne propia qué es eso de tocar el cielo cada vez que Mateo me alzaba en sus brazos para girarme...

Cuando terminó la música nos quedamos allí, en medio de todo ese caos; mirándonos mientras anunciaban, premiaban y aplaudían a la pareja ganadora de ese concurso que... obvio, no fuimos nosotros.

Lamenté por un momento no haber ganado cuando el público empezó a pedirles que se besaran para sellar su triunfo.

Si hubiéramos ganado tendría una justificación para darle un beso

«No somos nosotros» —recuerdo su deseo

¿Esta versión de Azul se atrevería a robarle un beso a Mateo? ¿Sería lo suficientemente valiente para hacerlo?

La luz de los focos directamente en nuestro rostro nos hace desconectar de donde sea nos hubieran llevado nuestros pensamientos.

Volvemos el rostro tratando de hacer visera con nuestras manos al tiempo que oímos al presentador del concurso

— Como todos saben, esta noche nuestro pueblo celebra la magia verdadera…, por lo que sería una infamia dejar pasar momentos sagrados como esos en los que la magia explota del modo en el que menos esperamos... por eso nuestro concurso se place en otorgar un segundo premio ¡¡A la pareja número 12 por la originalidad y complicidad en su para nada tradicional baile; quienes nos recordaron que a veces hay que extenderse un poco más de los límites para crear nuestros propios milagros!!

Un tsunami de vítores y aplausos nos embriaga arrastrándonos con ellos; Mateo y yo no paramos de chocar palmas, abrazarnos y dar saltos por haber ganado lo que sea que ese hombre diga que hemos ganado.

Dos hermosas mujeres disfrazadas de seres mágicos se acercaron a nosotros para colgar en nuestro cuello extraños colgantes al tiempo en el que la multitud hace círculo alrededor coreando:

— Ahora, para cerrar el ciclo mágico, la pareja debe sellar su dicha con un beso —anuncia el presentador

“Beso, beso, beso...” —se empieza a escuchar el coreo.

No lo pienso dos veces, rápidamente me acerco a él, tomo su cara inclinándola hacia mí, me paro en puntillas y uno nuestros labios en un suave beso.

Me aparto sin quitar mis manos de su rostro ni mi vista de sus ojos, no me arrepentiré de nada de lo que esta Azul haga...

Le miro.

Mateo está ahí, pasmado

— Hey, es solo un juego —le digo en tono suave —aparte, es tu cumpleaños y no tenía nada más que regalarte —encojo un hombro, buscando restarle importancia —Puedes considerarte afortunado, sabes que mis besos son muy valiosos.

— Uff sí, sin dudas el más valioso regalo que nunca haya recibido —dice con ese brillo pícaro careciendo de nuevo en sus ojos —sólo que, verás, hay un problema... Te mentí, no es mi cumpleaños

—Ohhh —vocalizo con cara de fingida molestia.

—Entonces... ¿Me lo quedo? ¿O tengo que devolvértelo?

Llevo mis manos a mi boca en una mueca de exagerado asombro, Mateo sonríe de un modo que juraría nervioso y me mira un poco ansioso

Sonrío

—¡Por eso me pinchaba tu nariz, pedazo de bribón! ¡Me engañaste! Quedas des-regalado, ¡exijo que me devuelvas el regalo!

Me alejo y cruzo los brazos como toque final ante mi acto de niña malhumorada.

— Ahh, que lata ser un niño honrado, pero si no lo soy jamás seré un niño de verdad —me mira de forma pícara antes de añadir con voz grave acercándose —supongo tendré que esforzarme para llegar al valor de tu beso.

Me quedo muda por un segundo. Estoy muy nerviosa, ¿habré salido corriendo? ¡No! ¡Sólo es mi corazón que parece haber iniciado su propio maratón!

— Uff, sindudastendrásqueesforzarte!! — ¡¡parezco caballo desbocado!! No puedo parar de hablar y ay, me está entrando la flojera — Aunque bueno, sabes, uno normal está bien porque no soy muy exigente y bueno si no quieres no...yo...

Me callo de golpe al sentir sus dedos en mi cara. Acaricia mis mejillas con suaves roces que hacen que mi mundo se reduzca a él, su tacto, su mirada divertida, la sonrisa en sus labios que reproduzco elevada al cuadrado, su olor, y finalmente su cálido aliento.

Ni siquiera me importa que haya notado que estoy nerviosa, ¿dónde se habrá escondido mi orgullo?

Se detiene un momento, acuna mi rostro como si temiera que su contacto pudiera hacerme daño y mi corazón empieza a interpretar una extraña danza al que se le unen danzarinas mariposas bailando desde mi estómago hasta mi pecho.

Entreabro mis labios para recibirlo ¡Si me deja así lo mato!

¡Hasta que al fin! Al fin puedo deleitarme en beber de ellos... y se me desborda el alma una vez, y otra…

Su beso es pausado, consciente, delicado, tierno, sin arrepentimientos.

Yo decido satisfacer la ansiedad de mis manos enterrándolas en su pelo como tantas veces desee hacerlo, me dejo embriagar por el vaivén de su lengua juguetona contra la mía.

Nuestros labios se despegan con pereza cuando nos falta el aire, se acerca de nuevo para dejar un corto beso y me abraza.

Las parejas hace tiempo dejaron de prestarnos atención para sumirse en bailes lentos.

La mano de Mateo empieza a moverse por mi espalda en una lánguida caricia como complemento al suave vaivén de nuestros cuerpos

"Viajo
Con piel de aventurero
Buscando tu sonrisa
Tan lejos como un sueño"




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.