Tuy@ desde el verano

Capítulo 14

Al tocar a la puerta cerrada de la oficina espera el permiso.

-Adelante - se oye desde el otro lado de la puerta.

Con grandes pasos entra a la oficina hasta llegar a lado de la mesa.

-Dame dinero - exige.

-¿Perdón? - lo mira con la ceja levantada.

-Me has dejado de transferir dinero, yo ya no tengo y lo necesito, así que dámelo.

-¿Y si lo buscas en una manera más amable?

-Te recuerdo que es la misma manera en la que lo busque antes de irme y como quieres que me comporte como un consentido, aquí me tienes.

Suspirado, antes de preguntar, Reynaldo pasa la mano por la cara:

-¿Y para qué lo necesitas?

-Voy de visita y sería de mala educación llegar con las manos vacías, cuando ya tengo los bolsillos - provocando informa.

-¿Cuánto necesitas?

-Cuanto das, me las arreglaré.

Reconciliado con su conducta, papá le entrega el dinero.

-¡A! Y me tomo la mañana libre - lo informa, ya en la puerta.


 

Con los chocolates y flores en la mano toca a la puerta de la casa. 

-¡Óscar! - sorprendida pronuncia Eva al abrir la puerta.

-Tía Eva - en modo de saludo, dice.

-Pasa, no te esperaba - dice todavía sorprendida poniéndose a lado para dejarlo pasar.

-Te prometí visitarte - la recuerda, dando los pasos adentro. - ¿Cómo está tu pie?

-Ahí va, sigo sin apoyarme en el.

Óscar apenas hizo unos pasos adentro antes de detenerse a mirar las rosas. Que no eran difícil de encontrar teniendo en cuenta que están en todos los lados de la casa.

-Trata de ignorarlos - intentando esconder la sonrisa de placer, escucha decir a tía Eva. - Son una desagradable locura.

-¿Por qué lo dices? - pregunta, haciéndose el curioso mientras tía Eva pasa a su lado, ayudándose con las manos mantener el equilibrio.

-Mejor no vamos ahí - sentándose, responde con disgusto. - Siéntate.

Óscar que todavía no es capas de apartar los ojos de todos los floreros que sus rosas han ocupado al oírla, vuelve al presente.

Recordándose lo que sostiene en las manos, las extiende, diciendo:

-¡A! Es para ti.

Mientras se sienta, tía Eva agradece, diciendo:

-Gracias, no deberías haberte molestado. Como vez las flores no nos faltan.

-¿Y qué historia guardan?, que las hay tantas - incapaz de no descubrir lo que piensan, vuelve a preguntar.

-No lo sé - contesta tía Eva, riendo avergonzada. - Vamos a decir que eso de un admirador secreto.

-¡Aa! - fingiendo entender. - Las tiene bien halagadas.

-Nos tiene locas, así nos tiene.

-¿De verdad? - riendo pregunta.

-Si no fuera por la sensibilidad de Ingrid hacia las flores, ya nos hubiéramos deshecho de ellas - por las palabras de tía Eva vuelve a perderse en sus pensamientos.


 

-¿Dónde te has perdido? - lo interceptó Flavio mientras volvía a la oficina.

-Fui hacer una visita.

-Todavía me debes la explicación por lo de ayer - lo acusa.

-Ve te lo cuento ahora - lo invita con la mano seguirlo a la oficina.

-¿Entonces de que se trató todo eso?

-¿Cuánto recuerdas de la amiga de infancia de Klarrisa?

-Poco, solo lo que me contaste.

-Ayer cuando me fui del restaurante me encontré a su madre que se torció el tobillo y de la preocupación corrí a su lado y después por el coche para llevarla al hospital.

-Tanto drama, por un tobillo torcido - incrédulo, dice Flavio.

-Es que para mí es y más - dice tenso, listo para confesarle todo.

A pesar del silencio de Flavio, las preguntas que se le forman son claras para Óscar, por lo que le dice:

-Mira, puede que será más fácil si te enseño.

Decidido compartir su secreto, Óscar llevo a Flavio a una florería. Donde cuando entraron fueron saludados por florista:

-Buenos días, señor, sus rosas están listas - dice el florista.

Flavio mira enorme ramo con asombro, incapaz de no preguntar:

-¿Para qué es esto? 

-Querías saber dónde me gaste mi dinero, ahora lo tienes - dice, acercándole el ramo que tomo en la mano.

-¿Cómo tan siquiera lo puedes sostener? 

-Lo hago, lo ves. Ahora paga - acercándose le, dice prácticamente en un murmuró. 

-¡¿Qué?! - alejándose a mirarlo, pregunta Flavio.

-Que no tengo dinero, paga y te lo regreso.

Flavio lo continuo mirando sin palabras, hasta que no se rindió a sus exigencias y le paso la tarjeta.

Cuando salieron, Flavio lo sorprendió, preguntando:

-¿No me digas que esto agotó tu cuenta bancaria? 

Antes de que fue capaz a responder, Flavio le dice:

-No, mejor no me digas - suponiendo que su cara lo delató, Óscar no procede contestarle.

-¿Continuamos? - pregunta moviendo la mano en la dirección al carro.

-¿Dónde? - pregunta Flavio.

-Quisiste saber, ahora vamos hasta el final.


 

-¿Qué hacemos aquí? - pregunta cuando pararon frente el cine.

-Aquí es la razón de todo...

-¿Aquí? - incredulidad en su voz.

-Mira - le dice al ver a Ingrid a la que apunta con dedo.

-¿La chica que te tiene desquiciado?

-Entre otras cosas, pero no la llames así.

Mientras hablan, miran a Ingrid que está fuera de la caja y pasa de ella a dentro del cine.

Ese momento Óscar usa para salir del carro y dejarle las rosas como cada día en el quad. 

Cuando volvió al carro le contó lo demás:

-Por ella te dije que me quedo infinitamente y por ella me quedé cuando me enteré de quién era.

Imaginándose la pregunta de Flavio al verlo abrir la boca, se apresuró a contestarle:

-Es Ingrid, la mejor amiga de Klarrisa, hija de la mujer que le ayudé ayer y la niña... - sintiéndose apenado porque por primera vez en su vida pronunciar las palabras. - que me gustaba cuando jugaban juntas.



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En el texto hay: amor, amistad, ricoypobre

Editado: 01.04.2024

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