Twilight frente a la oscura marcha marcial - Pt 01 | Fanfic

El viejo tren de la amistad II

En el tren rumbo a Canterlot, dentro de uno de los vagones de carga, entre cajas apiladas y voluminosos equipajes, un joven poni estaba sentado, envuelto en una opresiva oscuridad. Su rostro, apenas iluminado por la tenue luz que se filtraba desde la escotilla del techo, reflejaba nerviosismo. No había dormido la noche anterior y llevaba horas sin probar bocado. Sin embargo, nada de esto era la verdadera causa de la inquietud que lo embargaba. Su espíritu permanecía fuerte, su mente clara y alerta.

Era, más bien, su lucidez (que le permitía comprender su situación con cruel claridad), la fuente real de su angustia.

El momento de su prueba definitiva se acercaba.

Intentando calmar los nervios, tomó la botella de sidra que sus maestros le habían dado como regalo antes de abordar el tren. Era la primera vez que probaba sidra, y al primer trago, el ardor en su garganta le arrancó una tos seca que resonó en el silencio del vagón. A pesar de la incomodidad, siguió bebiendo, consumiendo aproximadamente un tercio de la botella antes de dejarla a un lado. Poco a poco, el calor de la bebida logró disipar los temblores en sus patas, y su mente se aclaró aún más.

Con algo de tiempo por delante, encendió el reproductor de música que llevaba consigo, se colocó los audífonos y, algo más relajado, se dejó caer en el suelo.

Los audífonos eran tan nuevos que la caja todavía reposaba a un lado, intacta salvo por el sello roto. Otro regalo que no había pedido, pero tampoco podía rechazar. Probablemente, no tendría otra oportunidad de usar algo tan sofisticado en su vida.

Intrigado por aquel moderno aparato, tomó la caja y leyó en voz baja: "Audífonos Gamma Silente - Averages C".

[---]

"...y eso fue lo que pasó", concluyó Rainbow Dash con confianza. Frente a ella, sus amigas la escuchaban con atención.

"¡Wow! Eso fue increíble! Peleaste contra un cocodrilo gigante, salvaste a Daring Do de ser devorada por un enjambre de hormigas-langostas y restauraste la paz en un reino de hipopótamos. ¡Eres asombrosa, Dashi!" exclamó Pinkie Pie, saltando emocionada en su asiento.

"Sí... realmente es una historia 'increíble', Rainbow", comentó Applejack con tono escéptico, lanzando una mirada de reojo a Rarity.

"Y después de todo eso, Daring Do te entregó el borrador original de su último libro. Vaya..." dijo Fluttershy en voz baja, pensativa, mientras jugueteaba con la alforja que llevaba al costado.

"Exactamente. Así es como pasó. Definitivamente", afirmó Dash con seguridad, dando un pequeño aleteo.

Las cuatro ponis observaron el montón de documentos desordenados y maltratados que Rainbow Dash había colocado con orgullo en un asiento momentos antes.

"Entendemos que estos documentos son valiosos, querida. Y dado que los has traído a nuestra reunión de hoy, supongo que esta también es la gran sorpresa que tienes preparada para Twilight, ¿verdad?" preguntó Rarity, entrecerrando los ojos.

"¡Por supuesto!" exclamó Dash con entusiasmo. "Conociéndola, probablemente ya ha leído el libro diez veces. Pero estoy segura de que quedará impresionada cuando vea esto".

Convencida de su propio razonamiento, Rainbow Dash se acomodó en su asiento, lista para recibir la aprobación de sus amigas.

Sin embargo, ninguna reacción llegó.

En su lugar, sus amigas se miraron en silencio, intercambiando expresiones de preocupación.

"¿Qué pasa?" preguntó Dash, sintiendo un escalofrío de inquietud al notar la falta de entusiasmo. "¿No creen que le sorprenderá?"

Su rostro se mantenía confiado, pero por dentro, un miedo creciente le retorcía el estómago.

"Por supuesto que se sorprenderá", respondió Applejack con un tono tranquilo pero firme. "Es solo que tu historia no explica lo que pasó hace un momento".

Un leve tic en el párpado de Dash delató su nerviosismo, aunque ella no lo notó.

"¿Explicar qué?" replicó de inmediato, fingiendo ingenuidad.

"¿Quién era ese poni sospechoso que vimos antes?" preguntó Applejack con seriedad, clavándole la mirada.

"¿Ah, eso? No es nada importante", respondió Dash con un ademán despreocupado y una risa forzada. "Solo era una admiradora que conocí por ahí. Quiere que firme un contrato para ser su modelo estrella. ¿Gracioso, verdad?"

Sus palabras, deliberadamente simples, no convencieron a nadie. Applejack frunció el ceño, mientras Rarity alzaba una ceja con evidente escepticismo.

"¿Una admiradora...?" insistió Applejack, cada vez más inquisitiva.

"Pues deberías hablar con ella. No debería estar acechándote de esa forma. Solo te traerá problemas y terminarás más estresada de lo que ya estás", dijo Pinkie, sacando de la nada un muffin y mordisqueándolo despreocupadamente. Sus amigas le lanzaron una breve mirada de reproche; considerando su historial, Pinkie no era la más indicada para dar ese consejo.

"¿Estresada? ¿De qué hablas, Pinkie? Estoy perfectamente bien", replicó Dash con una mezcla de exasperación y firmeza.

"Pinkie tiene razón, querida. Te ves terrible. ¿Te has visto en un espejo?" comentó Rarity, con su habitual tono de exagerada preocupación por la imagen.

Rainbow frunció el ceño, sintiendo una punzada de irritación. No solía confiar en las opiniones de Rarity sobre su apariencia, pues las consideraba melodramáticas. Pero la duda ya estaba sembrada, así que decidió dirigirse a la única amiga en la que sabía que podía confiar para una respuesta honesta.

"Fluttershy, ¿realmente me veo tan mal?" preguntó, apartando la mirada de Applejack.

"Bueno... no estás tan mal, pero cuando llegaste realmente me preocupé. Bueno, todas nos preocupamos", admitió Fluttershy en su tono suave, mientras sacaba un pequeño espejo y se lo ofrecía a Dash.

Con algo de reticencia, Rainbow observó su reflejo. Fluttershy tenía razón. Su melena estaba más alborotada de lo habitual, sus ojos lucían ligeramente enrojecidos y unas tenues ojeras se asomaban bajo ellos. Aunque seguía viéndose espectacular —según ella misma—, no estaba en su mejor forma.




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