Ya pasaron cinco horas desde que llegamos aquí. Nota personal: según el reloj, pero siento que llevo aquí días. No hemos hecho nada más que escuchar las canciones rusas antiguas de la madre de Rambo y estar sentados en el sillón de la sala, viendo a Rambo dormir desparramado en el sillón de dos plazas delante de nosotros. Si alguien me pidiera que describiera a detalle la casa de la señora “Que les valga verga”, podría hacerlo. He tenido mucho tiempo como para por fin “entender” casi en su totalidad la composición de la casa y el resumen es el siguiente:
La recepción está inundada de cajas, colocadas en columnas de techo a piso, llenas de no sé qué mierda, con un único camino central que lleva al baño. El baño sí es un lugar normal; ya fui hace rato. La sala está a la derecha, compuesta por tres sillones, uno de tres plazas (donde estamos Diana, Hugo y yo), otro de dos, donde duerme Rambo, y el de una plaza, en palabras de Rambo, es exclusivamente para su madre, no hay que sentarse nunca porque ella nota el cambio en la tensión de los resortes o algo así. También hay kilos y kilos de periódicos y revistas de perfumes viejos regados por todas partes.
Detrás de eso está el comedor y la cocina. Esos son lugares casi normales, a diferencia de que la cocina tiene una “isla artificial”, en realidad no sé cómo llamarle a la montaña de libros y juguetes que divide la cocina y el comedor. Este último es normal, si ignoramos la enorme cantidad de ropa vieja acumulada debajo de la mesa.
Ya muy al fondo, pueden verse los cuartos, solo dos abiertos en realidad, Supongo que uno es de la madre de Rambo y el otro es de Rambo. También hay un par más, pero están cerrados y no tengo idea de si sean la lavandería o bodegas. Es un misterio, pero no se compara al misterio del segundo piso. Sí, la casa tiene segundo piso, pero desde aquí abajo solo puedo ver siluetas de objetos al azar. Allá arriba no hay iluminación alguna y mucho menos la luz del sol puede colarse por las ventanas. Solo hay sombras y siluetas extrañas. Tal vez tenemos toneladas de objetos a punto de caerse sobre nosotros y ni cuenta nos hemos dado.
Nota personal dos: creo que hay un gato, perro o rata por ahí. Escucho ruidos de masticación, pero nunca logro ver nada.
Nota personal tres: aún no sé de dónde viene ese olor a café.
—Bueno, ya me aburrí. Si me escucha uno de los nuevos parásitos que invadió mi casa, dígame qué opina sobre la pizza con piña —dijo la madre de Rambo, sentándose en su sillón y oliendo muestras de perfumes que sacaba de una canasta a sus pies.
—¿Parásitos? ¿Yo también? —preguntó Rambo, con baba escurriéndole. Aparentemente acaba de despertar.
—Especialmente tú. Te alimentaste de mí por nueve insoportables meses, solo para salir y continuar nutriéndote de mí y causando más molestias que antes. Al menos fuiste un parásito al que le pude poner ropita y arreglar que jugara con otros parásitos. —dijo, Inhalando fuerte y sosteniendo la muestra de perfume muy cerca de su nariz.
—¡Ja! Referencia a Dr. House —exclamé.
—Ja, ja, ja, ja — rió la señora — Tú sí me agradas. —
—Gracias; y con respecto a la pizza con piña, no me gusta. —
—A mí tampoco. Tú sí puedes hablarme —dijo la madre de Rambo.
—Bien, bien, bien… ahora vamos al plan —nos interrumpió Rambo levantándose y dando unas palmadas con las manos para llamar nuestra atención.
—¿Tienes un plan? —preguntó Diana entre la ironía y la duda.
—Siempre lo tuve —respondió Rambo.
—La última vez dijiste lo mismo y te robaron la camioneta —interrumpió la madre de Rambo provocando una pequeña risita entre todos nosotros.
Rambo no le dijo nada, simplemente la miró fijo y continuó hablando. —Bien, el plan es esté:
1) Vamos a secuestrar al exjefe. No puede estar muy lejos de aquí.
2) Le pedimos ayuda a alguien para que nos contacte con el presidente y le hacemos saber que tenemos al exjefe y que nosotros somos inocentes.
3) Llevamos al exjefe a donde nos digan para entregarlo
4) Y finalmente, ser libres.
—exclamó muy serio.
—Punto número uno: ese plan no tiene ni pies ni cabeza. Punto número dos: con una camioneta se llega muy lejos, entonces sí, tu exjefe está muy lejos de aquí. Punto número tres: obviamente está esperando que tomes represalias, idiota, tal vez hasta ese sea parte de su plan. Punto número cuatro: nadie te va a ayudar, el presidente es capaz de torturar a alguien para que le diga dónde están, así que los dos últimos puntos de tu plan son una pendejada que no va a pasar. Además, ¿quién te dijo a ti que no le han puesto precio a tu cabeza? Pendejo. Y como quinto y último punto: tú no eres inocente Gervasio. Si te atrapan, a ti sí te van a matar en la cárcel. —dijo la señora “Que les valga verga”, enumerando cada punto con los dedos.
—Mamá, tú no estuviste ahí —reclamó Rambo con una tonalidad un tanto infantil.
Nota personal cuatro: es extraño ver a Rambo “amable” o “sumiso” con alguien. Me hace sentir rara ver esa actitud en una persona como él. Al menos ahora sé que respeta a su madre.
—No, pero es obvio lo que va a pasar. Si quieres salvarte, es mejor tomar algo que le dolerá a tu exjefe y que lo haga volver —dijo oliendo profundamente una muestra de perfume que parecía gustarle más de lo normal.
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Editado: 20.10.2025