Tuy@ desde el verano

Capítulo 18

-Óscar - dice sorprendida tía Eva. -, ¿Qué haces aquí?

-Vine a llevarte al doctor - responde, entrando a la casa.

-No es necesario.

-Sí que lo es. Quiero asegurarme que tu pie está bien.

-Doctor dijo que puedo regresar a la vida cotidiana cuando ya no sienta el dolor.

-Estaba ahí, no necesitas recordármelo, de todos modos quiero asegurarme. Déjame hacerlo - pide, tomándola de la mano.

-Está bien - acepta, viendo que no le queda de otra.


 

-Ahí está - dijo, ayudándole con las cosas que compraron de vuelta a la casa.

-Gracias, no era necesario - agradeciéndole.

-De nada, sabes que lo hago con gusto - dijo, sonriéndole.

-Mamá, regrese - dice Ingrid, desde la entrada.

Alejándose un poco, Óscar se preparó para el descubrimiento que se llevará Ingrid.

Pregunta, parando en la mitad entre el pasillo y la cocina:

-¿Qué él hace aquí? 

-Óscar se ofreció a llevarme a doctor para asegurarse que todo estaba bien con mi pie.

-¿Y de dónde él sabe lo de tu pie? - pregunta nada contenta con las manos en las caderas.

-¿Por qué tantas preguntas, Ingrid? - pregunto Eva, sin entender.

-Tú sabes muy bien lo que hizo, seguimos sufriendo las consecuencias - dijo, enseñando con la mano los floreros que quedan.

-Agradecida, deberías de estar que no te traiga unas nuevas.

-¡Que no se te ocurra! - dijo levantando la voz y el dedo índice.

-Ay, tranquila que no es para tanto.

-Dale, gracias a Dios que yo no tengo tu dinero para devolverte el favor - dice haciendo comillas. -, para que veas que se siente.

-Me harías feliz y llenándome la casa con el césped - le dice sonriendo y acercándosele.

Ella dio el paso atrás diciendo:

-Sueña.

-Y de día no te preocupes - contesta hasta divirtiéndose en provocarla.

-Ah, me voy - dijo y se fue hacia su cuarto, cerrando la puerta sin quitarle la mirada.

-¿Qué pasa aquí? - pregunto tía Eva cuando volteo hacia ella.

-Nada, no te preocupes - le dijo y comenzó sacar las cosas. 


 

-Que puedo, me encuentro en el área de la administración donde los empleados como yo no tenemos acceso - escucho decir a Baldo mientras se acercaba a las oficinas.

-¿Entonces que haces aquí, si lo sabes? - dijo en la voz profunda, que se parece a la de papá.

Ambos saltan de la silla, asustados para dirigir la mirada al pasillo.

-Ay, Óscar - lo reprende Klarrisa mientras él con una sonrisa de diversión se encuentra apoyado a la pared.

-Nos asustaste, hombre.

-Valía la pena - se defendió, encogiéndose de hombros.

-No lo vuelves a hacer o le digo a papá que no estabas toda la mañana en el trabajo.

-Papá lo sabe por eso, estoy aquí, vine a regresarle esto - dijo, levantando las llaves.

-¿Y dónde estabas?

-Que te importa - dijo acercándose a la oficina. - Como sea te enterarás.

-Qué carácter. Y que me sorprendo este lugar siempre lo amargaba - la escucho decir mientras entraba dejar las llaves en la mesa.

Cuando salió se despidió besándole la mejilla y diciendo:

-Nos vemos a casa.


 

-Voy a la tienda y regreso - dijo a mamá saliendo de la casa.

La sonrisa de tranquilidad que llevaba se esfumó al ver el quad, cubierto de rosas de pies a cabeza. No quedo nada del azul de la moto, toda está de rojo y su rabia es tanta que se sintió como el personaje de las caricaturas que le comenzó salir el humo de los oídos.

-Cuidado que no explotes - lo escucho decir a su lado.

-Veo que tu nueva misión es esa - le dijo, volteando hacia él.

-Para nada.

-¿Entonces qué es? Iluminarme y que terminamos con esto.

-Y yo que pensé que fui claro.

-Lo único que me dejaste claro es que perdiste la cabeza en la ciudad y regresaste con una hueca.

Consciente que se tardará en liberar su quad, comenzó caminar.

-¡Oye! ¿Dónde vas? - lo escucho gritar detrás de ella.

-A hacer lo que iba... - contesto sin detenerse, sabiendo que la sigue.

Sintió la mano agarrándole el brazo, deteniéndola y girándola.

-¿Qué quieres? - pregunto, suspirando.

-Esto.

En el mismo momento que lo dijo, la atrajo hacia él. Estampando sus labios en contra los de ella, besándola largo, lento y profundamente. 

-Q... ¿Qué? ¿Por qué? - tartamudeo de sorpresa una vez que le libero. 

Miro a su alrededor confundida, tragando duro y con mente en blanco.

Como no se esperó una reacción así, Óscar la mira parpadeando.

Prestando sus doloridos labios, baja la cabeza antes de tomar la decisión de seguir su camino a la tienda.

-¡Oye! - grita Óscar entre la condición y sorpresa.


 

Sacando con delicadeza la rosa del rin de la llanta, sigue sin poder olvidar el beso.

-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?

-¿Con quién hablas? - la pregunta mamá, sacándola de su tormento.

-Con nadie - contesta. - Estoy enojada por lo que hizo - segura que mamá no dudará que se refiere a la moto.

-¿Has hablado con Óscar? ¿Lo has preguntado por qué lo hace? - pregunta con las manos cruzadas.

-No con respuesta válida. ¿Qué hago con eso? - pregunta con sus últimas fuerzas y ganas de llorar. 

-Saque los floreros que compramos la última vez.

Dice, suspirando:

-Está bien, los llenamos y las demás se las voy a llevar, que ya me tiene harta - dice con rabia.

-¿No me vas a contar que te respondió o por qué le tienes tanto rencor? - la pregunto mamá.

Ganándose solo una mirada como la respuesta. 



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En el texto hay: amor, amistad, ricoypobre

Editado: 01.04.2024

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