Tú, Yo y los Besos

57- Azul

3 años después

Un pequeño remanso de paz se me forma dentro al contemplar la irónica belleza que se pinta ante mis ojos: La suave muerte característica del otoño volviéndose hermosa con los matices del naranja de las hojas que descienden vencidas aceptando su éxodo...

"Paz engañosa" Me pregunto si no he estado así todo este tiempo: muriendo por dentro.

Mi vida ha cambiado tanto desde que me fui que a veces me preocupa despertar y descubrir que estoy viviendo una vida ajena.

Sonrío ante el tierno recuerdo del latido que cambió la órbita de mi mundo para siempre, desplazando todo lo que creí querer alcanzar si escogía venir a este lugar: metas, expectativas, sueños que no lograron mantener su prioridad ante la avalancha de estos 3 últimos años: "los peores y los mejores de mi vida"

Soy feliz de un modo complejo, aunque la relación con mis padres no sea buena, aunque no haya podido terminar mi carrera, a pesar de los dolores en los pies luego de tantas horas de trabajo para llevar un plato a la mesa, aunque no sepa nada de “él” a pesar de encontrármelo con frecuencia en mis pensamientos... porque al final del día una sonrisa me hace entender que casi todos mis errores han valido la pena.

Valió la pena luchar por continuar el bordado del pasado sobre la piel de mi cuerpo. Sí, tonta o valiente mi decisión, no me arrepiento de ella.

La angustia me grita cobarde haciéndome dudar sobre mi supuesta falta de egoísmo; pero en mi cobardía, en mi secreto, encuentro mi confortable rincón de refugio, propósitos y sueños...

Sin dudas la Azul orgullosa ha muerto sin quedar rastro de ella.

— Hola —el cauteloso saludo me hace regresar a la tierra

— Hola —respondo

Laura suspira resignada y se sienta

— ¿Cómo has estado? —le pregunto buscando el modo de romper el hielo

—Bien

No sé qué más decir tras su escueta respuesta.

—Mira —me habla luego de uno segundos de silencio —yo no iba a hacer esto porque creo que no te lo mereces y él no se merece que pongas en riesgo todo lo que ha alcanzado. No obstante me han pasado cosas y...creo que lo entiendo... creo entender su lógica de buscar cerrar de algún modo; de sentir que ha dado el máximo.

El tono apagado de su voz junto con la información que leo en sus palabras provocan un torbellino en mis sentimientos: la dicha por él, la tristeza por mí, me mantienen haciendo trape-sismo al borde del abismo

— Cuando te fuiste la pasó muy mal ¿sabes? —me acusa— Pude verlo de cerca porque nos hicimos amigos, y de verdad que te odié por haberle causado todo eso, te odiaba aún más al ver como trataba de buscar el modo de comunicarse contigo; pero te escondiste bien, cambiaste tu facebook, tu correo, todo...

Luego de terminar la carrera yo me quedé para continuar un postgrado y pude ver como la vida de Mateo empezaba a encausarse poco a poco —remarca con una advertencia en sus ojos— cuando supo que trabajaría en la misma Universidad que tus padres me hizo prometer que te localizaría y te daría esto. Hace un año volví a España; la verdad es que no iba a cumplir mi promesa, pero aquí estoy, aunque un año tarde, así que tómalo, y hagas lo que hagas con esto, por favor, no arruines su vida de nuevo.

Deposita el sobre en el banco y se va.

Por un momento me siento tentada a irme dejándolo ahí para no saber lo que esconde esa carta pero no puedo, tengo tantas ansias de saber de él que bebería de ella aunque fuera veneno.

Ni cuenta me doy cuando mis dedos temblorosos agarran el sobre rasgándolo.

Solo tengo que reconocer su letra para que un velo de lágrimas me impida verlas.


«Azul,

La verdad es que no sé cómo empezar a escribir esta carta y ni si quiera sé que te diré en ella.

Un montón de palabras atascadas pelean por plasmarse: unas con cariño y respeto, otras con desesperación y desprecio; sin embargo, hasta aquí, cuando parece que al fin vas a poder oír "mis reproches", absolutamente todos pierden significado y solo puedo decirte: Gracias y lo Siento...

Gracias por haber llegado a mi vida, por permanecer hasta sacudir completamente mis cimientos. Gracias por robar mi cuaderno, por ser La Reina del Hielo, por tus reto, tus pleitos, tus lágrimas, tu consuelo; por enseñarme que era eso de los sentimientos, por tocar mi corazón con tu piel mostrándome que algo así puede ser sublimemente bueno, por otorgarme valor con cada uno de tus besos, por hacerme sentir necesario cuando confiaste en mí lo suficiente como para refugiarte alguna que otra vez entre mis brazos; por gritarme que la vida me exige el deber de vivirla al máximo y que lo que se quiere de verdad, vale el riesgo...

Pero sobre todo, por creer lo suficiente en mí como para exigirme un nuevo comienzo...

No puedo mentirte, me destrozaron tus últimas palabras, pero al mismo tiempo en ellas encontré el impulso para dar mis primeros pasos.

No lo dudes, Azul, me valí de tu fe en mí para arrancar; para no rendirme, para cumplir la promesa que me exigiste...

Creo, no sé, más menos... creo haberlo logrado, o eso espero...

Al mismo tiempo "lo siento" perdona mi amor todo roto, incorrecto, perdona no haber sido capaz de devolverte todo el valor que me dieron tus besos...

Me arrepiento muchísimo por sofocarte, por encerrarnos a ambos en mi cárcel, y te entiendo, logré hacerlo:

No supe caminar a tu lado, hombro a hombro, me agarré con tal fuerza de ti que como dijiste "no podías salvarme sin romperte"

No sabes cuánto agradezco que hayas sido capaz de verlo, y aunque duela, me alegra no haber tenido la oportunidad de hacerte un irreparable daño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.