Tus Sombras Abrazan Mi Silencio

Capítulo 1:Los ecos del silencio

“Algunos nacen con una canción en la garganta.
Otros, con un grito que no pueden soltar.”
— Fragmento del Canto de los Sinvoz

Me llamo Kael.

Y si alguna vez oyes ese nombre susurrado en los corredores de la noche ,sabras que no es por gloria. Nadie canta canciones sobre los que callan. Nadie escribe versos sobre los que huyen.

Nací en un pueblo tan pequeño que ni siquiera tenía nombre. Lo llamábamos "el borde", no porque estuviera en los mapas, sino porque era justo eso: el borde de todo. Más allá, sólo había bruma, y más allá de la bruma, los susurros.

Mi madre decía que fui un niño silencioso. No lloré al nacer. No reí durante mis primeros inviernos. Solo escuchaba. Era como si ya supiera que el sonido tiene precio, y que el silencio —ah, el silencio— era oro para quienes sabían usarlo.

Mi padre era cantor. Pero no de los que entonan canciones de taberna. Él cantaba fuego. Literalmente. Con una palabra, encendía la chimenea. Con una nota, derretía el hielo que se formaba en las esquinas del techo durante las noches más largas. En aquellos días, yo creía que todos los padres hacían eso.

No supe hasta mucho después que mi padre estaba condenado por ello.

Él nsolía decir que las canciones no eran solo sonido, sino forma. Que cada palabra tenía una raíz más profunda que la tierra, más antigua que los dioses. Me hablaba de los Cánticos Primarios, de los antiguos que podían dar nombre a las cosas y así controlarlas. Yo no entendía. Solo me sentaba a su lado y escuchaba su voz, como si fuera el latido del mundo.

Y luego, una noche, dejó de cantar.

Lo recuerdo con una claridad insoportable. El fuego no respondió. Las llamas, sordas, no bailaron. Mi madre gritó. Mi padre cayó. Yo... no hice nada.

Fue ahí cuando comenzó mi historia. No cuandno nací. No cuando hablé por primera vez. Sino cuando escuché el mundo apagarse.

Dicen que el silencio no tiene forma. Mienten.
nk
El silencio tiene cuerpo. Tiene peso. Se arrastra como un animal herido. Se esconde en las grietas del alma y te muerde por dentro. Desde aquella noche, el silencio duerme en mí. A veces, se despierta. Y cuando lo hace, el mundo tiembla.




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