Twilight frente a la oscura marcha marcial - Pt 02 | Fanfic

Descubriendo un mundo caotico - Parte I

En un lugar indeterminado...

Dentro de un vacío envuelto en oscuridad, un punto brillante se desplazaba en medio de la negrura más absoluta.

Diminuto, titilante, como una luciérnaga presurosa que atraviesa la noche. Un insospechado peñón púrpura caía sin freno hacia la nada.

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No había forma de evitarlo: lo había logrado.

Una fisura blanca surgía de entre las sombras, delineándose como lo haría una sonrisa.

En efecto, era una sonrisa. Pero gigantesca y afilada, desplegándose nítida dentro de una enorme masa oculta por las sombras.

Una figura inquietante, cuyos únicos rasgos visibles en la penumbra eran sus cuernos, garras e implacables ojos brillantes. Y ahora, también su recién descubierta sonrisa.

Se trataba de la silueta de una bestia, cuya presencia solo era congruente con el desolado entorno en el que se hallaba.

Un estruendo constante, semejante al que provoca un huracán al tocar tierra, retumbaba a su alrededor. Por supuesto, no había ningún cielo ni, mucho menos, viento que lo justificara. Solo una negrura absoluta. Aquello, unido a la casi ingravidez, la ausencia de olores y de luz —con excepción del brillo tétrico que emanaba del meteórico suelo—, componía un escenario que, sin duda, ofrecía poca (o más bien ninguna) posibilidad de dicha.

Y, sin embargo, sobre la superficie del peñón púrpura que vagaba rumbo a la nada, había surgido la alegría.

Era la alegría de la bestia, que al fin había hallado la luz al final del túnel... literalmente.

En el suelo rocoso se había abierto una enorme grieta, de la cual emanaba un resplandor tenue y familiar, que hacía brillar los ojos y dientes de la criatura.

¿Cuánto tiempo le tomó horadar la roca sólida hasta forjar aquella insignificante fisura? La bestia no lo sabía, ni lo supo; la pregunta se desvaneció en cuanto las lágrimas de júbilo afloraron a sus enormes ojos.

Felicidad. Auténtica felicidad se derramaba en su interior. Un júbilo que estremeció su cuerpo y la hizo aullar con fuerza en medio del inconmensurable vacío.

Sin testigos, la bestia dio rienda suelta a sus emociones: pisoteó las rocas, se revolcó por el suelo y destrozó aún más la ya violentada superficie del peñón.

Fue una celebración volcánica, perfectamente acorde con la proeza recién lograda.

Después de todo lo vivido, después de todo el sufrimiento soportado, aquella grieta significaba... ¿esperanza?

De pronto, los movimientos de la bestia cesaron, como si recordara algo de golpe. Lentamente, una nueva emoción comenzó a apoderarse de su rostro. Una expresión agria lo invadió, mientras el recuerdo vívido de una poni empezó a arder en el reflejo de sus ojos.

"Princesa..." bramó la bestia en medio del vacío, con tanta fuerza que incluso el estruendo huracanado que la rodeaba quedó opacado por su voz.

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"ESTO... ES... ¡SUFICIENTEEE!" El intenso grito, casi agonizante, y el posterior portazo en la cocina habían sido escuchados por todas.

Rarity se había marchado, dejando atrás a sus amigas en la mesa, sorprendidas por su repentino arrebato.

No tan sorprendida, en el otro extremo de esta, se encontraba Applejack.

"Ahh..." suspiró la poni granjera, soltando la papa y el pelador que sostenía en una olla.

"¡Achuu! ...¿fue algo que dije?" preguntó Fluttershy, preocupada, acomodándose la mascarilla que llevaba puesta.

"Nop, fue más bien algo que yo no dije" respondió Applejack mientras, mentalmente, empezaba a contar los segundos que pasaban. "(10... 9... 8... 7...)"

"¿Y qué no dijiste?" preguntó Pinkie Pie, asomando la cabeza desde debajo de la mesa.

"Cómo nos ayudaría en la preparación del almuerzo de hoy" respondió, sin entusiasmo. "(3... 2... 1...)"

No había terminado de contar cuando, nuevamente, la puerta del comedor se abrió de golpe.

Rarity había regresado, pero no como se había marchado: ahora venía preparada para el desafío que, involuntariamente, le había propuesto Applejack. La unicornio llevaba puesto un traje completo contra residuos tóxicos, equipado con un respirador artificial y un chisguete que no paraba de rociar alcohol en el aire mediante su magia. Avanzó hacia la cocina entre el siseo del respirador y la sorpresa de las demás, dirigiéndose directamente hacia Applejack.

Esta solo levantó una ceja, indiferente, a pesar del picante aroma del alcohol que llegaba a su nariz.

Ambas se miraron, sin decir una palabra durante un breve pero cargado instante.

"¡Achuu!" se oyó un nuevo estornudo en el tenso ambiente de la cocina, ignorado por todas... excepto por Pinkie Pie.

"Pensaba que eras alérgica a los plásticos" dijo la poni granjera sin emoción, observando el llamativo traje que llevaba Rarity.

"Es látex, querida. Es muy diferente. Y, solo para dejarlo en claro, soy alérgica a todos los plásticos de tipo 3, 6 y 7, en especial al poliestireno" respondió Rarity, con una voz apenas opacada por el casco presurizado que llevaba puesto.

"En tu casa tienes cubiertos de plástico..." objetó Pinkie Pie, asomándose nuevamente desde debajo de la mesa.

"Son para emergencias extremas, y son responsabilidad de Sweetie Belle" respondió Rarity de inmediato, sin apartar la mirada de Applejack ni prestar atención a cómo Pinkie volvía a esconderse.

"Ya veo... alergias..." respondió Applejack, poco convencida, ajustando con una de sus patas un inexistente sombrero que llevaba puesto.

"Sí, alergias. Y, sin embargo, a pesar de mi delicada condición, no son motivo para que me excluyan de la cocina" exclamó Rarity, indignada.

"No estamos excluyéndote, Rarity. Solo comenzamos sin ti porque pensamos que aún estabas algo... enferma."

"Nos preocupamos por tu salud. Prrr!" añadió Fluttershy, limpiándose la nariz con un pañuelo. Pinkie Pie, que había vuelto a asomarse, asentía con la cabeza.




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