Había transcurrido un tiempo indeterminado desde que las amigas de Twilight y Badwhiz hicieran contacto visual. ¿Cuánto tiempo podría haber sido? ¿Segundos? ¿Minutos? ¡¿Horas?! No había forma de saberlo. Nadie allí lo estaba calculando. El único reloj de la habitación marcaba, con sus falsas manecillas, un momento congelado en el tiempo: una representación física del tenso y prolongado reencuentro entre aquel par de adversarios declarados.
No obstante, aquel escenario inmóvil no podía persistir. Alguien, tarde o temprano, tendría que hacer el primer movimiento.
Y ese alguien fue...
"¡Aaaaaaahhhh!" Como un relámpago que estallaba sin previo aviso, Rainbow Dash, dominada por una ira ardiente, embistió directamente contra Badwhiz.
Un estruendoso golpe resonó en la habitación. Una leve nube de polvo se alzó al instante. Fragmentos de la pared destrozada salieron disparados en todas direcciones. Al mismo tiempo, un cuerpo más grande surcaba el aire en dirección opuesta.
Badwhiz, que había logrado esquivar el potente ataque y dar un salto para alejarse, caía con gracia hacia el otro extremo del cuarto.
Sin embargo, en plena trayectoria, una cuerda, cuyo movimiento superaba su propia velocidad de caída, comenzó a rodearlo como una serpiente envolviendo a su presa.
"¡Rarity!" exclamó Applejack con el otro extremo de la cuerda en su boca. Al instante, su amiga unicornio intensificó el brillo de su magia.
La cuerda que envolvían a Badwhiz titilo y, en menos de un parpadeo, se apreto contra su cuerpo en un agarre implacable.
Inmovilizado, el poni terrestre cayó al suelo como una bolsa de arena. Pese a todo, aún podía moverse e intentó arrastrarse, girando su cuerpo sobre el suelo, pero la cuerda que lo sujetaba se tensó, jalándolo con fuerza hacia el centro de la habitación.
Tras varios tirones y un repentino empuje por detrás, Badwhiz, cual momia aprisionada, se encontró amarrado de pie frente a sus captores.
Fue entonces cuando la poni detrás de él se acercó y habló.
"No te muevas..." ordenó severa Fluttershy con una voz amenazante, completamente ajena a su persona. Llevaba una almohada en sus cascos, lista para usar sin discreción si intentaba algo.
Delante de él, Applejack y Rarity le lanzaban miradas igual de intensas o incluso más.
Al ver su situación, rodeado y sin ninguna posibilidad de escapar, Badwhiz soltó un largo suspiro y, finalmente, inclinó la cabeza, dándose por vencido.
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"¡Crack!" El sonido seco de un crujido resonó por todo el cuarto cuando el cuerpo de Rainbow Dash finalmente se liberó de la pared en la que había quedado incrustado tras su embestida. Sin molestarse en agradecer a Pinkie Pie, quien la había ayudado a salir de ahí, la pegaso se elevó de inmediato y, con urgencia, dirigió su atención al interior de la habitación.
"¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde está?! ...¡Túuuuuuu!" gritó al encontrar a Badwhiz con la mirada y lanzándose de nuevo contra él en un ataque furioso.
"¡Alto ahí, Rainbow!" exclamó Applejack, deteniéndola en el aire a escasos centímetros de asestar un potente golpe en la cabeza del poni.
"¡¿Es en serio?! ¡Dame una buena razón para no moler a golpes a este tipo en este instante!" protestó la pegaso, furiosa, sin cambiar su postura ni apartar la mirada de los ojos de Badwhiz.
"Necesitamos respuestas, Rainbow. No sabemos dónde estamos, tampoco qué ha pasado aquí, y mucho menos dónde está Twilight," explicó Applejack, avanzando con calma pero sin apartar su mirada severa del poni amarrado. "Pero él sí lo sabe. ¿No es así... Vainilla?" terminó diciendo la granjera, casi escupiendo el nombre.
Badwhiz, que había estado observando la escena con una mirada fría, se limitó a asentir sin energía.
Disconforme, Rainbow Dash soltó un fuerte resoplido por la nariz. Por un instante pareció contener sus emociones, pero finalmente descendió con un golpe seco, colocándose junto a las demás ponis.
"Y bien..." comenzó Applejack. "¿Vas a confesar como un poni educado o prefieres hacerlo a la antigua?"
Hasta ese momento, su voz se había mantenido neutra, pero ahora un tono agresivo comenzaba a filtrarse en sus palabras. La ira que intentaba contener se volvía cada vez más evidente.
Badwhiz, frente a ella, también lo notó. Su expresión severa se fue desmoronando lentamente, dando paso a un rostro cargado de arrepentimiento.
Aquello tomó por sorpresa a todas, incluso a Rainbow Dash. Applejack, que estaba lo suficientemente cerca como para percibir el cambio, también lo notó. Sin embargo, mantuvo su postura firme.
Fue entonces cuando el enemigo, hasta ahora conocido como "Vainilla", rompió el silencio.
"Badwhiz..." susurró el poni con voz tensa. "...Me llamo Badwhiz."
"No quiero oír eso," respondió Applejack con frialdad, sin apartar la mirada de él. "¿Dónde está Twilight?"
Una mueca extraña se dibujó en el rostro de Badwhiz. Desvió la mirada hacia el suelo y, tras un breve silencio, murmuró:
"No lo sé."
El silencio se apoderó de la habitación. Applejack entrecerró los ojos.
"¿Dónde estamos?" insistió la granjera.
"No lo sé," repitió Badwhiz con el mismo tono apagado.
A sus espaldas se escuchó una fuerte exhalación de frustración. Applejack no necesitó volverse para saber de quién se trataba.
"¿Acaso piensas que todo esto es un juego?" continuó con voz grave. "¿Qué es lo que pretendes?"
"No, no... yo... no lo sé... no..." tartamudeó Badwhiz, visiblemente nervioso, incapaz de sostenerle la mirada. "Solo intentaba devolverle el favor... a ella."
"Ella..." resonó en la mente de Applejack.
"¿Twilight?"
"Sí... ella... la princesa... me salvó la vida. Yo intentaba devolverle el favor... ayudándola..."
"¿Qué?" exclamó Applejack, sorprendida. Detrás de ella, sus amigas reaccionaron igual.