- Sebastián, ya llegamos- Jhon no era mala persona, ni mal policía
Me había ayudado antes y siempre se lo agradeceré
No di respuesta, baje de la patrulla y mire hacia la puerta de aquella enorme casa
La casa hogar "Hope" por qué segun ellos, siempre había un poco de esperanza de formar una nueva familia
Jhon me acompaño a la puerta, no por cortesía más bien para que no volviera a escapar
Entramos y esperamos un poco, una mujer algo joven con el cabello recogido y anteojos nos llevo a la oficina de la casa.
- los señores Robinson los estan esperando- nos dijo con una sonrisa
Comence a sentirme nervioso, hacia tiempo que no iba a una casa hogar. Y ahora estaba en la primera casa a la que me mandaron, la primera de la que escape
Me preguntaba si se acordarian de mi, talvez una pregunta tonta, ellos llevaban registros y era obvio que tenían el mío
- Sebastián, yo hasta aquí llego- habló Jhon colocando su mano en mi hombro- dale una oportunidad a este lugar talvez por fin encuentres lo que buscas-
Dio media vuelta y se marchó
Poco después descubriría cuánta razón había en sus palabras
Di dos golpes leves con los nudillos a la puerta de madera frente a mi
- pasa- escuché la voz de un hombre detrás de la puerta
- buenas tardes- saludé
- Buenas tardes, tu eres Sebastián Adams?- pregunto sin mirarme un hombre algo mayor y regordete
- el mismo- respondí notando como su acompañante una mujer con cabello castaño lacio le arrebataba la hoja de sus manos
- así que tú eres el chico Houdini- dijo el hombre con tono de broma
- vaya que tienes fama, ahora te haré una pregunta y quiero que respondas con sinceridad- la mujer tenía una mirada fría y sería- cuánto tiempo piensas quedarte?-
Aquella pregunta me tomo por sorpresa, se suponía que debía encargarse de mi, su trabajo era mantenerme en aquel lugar, y hay se encontraba frente a mi, técnicamente preguntándome cuando planeaba escaparme
- no lo se- conteste
En algún otro momento de mi vida ubiera dicho un par de horas o cuando mucho unos días, esos días jamás se convertía en semanas, mucho menos en meses
Pero mi respuesta fue sincera, ya me había cansado de huir
- avisanos con tiempo, para saber si tendremos libre algun lugar- su mirada fría regreso a las hojas frente a ellas
El hombre la miro de reojo y luego a mi, me sonrió con pena como pidiendo disculpas
- llamaré a alguien para que te muestre donde dormiras-
- yo lo llevare- aquel hombre se puso de pie y camino a la puerta con la mirada fría de la mujer clavada en su espalda
- gracias- dije antes de salir
Caminamos por un pasillo largo, y solo cuando estuvimos a varios metros de la oficina el hombre hablo
- soy Mark Robinson, disculpa a mi mujer es algo estricta con la casa- su mirada era lo contrario a su esposa
Solo asentí, no sabía realmente que responder, el silencio se hizo incómodo aunque realmente lo había ignorado.
Lo seguí por el pasillo llegando a un ascensor, todo en aquel lugar parecía viejo, sacado de un libro, excepto por el ascensor, pareciera nuevo y las marcas en las paredes me decía que no tenía mucho que lo habían instalado
Subimos un par de pisos, llegando al quinto
- los dos primeros pisos son de salones, donde dan cursos y algunas clases, los pisos 3, 4 y 5 son las habitaciones, y el último piso nos pertenece a mi familia-
3 pisos de puras habitaciones, aquel lugar estaba lleno de huérfanos, aquella casa hogar se encargaba de niños de 10 años a los 18 años, que cuando cumplían la mayoría de edad debían marcharse.
Yo ya tenía 16 años, me faltaban un par de meses para cumplir los 17 y en un año más seria libre.
Aquel lugar estaba a su máxima capacidad según había dicho Jhon, pero era de suponerse
Las personas que quieren adoptar, adoptan niños, bebés de preferencia, nadie buscaba adoptar un adolescente con ideas propias que les hiciera batallar
- está es tu habitación, tu compañero es Mateo López, es callado así que no creo que tengan problemas-
La puerta tenía un 23-5 metálico en ella, el señor Robinson tocó la puerta y un joven de mi edad abrió la puerta
- mateo, el es Sebastián, tu nuevo compañero- me entrego una pequeña hoja de color azul con información
Mateo solo asintio y se hizo a un lado para dejarme pasar
- cualquier cosa que necesites no dudes en preguntar- fueron sus palabras antes de cerrar la puerta
En la habitación había dos camas, un par de muebles y una gran ventana en el centro
Mire a Mateo, un chico de piel tostada y cabello ondulado
- esa es tu cama, puedes usar ese mueble para tus cosas- su Voz era grave y rasposa, aunque la manera en que sonrió al terminar de hablar me decía que no era alguien de quien temer
- gracias- camine ala cama y dejé mis cosas en el suelo, no me sentía con ánimos de acomodar nada
- como te llamas?-
- Sebastian-
Mateo dejo de hablar por unos minutos, era verdad que era callado, yo en cambio podía hablar por horas con la persona adecuada
Sin darme cuenta mis ojos se comenzaron a cerrar, y en unos segundos me dormí
...