Tuya y en problemas

Capítulo 2

Cassidy

 

Me preparo para asistir a la fiesta de Industrias Anders, hace unas semanas tenía una fiesta a la que no asistí porque me enferme y tenía el vestido que compre para esa ocasión, era color azul Francia, corto con algunos brillos en el pecho.

—Estás hermosa mi niña —me dice mi abuela Thelma al verme llegar a su casa, ya que me ofrecí a llevarla al evento.

—Tú también estás muy bella, es más estoy casi segura de que serás la más radiante de toda la fiesta. —le dije alabándola por su belleza.

—Deja de embaucar a esta vieja y vamos que se nos hace tarde —su respuesta me hizo reír.

—Hay Thelma no te estoy mintiendo, pero si no quieres escuchar mis halagos, no los digo más… —salimos de su casa y la ayudé a subir al auto y luego emprendí viaje al salón del centro.

Al llegar al imponente salón quede impactada con la cantidad de personas que había, era literalmente un hormiguero lleno de empresarios. Acompañe a mi abue hasta la mesa en donde estaba mi madre con mis hermanos y cuñados.

—Pensamos que no llegarían más ¿Sigues manejando como tortuga? —se burló de mi Cristian mi hermano.

—Si tortuga y todo, pero tengo toda la noche libre ¡No como tú! —le dije y él me saco su dedo medio, parecíamos dos niños peleando así.

—Si lo dices por mi princesa te aseguro que no hay nada más placentero que dormir con dos reinas —dijo y abrazo a Lucy quien solo negaba con su cabeza porque su marido era un tonto con mente de niño.

—¡Pues si no lo sé! Ni lo sabré a menos que sea ¡Ya sabes!

—¿Qué cosa Cass? —Consulto mi abuela tan inocente.

—Nada abue ¡Nada! —no le gustará saber a lo que me refería.

—Aquí llego el alma de la fiesta —dijo con mucha alegría Nicol al llegar hasta nosotros.

—¡Qué bueno que llegaste! —la recibe Lauren con abrazo.

—Como perderme la fiesta de mis amigos —respondió y note que su vista estaba puesta en Gino Anders.

—Hey Lucy —le hablé bajito a mi cuñada quien estaba al lado mío.

—¡Si dime!

—¿Notaste cómo se miran ese par?

—¿Quiénes? —blanqueé mis ojos al ver que ella no sabía de qué hablaba, esto de que todas estén en pareja no me gustaba, siempre era la solterona que asistí a los eventos sola y obvio notaba todo lo que sucedía.

—Nadie ¡Olvídalo! —me levanté de mi lugar y decidí ir a la barra por una copa de Champagne.

—¡Señorita le sirvo un trago en especial! —me ofrece el barman.

—Por favor champagne —pedí ya que en esta fiesta había y del bueno, tomé unas tres copas hasta que conseguí una buena compañía.

Al día siguiente me despierto sola en un cuarto de hotel, mire a mi alrededor y no hay nadie, me levanto en silencio envuelta con las sábanas y voy con cuidado hasta el sanitario, abrí lentamente la puerta y por suerte no había nadie.

Vuelvo a la habitación y comienzo a vestirme, me coloco mi vestido y mi pequeña braga azul.

—¡El muy tonto ni eso se llevó! —dije pensando en eso que pasa en las historias de amor que leo, cuando ellos se llevaban algo de recuerdo, pero en este caso él se llevó mi cara de espanto al verme babear —¡Maldito alcohol! —dije en voz alta, busque mis zapatos debajo de la cama y antes de salir encontré una nota sobre la mesa que estaba al lado de la puerta.

 

<<Fue lindo, pero soy un alma libre>>

 

—¿Y este que se cree el dios del olimpo? —pensé y me reí, pero al recordar a esa alma libre, me sonroje al saber que fue mío.



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En el texto hay: amor, profesora, alumno

Editado: 04.04.2022

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