Un año después…
_ ¿Para qué me visitas?_ quiso saber Magnolia, entrando a la estancia al ver a su padre sentado del otro lado de una mesa; la carcelera le quitó las esposas diciendo que solo tenían una hora_ creí que no querías saber nada de mí.
_Y no deseo verte_ dijo Robert, recorriendo con la mirada a su hija mientras ésta se acercaba y se sentaba al otro lado de la mesa; se la veía más vieja que antes, sin maquillaje y joyas, sin sus tratamientos de belleza y vistiendo el uniforme de las presidiarias.
_ ¿Entonces a qué has venido?_ preguntó ella_ ¿A burlarte de mi o a restregarme tu desprecio?
_Ni lo uno ni lo otro_ respondió Robert_ te vengo a hablar de esa mujer, Ester.
_No quiero saber nada de ella_ espetó Magnolia.
_ ¿Ni que es la madre de tu nieto?_ inquirió Robert.
_Un bastardo producto del incesto_ comentó Magnolia.
_Se me dijo que tiene los ojos de tu hijo.
_Y los de ella ¿A eso has venido, a decirme que esa mujer tiene un hijo? Porque si es así, no me interesa.
_Lo que tengo que decirte es más que eso, Magnolia, que te hará lamentarlo por el resto de tu vida. Te equivocaste y por ello arruinaste la vida de tu propio hijo, de mi nieto; no debiste sacar conclusiones antes de tiempo.
_ ¿Qué quieres decir? ¿Cómo que me equivoqué?
Ester se encontraba en la casa de sus padres en Nueva Orleans, había regresado con ellos luego de las fiestas de fin de año, acompañada de Jules; su amiga Amanda se quedó en Nueva York su vida ahora estaba allá. No se había casado con Jules, pero él aun así decidió fingir ser el padre de su hijo y ella no lo discutió, sus padres le preguntaron cuando se casarían, pero Ester les dijo que no habría boda, eso los molestó un poco mas respetaron la decisión de su hija. Habían pasado seis meses desde la muerte de Chazz, como para pensar en una boda. Axel le arrojó agua de la bañera y ella sonrió a su pequeño hijo, lo estaba bañando después de que el niño considerara divertido untarse la crema de calabaza en la cara y la panza, mientras ni su madre ni su abuela lo veían distraídas con los quehaceres de la cocina.
_Eres un niño muy travieso, Axel_ dijo Ester, secando los cabellos de su hijo que no paraba de reír; lo envolvió con la toalla y cogió su rostro con ambas manos, él la miró fijamente_ tienes unos ojos preciosos ¿Sabes?
El pequeño volvió a reír y Ester depositó un beso en su suave fuentecita, lo alzó y lo llevó a vestir. Cuando acababa de ponerle los pantalones al inquieto hijo de Chazz, le llegó la voz de su madre llamándola desde el vestíbulo, Ester gritó diciendo que ya bajaba. Al llegar a la salita con Axel en brazos, ve a los visitantes sentados en los mullidos sofás de su madre, dos hombres, uno más joven que el otro; el más anciano, es el mismo que ella vio cerca del ataúd de Chazz aquél día y es quien se pone en pie, y se le acerca.
_Debo asumir que tú debes de ser Ester_ dijo Robert Russell, a modo de saludo.
_En efecto ¿Y usted, es?_ preguntó Ester. No estaba segura de si era quien se imaginaba que era.
_Soy Robert Russell, el abuelo de Chazz Norris_ respondió Robert
_Am, hola, es un gusto conocerlo, señor Russell_ expresó Ester, tratando de ocultar a su hijo sin logar nada, como si pensara que ese señor estaba ahí para quitárselo si lo reconocía o peor aun anunciar ahí delante de su madre que era el hijo de su propio hermano.
_Descuida no vine aquí para lo que estás pensando_ comentó Robert_ estoy enterado de todo y después de lo que tengo que decirte, imagino que ya no querrás ocultar nada.
_ ¿Ocultar qué, Ester?_ preguntó su madre.
_Nada, mamá_ contestó Ester_ ¿Podrías, por favor, déjanos unos momentos a solas, a los señores y a mí?
_Muy bien, estaré en la cocina si me necesitas_ dijo la mujer, cogiendo a Axel en brazos cuando Ester se lo entregó_ llevaré a mi nieto a comer, seguro ha de tener hambre después de tirarse la crema encima.
_Bueno ¿De qué quiere hablarme, señor Russell?_ quiso saber Ester, una vez se sentaron después de que su madre se retirara.
_Primero déjame presentarte al señor Brown, es el abogado de Chazz_ dijo Robert, señalando a su acompañante.
_Es un gusto conocerla al fin, señora Carter_ saludó el abogado, dándole la mano a Ester.
_Lo mismo digo, supongo_ expresó ella, estrechando la mano del hombre con gafas y cara de amistoso, era algo apuesto.
_Supongo que te has de preguntar por qué está aquí el señor Brown_ comentó Robert_ verás, mi nieto te heredó absolutamente todo lo que él poseía, Ester, por eso está aquí su abogado.
_ ¿C-cómo? ¿Heredarme a mí qué?_ Ester estaba anonadada.
_Según el señor Norris, usted era la única persona en quien él podía confiar realmente_ empezó a decir Brown_ la última vez que nos reunimos redactó su testamento y no dejaba de repetirme que usted era alguien real y nada ambiciosa, que no le importaban los lujos y que le había robado el corazón con su sencillez. Por esa razón la nombró su heredera y también porque no quería que el hijo de usted pasara penurias.
_Pero yo no quiero su dinero y mi hijo no pasará penurias_ protestó Ester <<Aun después de muerto me sigues dando dolores de cabeza, Chazz; no sé si alegrarme por ello o enfadarme, pero pensar que nuestro hijo pasaría penurias ¿Qué diantres te has creído…?>>_ soy perfectamente capaz de mantener a mi hijo.
_Y eso el señor Norris, no lo ponía en dudas_ alegó Brown_ él sabía que usted reaccionaría de ese modo y me pidió que le dijera que no fuera tan orgullosa, señora Carter.
_Piensa en tu hijo, Ester_ le dijo Robert_ Chazz no te pide que nades en su herencia sino que la uses como mejor te parezca, y qué mejor que hacerlo dándole una buena educación a ese pequeño. Pagar una carrera es costoso y tú ya debes de saberlo.
_Ni siquiera sé si la merezca_ Ester miró sus manos, apretadas en puños sobre sus piernas, no quería verlos y que notaran que estaba a punto de llorar.
_Te mereces eso y más, Ester, tanto tú como mi nieto sufrieron por la culpa de mi loca hija_ expresó Robert, alzó una mano para evitar que ella dijera algo_ escúchame, antes de que digas o sigas pesando nada más, si no cuento esto ahora tal vez no lo haga nunca y es que tienes que saber una verdad ¿Recuerdas que Magnolia te dijo que eras la hermana de Chazz, porque abandonó un bebé justo aquí en Nueva Orleans? Tienes que saber que hice mis propias averiguaciones, tenía que estar seguro de que fueras mi nieta cuando Magnolia me contó sobre ti. Era ella quien ordenó espiarte ¿Sabes?
_No quiero que me cuente nada más_ comentó Ester, mirando hacia el lugar donde antes había estado su madre_ mis padres no saben nada, creen que mi hijo es de Jules, no podrían soportar la verdad… es horrible.
_En efecto, sería horrible, sí, pero solo si esa fuera la verdad_ dijo Robert.
_ ¿Qué quiere decir?_ preguntó Ester.
_El día en que Magnolia abandonó a la bebé, ese mismo día alguien dejó otro bebé en el mimo parque_ comenzó Robert_ solo que a diferencia de mi desquiciada hija, no fue a propósito sino un accidente. Al parecer la otra mujer se había alejado un momento de su bebé para comprar un helado, supongo que era por el calor del verano, dejando el cochecito junto al banquillo; estaba sola, nadie se dio cuanta siquiera y ella nunca llegó al carrito de los helados, se me dijo que un ladrón la apuñaló para robarle la cartera hiriéndola en un punto vital, esa mujer murió sin poder siquiera decir algo_ Ester se llevó las manos a la boca <<Oh Dios, eso es terrible>>_ la atacó justo cuando se descubría al bebé que dejó Magnolia en medio de la plaza, cuando las autoridades llegaron, se retiró el cuerpo de la mujer asesinada y cuando se llevaban a mi nieta en medio del asombro de las personas por una cosa y la otra, un joven descubrió el otro bebé al pasar junto al coche, lo escuchó llorar y avisó a uno de los agentes. Ese otro bebé eras tú, Ester. Tu verdadera madre nunca te abandonó y creo que jamás lo habría hecho, simplemente nadie notó cuando ella se separó del cochecito, la atención estaba en el bebé abandonado a la vista muchos, luego la atención estaba también en el robo y el asesinato de tu madre que tampoco se dieron cuenta del bebe que lloraba a la sombra de un árbol, demasiado ruido; de no ser por aquel joven quién sabe qué habría pasado contigo. Sé que parece increíble de creer, pero como ya te dije, hice mis propias averiguaciones y tú no eres mi nieta.
_Pero su hija…
_Magnolia solo estaba ciega por su estatus social, por el qué diría la prensa; ella solo preguntó por un bebé abandonado cierta fecha en un parque de Nueva Orleans, no preguntó por cuál de los bebés, porque sabía que eran dos, había visto las noticias después de dejar a mi nieta, este hecho lo pasó por alto y así supuso que eras su hija cuando servicios sociales le dijo que habías sido adoptada.
_Pero también está la posibilidad de que ella no se haya equivocado, Chazz y yo tenemos el mismo color de ojos.
_Muchos pueden tener el mismo color de ojos y no ser parientes ni cercanos siquiera, Ester Carter. Conozco muy bien los ojos de mi hija y mi difunto nieto, y tu no posees los mismos, no tienen la misma forma; sí, tienen el mismo color, pero diferente forma. Magnolia también se dejó llevar por el color de tus ojos porque los de mi nieta también eran azules, incapaz de usar la razón. Tú y mi nieto, debieron ser más listos y haceros una prueba de ADN, si de verdad se querían y deseaban estar juntos.
_Sí nos queríamos y mucho_ replicó Ester_ pero creo que nos ganó la sorpresa y no pensamos con la cabeza. Yo no pensé con la cabeza y lo di por hecho alejándolo de mí, pensando que era lo correcto.
_Comprendo_ dijo Robert.
_ ¿Y qué ocurrió con la otra bebé, que fue de ella?_ preguntó Ester, secándose las lagrimas con el dorso de la mano, sorbió por la nariz, sentía que se le salían los mocos y deseó tener un pañuelo o que alguno de aquellos hombres fuera tachado a la antigua y llevaran alguno con ellos.
_Fue adoptada también_ respondió Robert_ sin embargo, falleció en un accidente de tránsito junto con sus padres adoptivos cuatro años más tarde.
_Lamento lo de su nieta_ expresó Ester.
_No lo lamentes, no se lamenta algo que no se siente, como no se extraña algo que no se conoce_ comentó Robert, fríamente_ y yo nunca conocí a esa nieta.
_Usted sabe todo_ dijo ella.
_Cuando deseo algo procuro excavar muy a fondo para obtener lo que quiero_ contestó Robert_ en este caso, información; así que sí, al parecer se mucho como no se mucho.
Ester se queda en silencio unos momentos, no entiende lo que dijo Robert de saber y no saber mucho a la vez, pensó que el viejo no estaba muy en sus cabales o que se creía una especie de Gandalf con sus sabias palabras que a veces no se logran comprender. Además, aquella era mucha información que sopesar, no era su hermana << ¿Oíste eso, Chazz? No soy tu hermana, jamás lo fuimos, pero tú ya no estás aquí. Eres un tonto>> se mordió el labio, reprimiendo las lagrimas que amenazaban con volver a brotar de sus ojos, sentía un dolor terrible cuando este había amainado desde que se enteró de la muerte de Chazz. Lo extrañaba y mucho.
_ ¿Cómo se llamaba mi verdadera madre, señor Russell?_ inquirió ella, luego de calmarse un poco.
_María León, me parece, latina_ comentó el abuelo de Chazz_ eran ella y tú, nadie más, no tenía familia. Así que tu única familia, ahora, es esta que tienes aquí, tus padres adoptivos y tus hermanos.
Se hizo otro prolongado silencio que fue interrumpido por el abogado cuando carraspeó.
_ ¿Señora Carter, aceptará la herencia?_ quiso saber Brown_ si no la acepta irá a parar a otra parte.
_ ¿Qué dices, Ester, aceptas la herencia de mi nieto o no?_ preguntó Robert_ debo reconocer que me sorprende que él le haya dado a alguien más su dinero, era bastante materialista y amante del dinero como para heredarlo a alguien. Pero tú lo cambiaste.
_No lo quiero_ contestó ella.
_Piénsalo bien_ expresó Robert_ podrás darle un futuro a tu hijo y en caso de una emergencia no tendrás que pedirle ni deberle nada a nadie.
<<Pero todo ese dinero no me regresará a Chazz, su amor, sus caricias, sus besos, su voz…>>
_De acuerdo, por Axel, solo lo hago por él y también por Chazz_ comentó Ester <<No quiero volver a rechazar algo más de Chazz, sería como rechazarlo a él también ¿Verdad?>>
Ester firmó entonces los documentos y aceptó la herencia de Chazz, su dinero, sus casas tenía dos una en los Ángeles y la otra en Malibú, sus coches, todo. Luego Robert y el abogado se fueron, y ella decidió contar todo a sus padres, lo que vivió en Nueva York, sobre Chazz y qué él era el padre de Axel. Sus padres al principio se sorprendieron, sí, pero una vez ella les explicó todo no se enojaron si quiera y la comprendieron; sus hermanos por su parte la felicitaron por volverse adinerada de la noche a la mañana, diciendo que podía tener todo lo que quisiera, pero ella sabía que no era así, lo que Ester quería no podía tenerlo. No se había enamorado de Chazz por su dinero, como tal vez pensaban sus hermanos mientras debatían quien de ellos se quedaba la casa de Malibú; se había enamorado del actor por su forma de ser, su arrogancia e insistencia, de las múltiples facetas que poseía, distraído, enojado, dolido, feliz y todo en un momento, se había enamorado de la sensación de tenerlo cerca, de su calor, sus besos, sus abrazos. Amaba a Chazz y a nadie más, y así será por siempre.