Tus Rosas, mis espinas

Demonios internos

<< ¡Solo quiero estar solo!, — ¡¿Emma por qué lo hiciste?!—, — ¡Mátame! —,                                                 — Abuelo…—>>

—¡Ah! —Grité de un salto que casi me hace caer al piso— Así que fue un sueño… ¿espera qué? ¡Ah! sí es cierto salvé a una loca el día de ayer…y ahora tengo una pierna enyesada … ¡Dios! ¿Por qué no puedo tener una vida norm…? —Antes de poder terminar la oración se escuchó una voz que me erizó la piel

–Buenos días, te traje el desayuno —Dijo mi nueva ¿“inquilina”?

—Gracias —Respondí algo desconcertado— ¿Qué haces aquí? ¿Te quedaste a dormir? ¿desde cuándo estás despierta?

—Wow son muchas preguntas. Bien, primero, me llamo Marie; soy la chica que “salvaste” ayer —Marcó en exceso las comillas con las manos— No pienso contar los detalles. Recuérdalo tú solo. Segundo, solo te diré que era muy tarde para irme a mi casa, así que me quedé en el cuarto de huéspedes. Tercero, desde hace una hora. Me duché, puse música. Por cierto, tienes el sueño pesado. —Caminé por el cuarto para enumerar todo lo que hice— También desayuné y me tomé la molestia de venir a ver como estabas; además, traerte algo por si tenías resaca —Respondió ella con una dulce sonrisa.

Esta chica en verdad se va a adueñar de mi casa, Bueno, estoy exagerando un poco. Además,  tampoco voy a regañarle por quedarse, soy un caballero después de todo.

—¿Pasa algo? Te quedaste durmiendo despierto  –Me preguntó—

—¿Eh? No, nada, solo que preguntaba… ¿Cómo llegue aquí? Creí que amanecería en el sofá –Respondí después de dar una mordida al sándwich que me trajo

—Te traje yo, obviamente. Creo que el exceso de bebida borra tu memoria o te hace más estúpido. —La miré enojado— Por suerte estoy aquí para recordarle, querido alcohólico, lo que hizo en la noche. Usted se quedó dormido arriba de mesa… de hecho no sé cómo te subiste, pero estabas ahí con tu botella en mano como amigos inseparables —Se rió burlona— Bueno ya me perdí un poco, el punto es que te bajé de ese lugar, te quité a tu amiga y te traje hasta aquí… Así que de nada…

—Vaya pues qué amable, pero y tú…

—¿Yo qué? —Dijo mientras me miraba como si me pudiera analizar con la mirada— ¿Te refieres al plato y la bandeja? Los encontré cuando me puse a husmear un poco para hacer de comer. Soy buena huésped, no te tuve que molestar para decirme dónde están las cosas —Lo dijo con el pecho inflado como si revisar la casa de un extraño fuera un orgullo

—Qué amable… Oye después de la historia perdí el apetito, pero lo que probé estaba muy rico —Dije mientras levantaba el pulgar, ella solo me vio con una cara molesta

—¡No! Tú comes todo, me esmeré mucho para prepararlo —Dijo después de darle una mordida— Además está muy bueno come o... ¿quieres que te lo dé en la boquita? —Se burló de mí—

—¡No! Ya está bien, señorita —Tomé un bocado— Estás peor que mi madre, peor que una novia, me tratas como si fueras tu mi ama —Dije entre bromas—

—¿Tu ama? No suena tan mal… —El doble sentido hizo que su actitud altanera flaqueara, ¿quién lo diría?— Me refiero a mandarte no a otra cosa —Dijo algo con sus labios, pero su cara reflejaba un rubor muy fuerte—

—Oye tranquila, yo no dije nada ¿o sí?— Dije con una voz pícara, tratando de contener la risa— Está muy bueno, delicioso de hecho— dije soltando una ligera sonrisa, lo mejor era cambiar de tema—

—¿En serio? me alegro que te guste —Respondió ella—

—Pero me molesta el hecho de que hayas cocinado ya que te había dicho que yo mismo me cocino —Dije mostrando una ligera molestia, en este estado es lo único que voy a poder hacer. Es algo frustrante ¡yo hago de todo! Me enorgullezco de ser independiente y valer por mí mismo desde hace un tiempo. En este estado solo me siento un inútil.

—¡Qué lástima! Debiste levantarte temprano, tenía hambre y no te iba a esperar. Sin contar que me levanté para hacerte desayuno, pues el doctor dijo que nada de esfuerzo y ayer rompimos una de las reglas —Soltó una risa, pero después dijo algo con una voz más suave— Mira, no será todos los días así que no te acostumbres; mientras esté aquí no te permitiré hacer cosas difíciles así que hazle caso al doctor y descansa. Además, prometí cuidarte te lo debo…

En verdad eso fue algo dulce, no sabía que la chica podía ser así de tierna. Bueno… la conozco escasas horas, pero su primera impresión era otra: una completamente diferente a la que veo ahora

—Gracias, pero déjame hacer algo no voy a estar de parásito con una invitada al fin y al cabo —Dije ya más calmado—

—No me in-te-re-sa ser tu invitada; vine a cuidarte y así será ¿ok?

—Está bien, gracias… Oye ¿te puedes ir, por favor? —Dije mostrándole la salida—

—¿Ahora por qué esa actitud? —Respondió cruzando los brazos—

—No es ninguna actitud, me voy a desvestir y vestir… pero si quieres puedes ayudarme —Dije de una forma que se entendiera mal y soltando una risa

—¿Crees poder solo? Puedo ayudarte —Dijo con voz calmada, pero su rostro se encontraba enrojecido—




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