Twilight frente a la oscura marcha marcial - Pt 01 | Fanfic

Entre la armonía y el orden II (P5)


Rainbow Dash terminó de ajustar el nudo de la cuerda atada a su cintura. En el otro extremo de la cuerda se encontraba Badwhiz, amarrado y listo para ser llevado junto al resto de sus amigas. Ya lo había levantado antes, así que estaba segura de que no sería ningún problema trasladarlo de este modo hasta allá.

"¡Perfecto! Disculpa si no he sido lo suficientemente delicada contigo, niño, pero tengo prisa por terminar este espectáculo de tu supuesta revancha e ir a Canterlot con mis amigas para preparar una auténtica fiesta", dijo la despreocupada pegaso, estirando sus alas listas para partir.

En el suelo yacía boca abajo su enemigo, "Vainilla". Había estado inmóvil desde el sometimiento del Gallo Dragón Titanicus, así que la pegaso arcoíris imaginó que finalmente había aceptado la derrota y no intentaría nada más.

"¡Bien, Vainilla o quien seas, en marcha...!" exclamó Rainbow Dash alegre.

"Se llama Badwhiz, niña ...", interrumpió una voz desconocida.

De inmediato, Rainbow Dash se puso en alerta. La pegaso se volteó y miró a su alrededor, agudizando sus sentidos. Pero aparte del niño amarrado, no había nadie más. Entonces, aquella voz venía de...

"...harias bien en recordarlo", concluyó la misteriosa voz que provenía de Badwhiz. Abajo, el poni atado levantó la cabeza y cruzó miradas con Rainbow Dash. 

Rainbow Dash se sobresalto ante aquella mirada.

Los ojos de Badwhiz ya no eran los mismos; ahora estaban tan oscuros que casi parecían huecos. Solo eran visibles sus pupilas, que parecían luces fatuas en la noche. Todo esto daba a su mirada un aspecto siniestro.

"¿Espera qué?" exclamó sorprendida Dash. Pero la conmoción no terminó ahí. Una magia oscura pareció envolver el cuerpo de Badwhiz, tomando la forma de unas afiladas púas negras. Estas comenzaron a recorrer todo su cuerpo cortando sus ataduras. Pronto se puso de pie, desplegando sus oscuras alas; entonces su armadura de alicornio cambió de un tono negro a uno de brillante rosa claro.

Badwhiz Starheart era libre, pero solo su cuerpo físico lo era...

"Veo que no me reconoces. Es tan lamentable... una pobre poni salvaje obligada a librar las batallas que su princesa no puede", dijo la misteriosa voz con un desconcertante tono compasivo. "Déjame ayudarte a liberarte de este injusto peso".

Una espiral oscura surgió del cuerpo de Badwhiz y, como un remolino empujado por el viento, se dirigió hacia Rainbow Dash.

La pegaso no tenía idea de lo que estaba pasando. La extraña voz que ahora surgía de 'Vainilla' le resultaba familiar, pero no podía recordar de dónde. Lo que sí intuyó de inmediato fue que aquel remolino de magia oscura que se dirigía hacia ella definitivamente no era algo bueno.

De un aleteo, Rainbow Dash alzó vuelo para alejarse de la misteriosa entidad que había tomado el control de Vainilla. Atrás quedó el remolino, que se disolvió en el aire.

"¡Baja, por favor! ¡La carga que llevas encima es demasiado grande! ¡Te lastimarás!" exclamó angustiada la misteriosa entidad.

"No sé de qué hablas, ¿Badwhiz?... ¿señora? ¿Quién rayos eres?" preguntó Dash, confundida por la identidad de quien estaba hablando con ella. Ya había entendido que el nombre real de Vainilla era Badwhiz, pero no era él con quien hablaba ahora, sino que estaba siendo poseído por alguien más.

"¡Oh, pobre niña! Parece que es demasiado tarde. Tu orgullo ya te está consumiendo..." lamentó la voz.

Rainbow Dash parpadeó por un momento, intentando entender esas palabras. Entonces, notó con horror que en sus cascos comenzaban a brotar manchas oscuras de su piel. La pegaso, aterrada, agitó sus cascos intentando desprenderse de aquellas marcas, pero solo logró que se hicieran más grandes y se extendieran a otras partes de su cuerpo. Desesperada, emprendió el vuelo a toda velocidad hacia donde estaban sus amigas, pero ya era demasiado tarde.

"¡No! ¡No!" gritó Dash al ver cómo las plumas de sus alas se desprendían, consumidas por la negrura que se apoderaba de su cuerpo. Cayó al suelo no muy lejos de donde estaban Twilight y las demás.

Juntando toda su fuerza de voluntad, corrió lo más lejos que pudo para alcanzar a sus amigas, pero con cada paso que daba, sentía que una parte de ella se desprendía de su cuerpo acompañada de un inmenso dolor.

"¡No mires atrás! ¡No mires atrás!" se reprendía a sí misma la pegaso, casi arrastrándose, aguantando las ganas de gritar. A unos pasos de ella estaba la silueta de Twilight; la alcanzaría y entonces ella podría...

"¡Twilight, Twilight! ... ¿Twilight?" no pudo decir más. La pegaso conmocionada descubrió que las figuras de sus amigas que había visto eran, en realidad, estatuas de piedra derruidas por el tiempo, frías y carentes de brillo, con expresiones de dolor y angustia.

Solo la figura de Twilight se mantenía intacta, pero con una mirada que reflejaba una gran lástima y decepción.

Las lágrimas de Dash cayeron al suelo y con ellas lo que restaba de su conciencia.

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Morrigan, portadora del elemento de la fe, terminó de colocar la diadema de cuerno de alicornio en la cabeza del poni que ahora poseía. El cuerpo le resultaba familiar; ya en ocasiones anteriores había tomado el control de Badwhiz con el objetivo de encontrar los mejores métodos para causar sufrimiento y dolor a un poni. A pesar de las advertencias de Balor sobre los posibles efectos secundarios de abusar de su juguete, Morrigan nunca se preocupó por el daño que pudiera causar. De hecho, estaba bastante segura de que el niño había desarrollado una gran resistencia al estrés y la parálisis, lo cual, hasta cierto punto, le resultaba molesto.

"Tu sirviente se disculpa, Lady Morrigan. Debido a mi incompetencia, yo..." dijo Badwhiz, cuya figura se proyectaba como un poni de sombras junto a su propio cuerpo. Esta nueva figura de Badwhiz tenia la misma forma que su yo verdadero, pero era carente de un fisico estable.




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