Tuy@ desde el verano

Capítulo 11

-Voy a trabajar - grita, abriendo la puerta de la casa.

Volviéndose hacia el quad, sus ojos enfocan el ramo en el asiento, por lo que dice:

-De nuevo - bajando la mano con la llave en ella a lado del cuerpo con fastidio. 

Como el día anterior, dirige la mirada a su alrededor en busca de quien pudo haber dejado el ramo. Confirmando que no hay nadie, lleva el ramo en casa.

Poniéndolo en la mesa, dice a mamá:

-De nuevo dejaron el ramo.

-Bueno, ¿Quién hace eso? ¿Dónde vamos con tantas rosas? Hasta un vaso utilizaste - dice, dirigiendo la mano hacia el vaso donde están las cinco rosas de ayer.

-No lo sé, en la calle no hay nadie y las flores están sin ningún remitente.

-Nada déjalos ahí, voy a ir a comprar un florero antes de ir al trabajo.

-Está bien, aquí los tienes - dice, quitando la mano de las flores que dejó en la mesa del comedor. -, yo me voy a trabajar.

Volviendo a su quad, Ingrid encendió el motor para dirigirse al cine, disfrutando del viento en su pelo mientras pasa por las calles de la ciudad.

Como siempre, se estaciona junto al cine para que desde su sitio de trabajo lo pueda ver, que es una caja redonda y larga. Contiene lo básico, una computadora para registrar las ventas, caja registradora, todo en una mesa donde puede guardar sus cosas y donde cuando la calentura del día es insoportable tiene un ventilador.

-Buenos días, Ingrid - la saluda guardia de la puerta.

-Hola, buenos a ti también - le devuelve mientras se acomoda en su lugar de trabajo.

-¿Cuándo te tomarás un descanso? - la pregunta, sabiendo cuanto es dedicada.

-No lo necesito y sabes que cada centavo llega bien.

-Siempre, me lo dices a mí.

-Sí, es cierto. ¿Cómo está tu nieta?

-No me recuerdes, que todavía no me he recuperado de la noticia.

-Si lo mismo no me digas en unos años, no te pregunto ahora.

-Esperamos entonces que hasta ese día me he acostumbrado.

-Nos vemos después - lo despide, lista para comenzar con el trabajo.

El día se movía lento como siempre, una pareja, unos niños. Los huecos llenaba con el celular, leyendo un libro y poco de crucigrama.

-Un boleto - viene de la voz masculina que la hace levantar la cabeza.

-Aquí tiene.

-Gracias.

No queriendo levantar sospechas, Óscar hoy la dejo manejar la situación y se fue con mala expresión. Tuvo la esperanza de que las veces que se vieron y hablaron significo algo para ella, sin embargo, lo trato como a un desconocido. El trato amable que le dio hasta ahora se debió seguramente al trabajo, lo que le dejó claro que lo espera mucho camino por recorrer todavía si quiere llamar alguna atención en ella.

Después de haber terminado Venganza impecable, Óscar abandono el cine y desilusionado, miro a la dirección de Ingrid mientras pasaba.


 

-Hey - la saluda Klarrisa, desde el otro lado de la caja.

-Hola, ¿Qué haces aquí? - sorprendida pregunta, levantando la ceja.

-Vine para ver tu lugar de trabajo y por unos boletos para esta noche.

-¿Te los doy ahora?

-Pueden esperar, eso sí, ¿Si tienes tiempo?

-Si, como ves, no hay nadie - dice, moviendo la mano adelante de sí.

-Nos traigo unos jugos, ¿O quieres café?

-Jugo, está bien.

-Ahora vuelvo - dice, alejándose con el paso atrás.

Mientras espera, Ingrid salió con dos sillas y las puso a lado de la caja.

-Adentro no cabemos - aclara porque está afuera con las sillas.

-Está bien, a mí no me molesta - dice Klarrisa, sentándose después de haberle entregado el jugo.

-¿Cómo has estado, en casa?

-A penas tengo contacto con mamá, así que bien, sin embargo, ella sigue con su actitud.

-Otro no era de esperarse.

-Las chicas me obligaron a salir, si no, hoy no salía. Después bajé a ver a Baldo y ahora aquí.

-Es mejor que sales que matarte en casa o que tu mamá te cierre de nuevo.

-Si y estado de ánimo me mejoro. Desde hoy estoy en una relación, ya no la esconderé al público.

-Mi apoyo tienes y cruzo los dedos por ustedes.

-Gracias - le agradece tomándola de la mano.


 

Ingrid siguió trabajando durante unas horas después de que Klarrisa se fue. Dirigiéndose entonces a casa, Ingrid la encontró vacía, a excepción de las rosas. Se dedicó a cambiar el agua a los de ayer antes de dirigirse a su cuarto por un cambio de ropa para irse a dar un baño.


 

Óscar, por su parte, regreso a casa después de la película, intentando mantener una conversación sensata con su madre.

-Mamá, ¿Me vas a escuchar? - la pregunta mientras ella le da la espalda.

-No me interesa escuchar nada de lo que me tienes que decir sobre ese tema - lo informa, cruzada de brazos.

-¿Y si te portas un poco razonable?

-Yo soy razonable, son ustedes los que no lo son. ¿Cómo se les ocurre permitirle a Klarrisa una relación así?

-¿Y qué tiene de malo en su relación? ¿Eso que él no tiene dinero?

-Exacto.

-Eso no es la razón válida, si todos nos valemos de esa estúpida regla de pasado, ¿Dónde llegaríamos a parar?

-En no mezclarnos.

-¡Por Dios! ¿Qué dices? - grita, parándose de un salto. - No puedes pensar así de anticuada.

-Mi pensamiento no tiene nada que ver con anticuado, tiene que ver con los modales, con la educación y buena vida. ¿O quieres que tu hermana viva en una choza?

-Mientras tiene nuestro apoyo eso no va a suceder, además Baldo escribirá una carrera por el bien de mi hermana y para que tú y papá le otorgan el permiso.

-Nunca, ni en mil años y con toda la educación de mundo, yo no quiero un hombre sin el pasado para mi hija.

-Él tiene su pasado y solo por no ser la de dinero como la tuya no vale menos. Y para tu información nadie nació rico, de algún lado tuvieron que hacerse ricos para que los demás nacen en ella.

Consciente que agotó todos sus argumentos, Óscar abandona la sala con la esperanza de que dejó a su madre reflexionar sobre lo que le dijo.



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En el texto hay: amor, amistad, ricoypobre

Editado: 01.04.2024

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