Título: You maniac.
Personajes: Dabi, Keigo Takami (Hawks), Toga Himiko (mención), Jin Bubaigawara (mención), Krista Litzer (Oc).
Shipps: Dabi x Krista.
Advertencia: AU moderno, Quirckless, OOC leve de algunos personajes.
Canción: Maniac - Conan Gray.
Cantidad de Palabras: 1530.
D A B I
—No saldré contigo a ningún sitio —contestó tajante.
—Kris, anda... (¡hic!) ... Es, es sólo dar una... (¡hic!) ... Una vuelta —insistí, sujetándome del umbral de la puerta.
—Estás demasiado ebrio —suspiró con pesadez—. Mejor vete, Dabi.
—¡No quiero irme! (¡hic!) ¡¿Qué no lo entiendes?! (¡hic!) ¡Quiero...(¡hic!)... Quiero arreglar las cosas... (¡hic!) contigo! —vociferé con molestia al tiempo que la observaba con el ceño fruncido.
Creo que era la quinta vez en la semana, que venía a verla en este deplorable estado. Nuestra relación duró hasta el inicio del verano, es decir, cerca de los primeros días de julio. Habíamos comenzado a tener diversos problemas a causa de nuestras carreras universitarias. En principio, creímos que sería algo temporal, causado por el nuevo año que afrontábamos cada uno. Más cometimos el error de confiarnos en ello.
Supusimos que todo inicio era bueno, pero este ha sido realmente pésimo. Nuestros horarios eran más cargados, estábamos de acuerdo en ello, pero cuando nuestros días de descanso no coincidieron y apenas tuvimos oportunidad de vernos, todo fue empeorando.
Admito que quien perdió la paciencia ante aquella situación fui yo, pues comencé a reclamarle por el poco tiempo que siquiera me dedicaba a la hora de enviarme mensajes o de hablar conmigo. Luego de ello se sucedieron las discusiones, que cuando me ponía a pensarlas, tenían bases absurdas, la verdad.
Me comporté como todo un idiota con Kris en diversas ocasiones y aunque ella también tuvo su parte de culpa, soy consciente de que, quien la empujó a que me gritara o intentará reclamarme las cosas también, fui yo.
—¡No grites! ¡Despertarás a los vecinos! —, me regañó con un tono de voz moderado—. Ahora mismo no estás en condiciones de que hablemos.
—Kris, por (¡hic!)... Por favor —pedí mientras intentaba torpemente de juntar mis manos ante ella.
—Dabi...
—¿Todo bien, Kris? —, la voz de un desconocido llamó mi atención, haciéndome girar a duras penas, notando a un chico rubio a mi espalda.
En el tiempo que llevé mi relación con Kris, era la primera vez que lo veía. ¿Quién era ese tipo? ¿Nuevo vecino, tal vez? ¿Por qué la llamaba como si fuera su amiga? Debía llamarla por su apellido cuanto menos. ¿Acaso estaba interesado en ella?
—Sí, Keigo. Todo está bien —contestó ella intentando verle por sobre mi hombro—. Dabi ya se iba.
—¿Eh? (¡hic!) No... —respondí desconcertado, viéndola de nuevo.
—Sí, ya te vas —, me ordenó, percibiendo los vellos de mi nuca erizarse ante la frívola mirada que ella me dedicó.
Estaba molesta, y bastante. Tenía sus motivos, yo se los daba. Suspiré con pesadez antes de apartarme del umbral, tambaleándome un poco por mantener el equilibrio. Cerró la puerta ante mi rostro y aunque la rabia me invadió por aquel acto, no le reclamé como anteriormente hice, golpeando la madera como un verdadero desquiciado.
—No me importa (¡hic!)..., quién seas —advertí, volteando a ver al tipo que aún seguía detrás de mí——. Pero ella, es (¡hic!)..., mía.
—Ya déjala en paz y acepta que la perdiste —, su osada forma de responder me enervó la sangre—. Y mejor lárgate o llamaré a la policía —, tras ello dió un portazo, dejándome solo en aquel pasillo.
A duras penas logré llegar a la calle y ni hablar de cómo lo hice para estar en mi apartamento. Caí al suelo luego de entrar, recargándome contra la puerta hasta sentir el cansancio invadir mi cuerpo, dejándome abrazar por Morfeo.
El dolor martilló mis sienes apenas abrí los ojos. Solté un bufido de fastidio para ponerme de pie, sintiendo en el proceso como mi estómago parecía revolverse. Corrí hasta el baño, cayendo al borde del retrete, levantando de un manotazo la tapa para seguidamente, vomitar en el interior de este.
Era consciente de que mis acciones no eran las correctas, pero no era capaz de detenerme. Pensar en el simple hecho de que Krista estuviera con alguien que no fuera yo me enfermaba y volvía loco. La atosigaba con mensajes, la asediaba en los momentos libres que pudiera tener en la universidad, esto claro, dejando de lado mis clases.
Ya para cuando me di cuenta, le escribía cosas horribles, dejándole notas de voz amenazantes e hirientes, diciéndole que deseaba que muriera, que desapareciera de este mundo. No lo pasaba bien, lo sabía, su semblante denotando cansancio me lo demostraba. Se debía a todo lo que hacía contra ella, incluso les dije a Toga y Jin cosas estúpidas que terminaron por creerme.