Pasillo central del minisuper – 9:00 pm
Acomodar, limpiar, tirar basura, limpiar más. Esa es la rutina del turno nocturno, sí, es aburrido la mayor parte del tiempo. Todo el tiempo deseas que amanezca, pues si bien es aburrido, los desastres que pueden llegar a ocurrir en esas horas son realmente malos. ¿Fantasmas? ESO SERÍA MARAVILLOSO. Al menos tendríamos algo de compañía extra. Pero no, me refiero a cosas fuera de lo común. Tal vez por esto, la mayoría de la población trabaja de día.
—¿Entonces? —pregunté.
—¿Entonces qué? —preguntó Hugo.
—¿Entonces preferiste decirle primero a Marlo que tenías novio, antes que a mí? —
—No le conté, él solo escuchó nuestra conversación el otro día —
—Ajá —
—En serio. Y sabes qué, me ha mandado mensajes diciendo lo aliviado que se siente de que tú no trabajes con un hombre de verdad —
—Auch y, puaj. Es experto en dar comentarios desagradables —
—Sí —
—¿Has notado que el ambiente se pone viscoso cuando está él? —
—¿A qué te refieres? —
—A que es como un sapo verrugoso —
—¿Difícil de ver? —
—Sí, también. Es como si al mirarlo pudieras imaginar una sensación desagradable en tus manos, incluso antes de tocarlo —
—No entiendo muy bien tu punto, pero sí. Él es un poco repulsivo. —
—Sí, como un sapo. Odio a los sapos, son como los villanos del mundo de los anfibios. Parecen viejos jefes gruñones y calvos. No quiero tocar uno nunca.—
—Imagina una invasión de ellos —dijo Hugo entre risas.
—Eso no va a pasar —respondí molesta.
Entrada principal del minisuper – 4:10 am
Hay ranas y sapos trepando por las paredes del minisuper. Cientos de ellos caminan por las cajas de cereal y las frituras en bolsa. Arrastrándose con sus gordas manos, avanzan por los pasillos del minisuper. El aire está tan contaminado con un intenso aroma a humedad que es imposible respirarlo sin que den arcadas. Y como si el desastre no fuera suficiente, hay un coro incesante de ranas que no se han callado en un buen rato.
—Así que… se rompió —dijo Hugo.
—Sí…y yo que quería ir a cagar —le dije.
—Aún puedes hacerlo, pero hay una gran probabilidad de que un anfibio toque lugares que no debería de tocar —
—¿Conoces a Diana? —
—Si es la del turno de día, sí. —
—Esa —
—¿Qué pasa con ella? —
—Nada —
—¿Nada, nada? ¿O nada que yo deba saber? —
—Solo nada —
—Eres muy rara —
—Ya sé. ¿Qué hacemos con los sapos? —
—Le voy a hablar al jefe y luego vemos —
—¿Por qué se habrá roto?
En El tapón – 11:20 pm
—Sí, se está haciendo una grieta —le dije a Hugo mientras me agachaba a ver con claridad la fina línea que se extendía a lo largo del concreto.
—Sí, tenía que suceder en algún momento —respondió Hugo.
—El jefe se va a enojar —
—Sí —
—El presidente se va a enojar —
—Sí —
—¿Tú crees que el presidente le pida al jefe que le regrese el dinero que le dio para tapar el lago? — Nota: el jefe pidió mucho dinero para “quitar” el lago y en resumidas cuentas, solo lo tapó con lo primero que encontró y se quedó con el dinero.
—Todo apunta a que sí —
—Nos vamos a quedar sin trabajo, ¿verdad? —
—No. Lo más seguro es que acabemos trabajando, pero gratis —
—Si estuvieras obligado a renunciar, ¿dónde trabajarías? —le pregunté mientras me recostaba sobre el tapón.
—No sé—dijo encogiéndose de hombros.
—Primer punto: se escuchan ruidos raros aquí abajo. En segundo punto: piensa en algo, ésta no puede ser la culminación de tu vida—exclamé.
—Amm…¿peluquero? —
—Interesante —dije mientras caminaba en medio de “El tapón” —¿Crees que el jefe se enojé mucho? —
Bodega – 5:00 am
—¡¡PUTA MADRE!! ¿QUÉ PASÓ AQUÍ? —gritó el jefe mientras se agarraba la cabeza y se jalaba el cabello.
—Deberíamos decirle que se detenga, tiene poco pelo —le susurré a Hugo.
—Cállate el osico —respondió aguantando la risa y dándome una pequeña patada en el pie.
—Es que ya se ve más pelón que antes —repliqué.
—Cállateee —reclamó.
—Ni siquiera nos escucha, está muy ocupado perdiendo la cabeza…y el cabello —
—Jefe, creemos que vienen de atrás, seguramente están naciendo del viejo lago —
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Editado: 26.07.2025