En medio de un frondoso bosque celeste, la última y trágica batalla de aquella prision daba inicio...
"¡Haaaaaaaaaaaaaaaa!" Rainbow Dash gritó, lanzándose contra su oponente. Llena de toda la furia que podía caber en ella. Con las pocas fuerzas que le quedaban, voló hacia Badwhiz a toda velocidad y, de una patada, hizo volar muy lejos el cristal sellador que tenía en su casco izquierdo. Luego, con otro ataque, dirigió una patada hacia su cabeza.
No fue suficiente. El escudo mágico de Badwhiz se activó en el último momento, resistiendo el golpe que lo habría dejado inconsciente.
El contraataque comenzó.
Badwhiz disparó un rayo tan grueso como un árbol, que por poco impactó en Rainbow Dash.
La pegaso, aunque su velocidad se veía reducida por el cansancio, no se desanimó y continuó atacando la barrera de Badwhiz desde otros ángulos.
Badwhiz siguió lanzando más truenos, explosiones azotaron el lugar.
Una tras otra, las conflagraciones estallaban. No hubo diálogos entre ellos, ni pausas en sus movimientos...
La batalla sin cuartel pronto se convirtio en un duelo de resistencia.
Dando todo de si, Rainbow Dash sentía su cuerpo desfallecer. Cada fibra de sus músculos le gritaba que se detuviera, pero ella se negó a hacerlo. Podía escuchar sus huesos chocar y ver sus alas torcerse en el aire, obligándola a desviarse de su trayectoria.
Pero no se detuvo; no podía hacerlo
Fluttershy, Applejack, Twilight... todas.
Ninguna de sus amigas estaba allí.
Todas habían desaparecido... y todo por culpa de él.
"¡Las vengaré! ¡Las vengaré a todas!"
Se gritaba a sí misma, ignorando el dolor, el agotamiento, todo.
Lágrimas se mezclaban con su sudor mientras embestía a Badwhiz una y otra vez. Los contraataques llegaban y fallaban, una y otra vez. No le importaba la frustración en el rostro de su oponente ni el sufrimiento en su propio cuerpo. Solo quería verlo caer de una vez por todas.
Un golpe. Un solo golpe definitivo.
Era todo lo que necesitaba.
Y finalmente, llegó.
"Ughhhhhhhhhhhh..."
Rainbow Dash cayó al suelo tras una potente embestida. Badwhiz, al otro lado, fue empujado con violencia dentro de su barrera mágica. Por primera vez en la pelea, no hubo una respuesta inmediata.
El poni terrestre de melena rosa abrió la boca con dificultad, tratando de recuperar el aliento. La pegaso esbozó una sonrisa débil.
Este era su momento.
No sentía sus alas. Ni siquiera podía extenderlas. Pero no importaba. Solo necesitaba sus piernas.
Con un esfuerzo insoportable, Rainbow Dash se incorporó, ignorando el dolor lacerante en su cuerpo. Concentró lo poco que le quedaba de energía en sus extremidades y avanzó, acelerando con cada paso.
Podía escuchar con claridad el tronar de su agotamiento en su interior, pero eso no la detenía.
Su oponente, aún aturdido, al notar su avance, la miró con los ojos abiertos de par en par.
"¡Un poco más! ¡Haaaaa!"
Con un último grito de guerra, Rainbow Dash saltó y giró en el aire. Un movimiento imposible en su estado, pero lo logró. Con ambas patas traseras juntas, impactó de lleno en la barrera de Badwhiz.
El impacto resonó en todo el bosque.
Badwhiz, incapaz de reaccionar a tiempo, salió despedido y cayó al suelo con un estruendo.
Su barrera mágica finalmente se desmoronó.
Ya no podía sostenerla.
Rainbow Dash, tambaleante, lo observó con oscura satisfacción mientras su oponente intentaba arrastrarse por el suelo.
La victoria estaba a su alcance.
"¡Rainbow Dash! ¡Rainbow Dash! ¡Rainbow Dash!"
Voces resonaban a su alrededor, aclarándose en su mente como un rugido ensordecedor. Se veía a sí misma en medio de una multitud que la aclamaba.
Ya no pensaba en sus amigas, ni en su propia vida. Solo tenía en mente una cosa: venganza.
Poseída por sus propias pasiones, avanzó sin dudar. Pero entonces, otra voz la sacudió.
"¡Rainbow Dash! ¡No! ¡No continúes peleando, es suficiente! ¡Detente!"
Era un eco lejano... como la voz de Twilight...
Pero no le hizo caso.
Ya no era posible detenerse. La victoria definitiva estaba a solo unos pasos...
"¡Rainbow Dash!"
Otra voz irrumpió en su mente, y esta vez sí se detuvo.
"¡¿Applejack?!"
Su nombre escapó de sus labios en un susurro.
Pero la sorpresa duró apenas un instante.
Una luz intensa estalló delante de ella.
La gema en el cuello de Badwhiz finalmente había alcanzado su límite.
Horrorizada, Rainbow Dash entrecerró los ojos, cegada por el resplandor que emanaba de la gema sobrecargada. Instintivamente, levantó sus maltrechas alas para cubrirse el rostro.
Un terrible error.
Antes de que pudiera darse cuenta de su falla, un potente rayo negro la golpeó de lleno.
Todo se volvió ligero.
El mundo giró sin control.
Su visión, desenfocada por el movimiento frenético, se detuvo abruptamente cuando su cuerpo impactó contra el suelo rocoso y áspero.
Durante ese instante, en el breve tiempo que le quedaba, su mente (en estado de shock) solo fue capaz de aferrarse a un recuerdo.
La última voz que había escuchado...
"¡Rainbow Dash! ¡Rainbow Dash!"
Applejack la llamaba con desesperación.
Los restos de su conciencia se desvanecieron en una negrura espantosa que lo devoró todo.
"Applejack..."
Intentó pronunciar su nombre una última vez, pero no logró completar la palabra.
Y así, desapareció de aquel mundo...
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Mucho después... en el presente...
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"¡Rainbow Dash! ¡Rainbow Dash!"
En medio de una habitación desordenada, Applejack sostenía con fuerza a Rainbow Dash, agitándola en un intento desesperado por hacerla despertar.
"¡Rainbow Dash! ¡Despierta!" continuó llamándola sin obtener respuesta. Su amiga, inconsciente, yacía con el rostro vendado, sin mostrar señales de vida. De vez en cuando, entreabría su único ojo visible y dejaba escapar balbuceos ininteligibles mientras su boca se torcía en una mueca desconcertante.