Tuya y en problemas

Capítulo 8

Erick

 

—¿Qué me ves? —le dije a Allison mi hermana al entrar en casa de mis padres y ver su enorme sonrisa burlona.

—¡Alguien está en problemas! —me respondió y solo la miré, pase de largo hasta la cocina.

—Buen día, joven Erick ¿Le preparo el desayuno? —me dijo la cocinera al verme.

—¡Una taza de café está bien! —tome asiento en un banco en el desayunador y espere ahí a mi madre, quien me había mandado a llamar con urgencia.

—¿Por qué no me cuentas que paso? —aparece Allison y toma siento al lado mío.

—¡No paso nada! —en ese momento la cocinera me entregó el café y lo recibí —¡Gracias! —ella asintió y salió de la cocina.

—¡Erick! Mamá estaba furiosa contigo anoche ¿Qué hiciste?

—Y si tanto sabes, porque no me cuentas… —sus preguntas me estaban fastidiando.

—Ya te dije que no sé, pero seguro tú si sabes.

—No puedo saber que piensa Allison, haga lo que haga la enfurece.

—Si hicieras las cosas bien no me enojaría tanto contigo ¿No crees? —apareció mi madre —¡Ven a mi despacho! Solo tú —dijo mirando a Allison.

—¿Pero madre? —se quejó ella.

—Eh dicho ¡Solo! —ella se quedó callada y mama se fue dejándonos solos.

—Eso no es justo ¿Quiero saber que paso?

—Hay Allison nada es justo si se trata de nuestra madre, hay que seguir sus órdenes o ya sabes te quedas sin tarjeta y hasta sin empresa… —le dije, luego le di un último sorbo a mi café y fui a su encuentro.

—¿Qué? —dijo y no le respondí.

—¡Pasa y toma asiento! —dijo mi madre al ingresar en su despacho.

—¿Puedo saber que está pasando? —le pregunte y tome asiento al frente suyo.

—Si sabes que paso, la pregunta es ¿Por qué?

—¡No sé de qué hablas!

—Espero esto te refresque la memoria —me mostró una fotografía mía en el autódromo y para mi sorpresa fue tomada cuando me cruce con la rubia cerca de los sanitarios.

—¿Te molesta que hablé con mujeres? —le dije obviando su verdadera pregunta.

—Erick no me veas la cara, si sabes que te prohibí asistir a esas carreras —me dijo furiosa.

—¿Es eso? —sonreí —¡Solo fue una práctica! —respondí mirándola a los ojos y espero me crea.

—Espero sea cierto, porque si me estás mintiendo, se acabara todo —me amenazó y odiaba que me cuide como si fuera un niño.

—¿Qué se acabará el dinero? Lo dudo, soy un heredero de mi padre, además déjame decirte que soy mayor de edad y no te miento fue un entrenamiento y si quieres saber la verdad, participaré en la próxima carrera ¡Quítame todo! No me importa la fama y los sponsors estarán ahí esperándome —le respondí y luego me levanté para irme.

—¿Por qué tiene que ser tan difícil contigo?

—Es mi culpa entonces, el se fue nos dejó…

—No nos dejó, se murió en una absurda carrera ¡Escucha a mamá! ¿Qué quieres terminar como papá? ¡Muerto! —intervino Allison mi hermana, quien era un año menor que yo.

—¡Yo no soy él! Y escuchen bien ¡jamás las dejaré solas! —ahora si me fui, al llegar a mi auto lo encendí y emprendí marcha a la universidad.

Al llegar las imágenes del día del accidente de mi padre se vinieron a mi mente causando en mi dolor e impotencia, ese día perdí a mi padre, pero también supe que nunca fue quien dijo quien era, ya que tenía una doble vida, en su entierro apareció su otra familia, a la que nunca aceptaré, a partir de ese día no volví más al panteón familiar, decidí olvidarlo para siempre.

—Buenos días, señor Brown —me llamo la atención la rubia al ingresar en su salón sin pedir permiso, me detuve y solo la mire, luego camine hasta mi banco, pero esta vez en el fondo de la clase.

Note su cara de fastidio al no responderle cuando ingrese, pero si había algo que no iba a hacer hoy era llevarle el apunte a nadie, menos a ella que no es nadie, solo una loca que se enredó conmigo, me puse mis auriculares ante su atenta mirada y puse rock pesado, me coloque mi capucha y me tire para atrás, apoyando mi cabeza en la silla, no iba a faltar porque tampoco le daría más motivos a mi madre.

 

Cassidy

—¡Buenos días! ¿Cassidy cierto? —me saluda un colega en sala de profesores.

—Así es buen día —estiro mi mano para saludarlo y él la recibe —¿Y tú eres? —le pregunto curiosa a este guapo hombre.

—Steven Sleiman, profesor de matemáticas en último año de administración de empresas.

—Estamos en la misma división — pregunté.

—No lo creo, tú estas en el salón A, yo en el C —dijo haciendo cara de tristeza y me saco una sonrisa.

—Bueno, compañeros al fin —dije.

—Así es y me gustaría invitarte un café ¡Si no te molesta! —lo mire detalladamente y para mi suerte no traía anillo, pero podría tenerlo oculto o no usar.

—En el receso de la primera clase ¿Te parece?

—¡Perfecto! Te veo allí Cassy ¡No te molesta que te llame así verdad!

—¡Para nada! —Steven me miro con una sonrisa y se fue.

Me levante de mi lugar y emprendí camino al salón de clases, al ingresar lo primero que note fue la ausencia de Erick Brown, mi dolor de cabeza, no le di importancia y que no esté sería mejor, ya que no tenía ánimos de lidiar con su insolencia.

Entregue a la clase un pequeño trabajo en grupo y antes les di una explicación sobre el tema tratado, mientras ellos hacían sus tareas me enfoque en una clase que tenía atrasada del secundario, que me tocaba dar al día siguiente.

Pasada media hora del inicio de la clase la puerta se abre y era él, en ese momento mi corazón latió rápido y odié esa reacción, pero lo que más me molesto fue su mala conducta.

—Buenos días, señor Brown —le dije ante su falta, pero me ignoro y siguió de largo hasta el final de salón en donde tomo asiento, me molesto su falta de respeto, pero más las aguante y lo ignoré, hice mi mayor esfuerzo, ya que su provocación y poca falta de interés por la clase me la hizo saber al colocarse sus auriculares y capucha, luego el muy descarado se acomodó en su pupitre, decidí ignorarlo y seguir con mis obligaciones.



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En el texto hay: amor, profesora, alumno

Editado: 04.04.2022

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