Amelia Novikov
Cómo definiría mi vida, sería un desastre y mi relación con Iván, infierno.
Pese que se que fue mi culpa, el irme con Iván fue mi decisión y la que él me volviera su mujer, el que mi vida se vuelva un infierno fue netamente una decisión de calentura. Pero que esperaban tenía quince años cuando lo conocí, era una niña inesperta que creyó en las palabras de un hombre.
—mi vida...-dije reconociendo el sabor metálico en mi boca- te juro que él fue el que me miró, yo no.
Un sonido sordo estalló, otro puño que me dejó tumbada en el suelo de rodillas, tuve que moverme el labio para reprimir mi ira porque si la dejaba salir me iría peor, lo aprendí a las malas.
—¡eres una zorra!- gritó- para eso querías bailar, para ofrecerte a los hombres.
Levantó la fusa que usaba cuando se enojaba más no explotaba, espere el impacto contra mi cuerpo pero llegó un silencio, levanté la mirada y ví a Iván observando con furia mi cuerpo, ¿él por qué estaba así? Simple, mi profesor de dance heels me felicitó por mi buena técnica y mi coordinación, lo malo fue que lo hizo frente a mi marido.
—te juro que no es así- lo mire intentando no demostrar todo el odio que sentí.
Desde pequeña era un rebelde con carácter fuerte, pero Iván se a encargado de destrozar cada gramo de seguridad en mi cuerpo
—te vas a quedar en el sotano- escupió mi cara- a ver si sigues siendo tan atractiva después de parecer un cadáver.
Intenté rogar pero él me tomo del pelo y me arrastró por la sala de la mansión que el compro, sentí mi cuero cabelludo arder de dolor y sentí como se rompía.
—¡NO!-grité
Eso no le impidio abrir la puerta del sótano debajo de las escaleras, un frío recorrió mi cuerpo al ver esas escaleras de madera podrida, que daban a un enorme oscuridad.
No sé cómo, ni con que fuerzas pero logré tomar una pala que las que usan para el carbón que estaba a la entrada y con toda la rabia le pegue detrás de la rodilla haciendo que se destabilice por el dolor, logrando que soltará mi pelo ya maltratado.
—¡ZORRA!-Grito cuando me levanté.
—¡ZORRA TU MADRE, HIJUEPUTA!-grite con todas las fuerzas de mi alma
Tome con más fuerza la pala y le pegue en la entrepierna, haciendo que soltará un grito de dolor, que fue callado con mi pala que choco contra su cara.
Solté la pala asustada al ver que no respondía.
—¿Lo mate?- mire alrededor- Lo mate...¡¡¡¡LO MATE!!!!
Me agarre de la cabeza apretando mi pelo con el cuero ya rojo y lloré, porque carajo. Yo amaba a ese hombre, fue mi primer novio, mi primer amor, mi primera vez... mi primer golpe
—que...-susurro
Lo ví como se movía sobre si buscando algo o a alguien mientras le sangraba la nariz y la boca
—amelia...-soltó en un hilo de voz
Una sensación de vacío se acomodo en mi estómago al ver que no lo había matado. ¿Nunca se acabará esto?, ¿Nunca podré salir de este infierno?
No, yo misma saldré de este lugar así me quedé sin uñas por escalar los muros que rodean la mansión. Le pegue una última vez a Iván para evitar que se levantará, después, me alejé y fui al tocador que estaba en la entrada me arregle un poco, me puse uno de mis sacos de lujo y un sombrero que me cubría casi todo el cabello para que no se notará que estaba rojo y un labial rojo para mostrar seguridad, eso es lo que necesito ahora para poder salir sin que los de seguridad intervengan.
Fuí a la puerta y tome las llaves del Porsche 917k de Iván, su mayor reliquia en su colección de carros. Tome unos fajos de billetes escondidos y mis documetos y salí pisando fuerte. Los de seguridad me miraron extrañados pero no mantuvieron la mirada, Iván tenía prohibido que me mirarán, agradecía eso pues así no se darían cuenta de los golpes en mi rostro ligeramente tapados por el sombrero.
Abrí el auto y me mote en el, dejé mis cosas a un lado y arranque el motor, debía irme antes de que encontrarán a Iván inconsciente en la sala. Maneje a la salida de la mansión y con un poco de duda me abrieron el portón, no podía juzgalos, todos vieron como Iván me trago a rastras hace unos minutos y se les hacía raro que yo saliera como si nada.
Un aire de tranquilidad me ahogo cuando salí por fin de los muros de la mansión, aquella que he vivido los más horribles momentos de mi vida, pero no vale la pena recordar. Ahora empieza una nueva vida para mí, aunque sé que las marcas en mi cuerpo y en mi alma nunca desaparecerán.
(...)
Han pasado dos semanas desde que me escape de las garras de Iván, obviamente vendí su Porsche y obtuve una gran suma de dinero que por seguridad tengo en un caja fuerte en mi nuevo departamento en Ginebra, Suiza, «la ciudad de la paz» vine aquí porqué me dijeron que había un club que pagaba muy bien a sus empleados y yo necesito estabilidad aunque tengo mucho dinero que le robe a Iván y con la venta de su auto, necesito progresar en lo que me gusta y eso es bailar. Me dirijo al club luna Chena, queda en un lugar muy lujoso de esta ciudad y estoy decidida a trabajar en el.
Entre por la parte de atrás, la de los empleados y unos guardias me guiaron por los pasillos del club, el aún no tenía música, ya que no era hora de su apertura lo cual era raro porque cuando llegue ya había un cola gigante para entrar al lugar. Pase a una gran oficina la cual se veía muy lujosa y con un estatua de oro... Falsa, lo sé porque si hay algo que me gusta en esta vida es el arte.
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Editado: 01.09.2025