Twisted stories

Capítulo 7

Caminé sin rumbo a cualquier lugar que me deparará el destino, no me importaba a dónde fuera, quería estar lo más alejada posible de ese horrible bosque.

Aún no dejaba de pensar en la Dame roja, y los besos que me dio.

Besos dulces y lentos.

¿Por qué me salvó?

¿Y por qué luego se fue y me dejó en medio de la nada?

Estaba claro que algunas mujeres eran extrañas, aunque a veces nos llamamos "complicadas" entre nosotras misma.

Mi corazón latía al recordarla, ¡No dejaba de pensar en ella! Más que cualquier otra cosa era lo que indagaba por mi cabeza. Ese gran Dame roja se atrevió a besarme, mi primer beso tenía que ser mágico, aunque deseaba que el primero fuera cuando cumplí los quince años, por la niña más linda de toda mi escuela...

Engfa era mi crush, y soñaba con que alguien como ella se fijara en mí, y ese beso a mis quince años jamás se cumplió. Sólo fue una ilusión de una tonta adolescente que quería cabalgar junto a su princesa tal parece que eso también era tonto.

Sin embargo, pude sentir la adrenalina correr por mi cuerpo cuando por aquellos Dame roja me besó. Ambos besos fueron lentos, tiernos, y tibios.

Mi corazón latía algo extraño cuando estaba cerca de ella, sus labios tan juntos, su aliento caliente.

Juntar nuestra saliva.

Me detuve exhausta por lo que estaba viviendo, tenía que dejar de pensar en ridiculeces ¡Necesitaba encontrar la salida antes de que pasara alguna tragedia o algo de lo que se pudiera arrepentir después!

Pateé un árbol desquitándome con la madre naturaleza.

—¡Maldito gato! ¡Aparece ya! —grité enojada.

Escuché las risas del Cheshire, se hizo visible en el árbol que pateé. Enojada tomé una piedra y se la lancé con el objetivo de golpearlo; aunque la esquivó.

—¡Uy, debes de calmar esas emociones! —se burló Cheshire—. Espantarás a la gente en ese estado tan...retorcido.

—¡Eres un maldito gato! ¡Por tú culpa pude morir! —reclamé.

—¿Por mi culpa? Quise ayudarte a encontrar tú casa.

—¡No es cierto! Querías que me encontrara con la bruja y me comiera como a... —comencé a llorar.

—Oh, ya basta, no hay necesidad de llorar —se acercó a mí con su estúpida sonrisa,

hizo aparecer un pañuelo y me limpió las lágrimas con él, se lo arrebaté disgustada para limpiarlas yo misma—. Creí que un poco de acción te pondría más astuta.

Entendía porque mi hermana odiaba a Cheshire cuando veíamos 'Alicia En El País De Las Maravillas' le daba mucho miedo, éramos unas niñas que deseaban tener un cuento de hadas como esas películas animadas dónde la princesa era rescatada por su príncipe. Para Mon ese gato era escalofriante y raro.

Fue triste crecer y darse cuenta que hasta en los cuentos de hadas el mundo era tan cruel y... retorcido.

—No hubo un final feliz para Hansel y Gretel —limpié mis lágrimas.

—Despreocúpate, vivirán mejor ahora que la Bruja se los comió —intenté de no fulminarlo con la mirada—, su padre abusaba de ellos.

Un balde de agua fría.

Eso sentí, cómo si un balde de agua fría me hubiera caído encima.

Observé a Cheshire con impresión y pánico. Él se alejaba mientras cantaba una de sus ridículas canciones. Le parecía gracioso lo que hacía, mostrándome como era su mundo, la vida no parecía ser fácil ahí, la tentación y la maldad arrastraba a cualquiera allí.

—¿Por qué? ¿Por qué me haces esto?

—Quería ver tú reacción, es interesante ver qué hará la gente tan extraña como tú ante este tipo de situaciones—su voz era fría, y a la vez graciosa por su tono de diversión.

—No, lo haces a propósito, porque te gusta ver el dolor de los demás, te gustó verme sufrir ahí mientras veía a la bruja comerse a esos pobres niños... la forma en la que me perseguía —limpié mis lágrimas—, casi me come, estuve mucho rato corriendo por mi vida, era espantosa. Fue la experiencia más horrible que he tenido que pasar en mi vida...

—A excepción del beso que te dio la general de los caballeros rojos —me sonrojé—. No te preocupes, no le diré a nadie sobre su relación.

—No tenemos una relación, no la conozco, ¡Ni siquiera sé cómo se llama!

— Tawan.

—¿Qué?

—El nombre de la Dame roja, es Tawan —permanecí callada—. Ya sabes el nombre de tú Dame.

—No quería saberlo, sólo quiero regresar a mí casa —mentí, realmente si quería saber el nombre de aquélla Dame, pero también quería saber de qué forma regresar a mi casa.

—Te diría como regresar, si supiera cómo —se burló.

Ese gato debía de saberlo, dudaba que no lo supiera, se veía inteligente y malicioso, un pillo muy malvado que le gustaba ver el dolor ajeno, un miserable; de ese si los había en los libros que leía con frecuencia.

Esos eran los villanos en los cuentos de hadas. Pero él no era un villano, sino un maldito.

Ya estaba aprendiendo a descontrolarme, a decir vulgaridades, mi abuela siempre me decía que no me juntara con personas vulgares, gente tóxica y negativa porque los malos pensamientos, las malas palabras, incluyendo la mala forma de actuar se pegan. Su forma de pensar era muy anticuada, obviamente no porque una persona tuviera algún defecto en su personalidad y sus gustos yo tendría que ser igual.

Sin embargo, me daba cuenta que hay cierta razón en eso.

Me enfadé.

—¡Claro que no quieres decirme! Te gusta verme sufrir en este infierno, te gusta ver mi asco e incomodidad al ver a parejas haciendo sus cochinadas en público, al ver a niños ser explotados por sus padres, a niños devorados por una bruja y ver mi reacción al enterarme que unos niños eran... y ser perseguida por caballeros... —dije quedándome sin palabras—. Eres un gato detestable que ama ver sufrir a los demás, esto no es sano para mí...u

—Que puritana —murmuró.

—Quiero volver a mi casa, haría lo que fuera por regresar a mi mundo —comenté.

—¿Lo que fuera? —dijo curioso e interesado.

—Sí.

—Siendo así, no puedo ayudarte, al menos no yo —dijo—. Puedo indicarte el mejor camino para consultar a la bruja de los mares, ella podría ayudarte, sólo tienes que darle algo a cambio.




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