Cassidy
—No pensé encontrarte en casa esta mañana —me dice Lauren mientras bajamos del auto.
—Ni yo salir un domingo con ustedes —le dije sinceramente.
—Te va a gustar y te aseguro que querrás venir seguido al autódromo.
—¡Lo dudo! Esto de las carreras no me gusta, además sabes que la velocidad no es lo mío.
—Eso está por verse ¡Mira allí está Gino! —señalo al frente en donde estaba él junto a Nicol.
—Antes de llegar con ellos, sácame una duda ¿Ellos están en algo?
—¿Quién? Gino y Nicki.
—¡Si! Quien más ¡No los ves! —señale con mi vista al frente antes de llegar a ellos.
—Nunca lo pensé así, debería prestar más atención —se encogió de brazos y seguimos caminando hasta donde estaban los demás.
—Hey Cassy que alegría verte aquí —me recibe con un abrazo Nicol.
—También me alegra verte —salude a todos y tome asiento al lado de Matew, nos encontrábamos en un bar cerca de la pista del autódromo, en donde ellos verían las prácticas de los corredores.
—Me comento Lauren que estas en la universidad enseñando —me habla Nicol.
—Si ingrese esta semana como profesora de Marketing —busque mi celular en mi bolsa y revise mis mensajes, como siempre no tenía nada interesante, solo mails de las tareas de mis alumnos.
—¿Y ya tienes uno en la mira? —deje el móvil en la mesa y mire con confusión a Nicol al oír su pregunta.
—¿Perdón? ¿En la mira?
—No te hagas la boba, hablo de la universidad ¡Hello! Hombres…
—Ah eso, bueno la mayoría de mis compañeros son mayores o mujeres —ella blanqueó sus ojos.
—Lo que Nicol te pregunta es sobre los alumnos —dice Lauren.
—¡Exacto! Tú y yo sabemos que los universitarios están que se comen solitos —la muy descarada se mordió los labios.
—Bueno no lo sé, ya que solo voy dos veces a la semana y no justamente a enredarme con ellos —le respondí y sé que estuvo mal, pero en estos momentos no tenía buen humor.
—¡Ya veo!
—Chicas no vinimos a pelear —dijo Lauren poniendo paños fríos al momento tenso.
—Tienes razón y discúlpame Nicol, no quise ser grosera, estoy un poco saturada de trabajo ¡Es solo eso!
—No te preocupes, además te lo decía en broma, sé que no puedes tener relación con los alumnos, ya que no sería ético y podría costarte tu empleo.
—Les parece si dejamos este tema aquí —hablo Lauren y se lo agradecí.
—¡Si mejor! Voy por un jugo ¿Alguien quiere que le traiga algo? —me levanté para ir por algo para tomar.
—¡No gracias! —respondieron y fui hacia la barra del bar que había en aquel lugar, era un lindo día y estaba lleno de personas, también había muchos autos de carrera en exhibición.
Decidí dar unas vueltas por el sitio y encontré un lugar vacío en las gradas, tome asiento allí y mire las vueltas que hacían los autos.
—Hey que haces aquí sola —aparece Gino y se sienta al lado mío.
—Me pareció mejor ver desde aquí —le dije y miré al frente, en ese momento un auto negro con calcomanías rojas paso como un rayo por frente nuestro.
—¡WOW! Viste eso ¡Así se hace Brown! —grito Gino.
—Ese hombre está loco —dije al ver la velocidad con la que pasó.
—Es justamente eso ¡Un loco! Apuesto a que ganará en la próxima carrera —Seguí con mí vista puesta en el auto, se detuvo y bajo el conductor que traía puesto un mameluco color rojo al igual que su casco.
—¿Lo conoces? —pregunté y luego tomé un poco de mí jugo de naranja.
—¡Si! ¿Te gustaría conocerlo? —Gino se levantó e hizo señas a su amigo, pero cuando se quitó su casco quise que la tierra me tragara —¡Ahí viene! —abrí de más mis ojos y mire a todos lados, estábamos a menos de cien metros de él y no quería dejarme ver o que sepa que me voy por su causa.
—Eh... Si, pero voy hasta el baño y vuelvo —mentí y me pare para irme, camine a paso apurado hacia quien sabe dónde, no quise darme vuelta y seguí hasta que encontré los sanitarios e ingresé, al hacerlo cerré la puerta con seguro.
—¡No puede ser! —dije en voz baja mientras apoyaba mí cabeza en la puerta, lleve mis manos a mí rostro y me lo tape, quería gritar en ese momento, pero porque me sentía así, no era posible, mire al frente y fui hasta el lavabo, abrí la canilla, deje ir un rato el agua y luego lave mí rostro tratando de calmarme, espere que pasen varios minutos, por suerte nadie quiso entrar, me mire por última vez al espejo y estaba bien, saque el seguro y salí, trate de no ponerme nerviosa, pero todo se fue por un caño.
—Hola rubia ¿Me parece a mí o me estás siguiendo? —al oír su voz quería darme vuelta y decirle unas cuantas cosas, pero me contuve y traté de actuar con normalidad.
—¿Disculpa? ¿Me hablas a mí? —me di vuelta y perdí, porque verlo así con ese mameluco desprendido me hizo recordar aquella noche.
—¡Si a ti! Y al parecer te gusta lo que vez —sonrió tan seductor, pero no me dejaré ganar.
—En primer lugar, me llamo Cassidy y no, no sabía que estaba aquí señor Brown.
—Pues no parece, y no me llames así, mejor dime Erick.
—Lo siento señor Brown, pero me están esperando.
—Hay rubia no juegues conmigo —dijo acercándose hasta mí y retrocedí dos pasos.
—¿Tú tienes problemas verdad? —le pregunté tratando de que mis palabras salgan sin una gota de nerviosismo.
—¿Problemas? —se hizo el de pensar —No lo creo…
—Pues creo que usted está confundido y su problema de me creo el último hombre sobre la tierra lo hace pensar que todas caen en sus redes ¡Yo no!
—Nunca dije eso, pero si quieres creerlo ¡Problema tuyo! No mío, ahora si te recuerdo que quien no me olvida eres tú y que yo recuerde solo fue una noche sin importancia —auch eso me dolió, pero redoble la apuesta.
—No me diga, que yo recuerde no fui yo quien dejo una nota y tampoco firme las tareas como alma libre o vine hasta el baño a perseguirlo —su sonrisa se borró y una vez más, punto para mí.
Editado: 04.04.2022