Al entrar a la cafetería sentía como todos me miraban y entonces prefería no seguir, todos aún no olvidaban mi momento vergonzoso y más si lo tenían en sus teléfonos, me aleje despacio y me di cuenta cuando escuché una voz que me gustaba muchísimo.
-Entiendo... Pero aquí no hay nada, ya no deberíamos seguir, están extintas, ya no existen, tanto te cuesta comprenderlo- Él estaba de espaldas, una mano la tenía ocupada hablando por teléfono y en la otra sobre su cabello.
-No más con esto, soy un buen cazador, pero en este pueblo no hay, después de ese accidente, muchas murieron...-Él baja su mano que tenía en su cabello y se da cuenta que no está solo en la habitación.
Me mira de reojo, deja su mirada en mí y sigue hablando por teléfono- Quizá algunas desaparecieron, si sé de alguna yo mismo me encargaría- Cuelga la llamada sin apartar la mirada en mí y se acerca, ahora creo que la fría soy yo.
-Tienes algo que agregar, señorita Fischer- Yo levanto la mirada y el maestro de química me mira con los ojos entrecerrados.
-Nada, sólo pensaba que... -¡Fósforo!- Grita Miguel.
Yo volteo a verle en seguida con ojos de plato y me responde con una sonrisa, volteó a ver un puesto vacío, él no está... Alguien toca mi hombro.
-¿Estas bien, amiga?- Jane me mira preocupada.
-¡¿Un cazador?!- Se sorprende Jane, tú me explicaste que aquí lo único sobrenatural eres tú y solo tú, que las otras ya no... ¿Estas segura que él es cazador de brujas? Jane toma de mis brazos.
-Shhh, alguien podría escucharte... Esto me pone nerviosa, él llegó aquí para matarme pero...- Esos pensamientos de nuevo me invadían
-¿Pero qué amiga? ¿Qué sabes de él?- Jane se pone intensa- Dime, ¿Qué sucede?
-Mis padres me dijeron que ellos no existían, mi madre era bruja, mi padre humano, eso era todo, no lo entiendo... Yo soy humana o ¿Tampoco lo soy? ¿Jane?
-Tranquila, tranquila, no te pongas así, mírame linda, ¡Hey!- Jane toma mi rostro en sus manos.
Su mirada fija y ojos negros se acercan a mí, Jane detalla su mirada dejándolo pasar, él para cuando está a mi lado e intenta hablar pero suena su teléfono, cierra su boca de golpe y baja a prisa a contestar su llamada.
-Al parecer no eres la única a la que le cambian de color los ojos- Indica Jane siguiéndolo con la mirada.
-Jane, me duele la cabeza, Jane...- Mis ojos se cierran.