Tú, Yo y los Besos

59- Azul

Dos semanas después

No dejo de pellizcar la servilleta que tengo en frente mientras esperamos que la camarera traiga nuestros pedidos

Otra vez estamos compartiendo mesa y todo esto me parece un sueño, incluso tengo que esforzarme para no quedarme embelesada viéndolo: los años le han asentado bien, se le ve sereno, confiado, elegante, lleva un traje azul rey con corbata y todo, jamás me imaginé verlo de ese modo... casi que me siento ridícula a su lado con mis vestidos de hilo y mis simples sandalias.

Mateo mira de forma disimulada el reloj de su muñeca y me duele confirmar todo lo que ya no somos…

Somos dos extraños que se conocen demasiado bien pero que al mismo tiempo no son capaces de compartir ni el silencio. La complicidad, la química, todo eso se ha quedado congelado en el pasado.

Me duele ver como frunce el ceño, me duele saber que tenerme frente no es motivo de alegría si no de tormento.

Mateo me mira vacilante

— ¿Cómo has estado?

— Bien —alcanzo a responderle

— Me alegra verte, yo también estoy bien —su sonrisa no le llega a los ojos

— Okey

No sé qué decir, o cómo...

Esto no está funcionando, fue un error venir, duele demasiado y temo caer frente a sus ojos...

— ¿Viniste para quedarte o te vuelves pronto? —me pregunta titubeando

— Tengo que volver en unas semanas....

— Ya... —habla con un pequeño deje de tristeza y casi puedo oír el caos en su cabeza

— ¿Qué pasa? —le pregunto preocupada mientras en un acto reflejo estiro mi brazo para tocar su mano

Mira nuestras manos con pánico y en medio segundo ambos las retiramos, me sonrojo

Vaya, duele aún más descubrir que ya no puedo tocarlo

— ¿Me odias? —se me escapan las palabras

— ¡¡No!! —se apresura en responder y abre los ojos como platos —yo solo... —suspira —no sé si decirte que ...

Hunde los hombros e introduce sus manos dentro del saco para sacar algo

— Si estás aquí... —esquiva mi mirada cuando extiende un papel rectangular frente a mis ojos...

Me quedo tiesa ante lo que veo.

“No lo arruines” —casi me río al recordar las palabras de Laura— no creo tener el poder para hacerlo…

Me lleva solo unos segundos procesarlo todo y entiendo... entiendo entonces que Matías nunca podrá conocer a su padre...




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