Tú, Yo y los Besos

Epílogo

Mateo

La respiración pausada de Alicia hace cosquillas sobre mi pecho, la suave presión y la calidez de su cuerpo dormido sobre el mío me hace ser consciente de que soy el hombre más dichoso del Universo

"Feliz" sí, lo soy en serio... a niveles que nunca jamás me creí capaz de siquiera

— Es perfecta —la voz quebrada de Azul me saca de mis cavilaciones —crees que...

Se le corta la voz, pero aun así sé que está pensando en Alicia, la otra, la grande, la tocaya...

Han pasado 3 años desde que su fuerza nos unió otra vez, desde que sus palabras me retaron a buscar y luchar por lo perfecto, o al menos por eso que aunque imperfecto vale el riesgo

Aquella tarde en la iglesia no unimos nuestras vidas, pero ambos hicimos la promesa de buscar nuestra felicidad y luchar por ella.

— Está bien, Caleb la cuida, lo sabes... aparte, aún no ha llegado el fin, aún hay esperanzas... Solo nos queda cuidar de ésta para que sea tan fuerte como ella, para que pague su deuda si al final pasa lo que tememos

— ¡¡Papi, papi!! —los gritos de un ansioso e hiperactivo Matías nos interrumpen.

La calidez que me provoca escucharle decir esas palabras mientras corre eufórico hacia mí recorre desde mi estómago hasta mi corazón y se me aguan los ojos.

— ¡¡Ven a ver lo que encontró el tío Alex!! —grita saltando como canguro.

Sonrío, es una pequeña avalancha.

Azul recoge en sus brazos a nuestra pitufa de 8 meses y me dejo arrastrar hacia la playa por este pequeño trozo de mí del que se me vetó tanto tiempo...

Cada día, cada segundo con él me parece insuficiente.

Amo a mis hijos; pero Matías llegó de un modo apabullante, no de forma planeada como Alicia, si no de repente, provocándome un dolor agudo por todo lo que me perdí de él y una dicha extrema por encontrar tamaño regalo.

Fue un largo proceso para que me aceptara totalmente, y aún más difícil intentar explicarle por qué no estuve con él desde siempre...

Por eso hoy, cada "papá" de sus labios es como un bálsamo para mi corazón magullado.

Azul

La imagen de Mateo y Matías corriendo de la mano se suma a los instantes de felicidad que atesoraré por siempre en mis recuerdos.

Las manitas de Alicia hurgando en mi seno me devuelven la atención a ella

— ¿Tienes hambre, mi pequeña? — ella sonríe en respuesta

No puedo dejar de mirarla y agradecer por tenerla mientras drena mi corazón con sus dulces labios cuando la amamanto.

Mientras se destruía mi mundo en aquella boda, nunca pensé que tendría que agradecerle tanto a aquella en la que vi perdido mi sueño.

— Sabes, pitufa, si no fuera por tu madrina y tocaya quizá tú no hubieras nacido, ella renunció a tu padre aunque lo amaba, dándome a mí la oportunidad de tenerlo a pesar de haberlo abandonado... A veces creo que está mal ser tan feliz cuando ella quizá no pueda serlo. Los médicos dicen que morirá pronto y me duele pensar que no podrá alcanzar ese más por el que abandonó su sueño roto, que nunca podrá saber que es tener a una tú en sus brazos a pesar de haberlo deseado tanto... La verdad, deseo desde el fondo de mi corazón un milagro. Pero si no es así deberás tú también pagar su deuda...

Mi pitufa sonríe, no me ha entendido; pero algún día, espero, aprenderá a valorar los segundos del tiempo...

Me alcanzan los murmullos secretos de las olas al morir en la arena y sonrío cuando reconozco entre ellos mis antiguos miedos, recuerdos y secretos…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.