Tuya, hasta que quiera

V

Amelia Novikov

—es broma, ¿Verdad?

Una risa incrédula se me escapó, maldito Daniel, desde un inicio le dije que no me vendía, y ahora la bestia dice que si lo hizo

Malditos los hombres y su afán por el dinero

—no, el te vendió cambio de su miserable vida

Eso sonaba más razonable para mí, Daniel era un cobarde por lo que alcanze a vivir y no creo que se arriesgara con un psicópata como este hombre

—no me importa, yo no me vendo, no soy un estúpido ganado

Intenté sonar lo más segura y intimidante que pude, aunque sabía que nunca ni en un millón de años podría intimardarlo

— ¿prefieres terminar como tu amiga?

—no hables de ella

Senti que mi cara se tensaba de una manera que nunca había experimentado, ese, no tenía ningún derecho a nombrar a mi única amiga en años, si el no hubiera aparecido, yo no...

—me da igual, ahora eres mi propiedad y yo decido que hacer contigo

—no soy ganado

El no se inmutó por mi negativa más bien, pareció divertirle mi obstinación a ceder

—claro, no eres ganado como dices– su afirmación más que satisfacción me dió un escalosfrio– pero tú jefe te uso de moneda de cambió, eso decía tu contrato

Lanzó un papel a la mesa que me tomo unos segundos reconocer, era el contrato que firme a puño y letras cuando entre al club de Daniel, recuerdo a verlo leído pero por encima, dios, cuánto me arrepiento de ello

Tome el contrato en mis manos pero verificar que si era, mire al frente y vi en sus ojos como me invitaba a leer con atención, leí cada línea en busca de la cláusula que el menciona, leí cada una dos veces, tal vez alguna palabra era de doble sentido o un frase que no entendí bien a la primera

La esperanza empezó a posarse en mi estómago cuando ya iba acabando con el contrato cuando, en el penultimo párrafo decía “si el contratista tienen una deuda mayor, el contratado debe asumir la deuda y pagarla”

Maldije en mi mente, porque no leí bien antes el contrato de tirarme de cabeza a esto

—esto, debe ser ilegal, no hay forma

—no me importa, ningún policía te ara caso cuando pronuncies mi nombre– su voz era tan neutral que hasta incomodaba, pero a mi me causa una gran frustración

—ni siquiera lo sé...– arrugue el papel en mis manos, tenía el impulso de romperlo pero se que siempre hacen copias y copias de estos papeles, así que solo me humillaria y la verdad, ya estoy por el suelo no necesito más

Mordió mi labios para generar un detonante en mi cerebro para que se callara, por dios, mil ideas estában pasado que pensaría que me volvería loca

—yo, puedo pagarte, ¿cuánto es?– mi voz a comparación de mi cabeza sonó más serena e incluso desinteresada

—¿pagar?, tu nunca tendrías esa cantidad tan fácil– dios, que egocéntrico. Al ver que no daba respuesta ni negativa se quedó callado, seguro esperaba que replicará tipo, “dejame en paz, ya” o “tu que sabes”, pero no le daría ese lujo– tu jefe perdió mucho dinero en apuestas y malas inversiones, asi que no es cualquier cantidad

—solo dilo

Aún tenía algo de dinero de la venta del auto de Iván, además de las generosas propinas que me dejaron en el club, tal vez podría pagar aunque sea la mayor parte de la deuda, dado que nunca cobre mi primer sueldo

—la deuda asciende a un millón de dolores, con intereses– toda gota de esperanza me abandono en ese momento

Ni trabajando todos los días en el club pagaría aunque sea el cincuenta porciento, estaba perdida, con lo que tenía solo cubría menos de la quinta parte de la deuda. Está vez pellizque el dorso de mi mano para intentar relajarme, pero no podía, si esa era la deuda, no habría forma de liberarme

—como veo que ya entendiste, te diré cuál es tu trabajo – quería golpearlo o atacarlo, pero si lo hago se muy bien que no le aria ningún rasguño y probablemente cuando me mueva una bala me atraviese– pude notar tus habilidades analíticas

—solo... Di que tengo que hacer– mi voz sonó muy cortada y frustrada, todo estaba en contra mía, no había forma de salvarme de esto, tal vez si hago el trabajo bien, el me perdonará la deuda o me dará otra alternativa

— tendrás que acompañarme a mis reuniones en la mansión y afuera de esta, analizar si hay algún arma o movimiento en mi contra

Era bastante fácil, sobretodo porque las personas son fáciles de leer, pero si el habla de reuniones, debe ser con gente como el Haci que se me complicará un poco pero lo intentaré para librarme

—mientras no estés en una reunión, tendrás que ayudar con la casa, en lo básico, pero tendrás que hacerlo– dios, volví a estar pricionera como limpiadora

Cuándo vivía con Iván, teníamos muchas chicas que nos ayudaban, pero el siempre insistió que yo limpiará toda nuestra habitación de pies a cabeza todos los benditos días, y que yo misma cocinara tres veces por semana, su excusa era que no quería que me volviera floja o me sintiera superior a los demás, ¿de quién me iba a sentir superior?, no salía ni a la esquina, no había a quien “presumir”

Lo sé, fui una estúpida

—si no hay nada más...

—no, si lo hay– su voz me cortó por completo – tengo tres condiciones escenciales, primera, lo que escuches en las reuniones no puede ser contado a nadie– eso era relativamente fácil, no tenía a nadie que contarle– segundo, no puedes comunicarte con el exterior, por ningún motivo

Que le sucedida, ¿pretendía aislarme del mundo por completo?, es mi jefe pero no mi dueño, El no es nadie para decir que no podía

—no te puedes quejar– el imbécil sabe leer bien las expresiones por lo que noto, pues no dije ni una palabra, supongo– se que no tienes a nadie en Suecia, tus padres, viven en Colombia

la mención de mis padres fue un golpe bajo, escape y cuando los intenté buscar habían desaparecido, pero ahora se que están en, ¿Colombia?, era raro, vivíamos en Rusia, aunque una vez de dijieron que la familia de mi padre era de ese país, pero nunca lo visite




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