Desde la voz de Diana

Ya pasaron tres días desde que encontramos los restos de Marlo. A decir verdad, mi hábito de tener profundas conversaciones en mi mente conmigo misma se ha puesto peor debido al encierro obligatorio. Estar tanto tiempo hablando conmigo misma me ha hecho pensar que sin duda estoy con gente muy rara, con conceptos de la muerte y el respeto bastante cuestionables. Aquí la más normal soy yo. ¿Cómo sé eso? Simplemente analizando un poco su comportamiento (y vaya que he tenido tiempo de sobra para hacerlo, pues Rambo nos prohibió avisar a alguien sobre el cuerpo, y para prevenir posibles fugas de información nos quitó nuestros teléfonos, así que estamos viviendo sin tecnología como los Amish).

Julia y Hugo se olvidaron del tema muy rápido, y más bien creo que para Julia fue casi como un alivio haber encontrado a Marlo así. El tipo no dejaba de acosarla cada que tenía oportunidad, también lo escuché decir varios comentarios sexuales sobre ella a personas al azar, incluso a clientes. La verdad es que era alguien bastante desagradable de tratar. Por su parte, comprendo que no le haya afectado mucho su muerte.

“Piensen en esto. Si les amputaran una pierna y tuvieran la opción de cocinarla ¿lo harían? ¿Probarían la carne? ¿Yyyy? ¿Qué método de preparación utilizarían? ¿Sopa? ¿Pozole? Para un toque más prehispánico.”

Ella es una persona muy tierna, amable y graciosa, pero que en ocasiones diga y haga este tipo de preguntas me causa pesadillas y si le sumamos el tono neutro e indiferente que siempre usa, la hace ver como una mini psicópata. Es alguien tan pequeña, con la mente de un sobreviviente de guerra. Por cierto, hace poco recordé que ella me dijo que sus padres la habían abandonado, tengo que indagar en eso, solo por curiosidad, pero en este lugar hay tan poca privacidad, que es un milagro que el baño siga siendo privado.

Hugo, por su parte… bueno Hugo no habla mucho sin importar el tema, ni le importan muchas cosas de todas maneras, él es más de ignorar las cosas incómodas y seguir adelante. Tal vez por eso nunca había hablado de su vida personal antes. Admito que nunca vi venir que fuera gay, pero supongo que algunas personas son más privadas que otras. Me pregunto cómo será su familia, o dónde vivirá. Ahora tengo muchas preguntas sobre su vida.

Rambo, ese debe de estar acostumbrado a este tipo de cosas, ya que luego de la impresión general, solo volvió a hundir el cuerpo de Marlo y con la actitud más fría que se pueda imaginar, nos obligó a volver aquí, y cuando le preguntamos qué íbamos a hacer, solo dijo: “tenía que morir algún día de todos modos”. Su madre tiene la misma actitud ante la muerte, ella ni siquiera nos escuchó cuando le intentamos contar. Ellos me dan miedo, en especial la señora.

Diablos, estoy divagando de nuevo. Trato de no hacer eso, el otro día estuve dos horas ininterrumpidas pensando y dándole mil vueltas al tema e imaginando todos los escenarios futuros posibles. Me estoy volviendo loca, estoy segura. Es por esto que los últimos días los he pasado tomando duchas largas, ojeando las revistas de perfumes de la madre de Rambo, viendo dormir a Rambo, escuchando hablar a Hugo y Julia con la madre de Rambo sobre temas realmente raros, todo con el objetivo de mantenerme distraída, porque ocupada no puedo, aquí no hay nada que hacer, a veces hasta pienso que la cárcel preventiva hubiera estado mejor. Por cierto, a la señora de la casa le encantan las revistas que tienen la opción de frotar para oler el perfume; supongo que es obvio, si tomamos en cuenta el hecho de que no puede ver. Pero, diablos, estoy empezando a creer que tiene un tercer ojo o algún poder psíquico; es extremadamente perspicaz.

Volviendo al tema de Marlo, me siento mal por él. Sí, era un pederasta en potencia, pero era una persona, a fin de cuentas, no podemos olvidarnos de él así de fácil. Mi mente se siente dividida, por un lado, estoy aliviada de que alguien tan horrible haya dejado de molestar para siempre, pero otra parte me repite una y otra vez que estoy siendo una mala persona por sentir eso. Me hubiera gustado al menos dejar una señal para que encontraran el cuerpo, pero Rambo insistió en que, si nosotros pudimos encontrarlo de noche, entonces los demás lo encontrarían eventualmente.

Tengo miedo. Me siento en un circo donde los payasos tomaron el control o en una secta donde los miembros consumen marihuana y hasta el tema más serio resulta gracioso o poco importante. ¡MALDITA SEA, ES UNA PERSONA! Quién sabe si su familia lo está buscando o si alguien esté preocupado por él, digo: todos tenemos alguien que se preocupe por nosotros.

Ahora que lo pienso, él siempre estaba solo. No creo haber escuchado de su familia tampoco. Vivía solo. Recapitulando un poco, casi no sé nada de la vida de Marlo, solo que era un perdedor patán y que vivía en un basurero.

Ahora tengo dudas:

—Disculpen, ¿creen que esté bien no sentir tristeza por la muerte de alguien? —pregunté apenada y con miedo (la señora me intimida muchooo).

—¿Lo dices por Marlo? —preguntó Julia. (A veces pienso que está aprendiendo cosas de la señora, ya que antes era más despistada, aunque esto es un poco obvio también).

—Sí —dije y todos voltearon en mi dirección. Yo agaché la mirada un poco avergonzada. ¿Acaso, habíamos acordado no hablar de eso y me perdí esa plática?

—Te está molestando eso, ¿verdad? Has estado muy callada desde que llegaron de su pueblo —respondió la señora mientras se untaba crema perfumada en los brazos. —Sí, es normal, hay muertes que no dan tristeza ni hacen ruido. Así como hay muertes que duelen, también hay algunas muertes que dan calma. Cada quien las interpreta a su manera, según le convenga y no deberías sentirte mal por cómo te sientes, es tu interpretación y punto, y tú tendrás tus razones y tus motivos para sentirte así. Hay que recordar siempre que la muerte no limpia los pecados de los muertos, sin importar lo mucho que los demás quieran hacerte creer eso —explicó tranquila. Claramente sí nos ha estado escuchando, solo que... ¿no le importa? No la entiendo.