Tyler

Tyler

Está helando, seguro va a soplar de nuevo por la noche por todos lados. Y esa mierda que me dieron en lugar de una manta es poco probable que me salve. Sin embargo, no es la primera vez que duermo en tales condiciones. Al menos dan comida aquí. Y ni siquiera una bazofia, como siempre pensé...

- Oye, ¿hablarás ya? - El grito de ira del guardia me ha sacado de mi mente.

Lo miré irritado bajo un flequillo largo, metiendo tercamente a mis ojos. ¿Què èl quiere de mí? ¿No hay nada más que quiere hacer? ¿O nunca ha visto a un carterista?

- ¿Y de qué sirve? - Derramé mis labios para responder.

- Oh, ¿realmente hablaste? ¡Increíble!

Estremecí mi hombro con indiferencia y le dì la espalda.

 - Oye, muchachón, no creas que eres especial y que aquì serà tan amable. Hay un montón de crímenes colgando sobre ti. Corres el riesgo de que te envíen a trabajos forzados. Y no un año o dos, sino diez años, ¿lo sabías?

Y porqué él no me puede dejar en paz?

- Yo no lo hice.

- ¿A quién demonios se lo dices? ¿Tal vez, también quieres decir que no entraste anoche en la casa del farmacéutico honorario?

En respuesta, sólo me encogí de hombros indistintamente. ¿Qué puedo decir a eso? Sí, entrè. Sí, quería robarlo. Pero no fui yo quien coló en las otras casas. ¿Y quién va a creerme? ¿Qué tipo de evidencias tengo? Bueno, qué evidencias... Estaba en el mercado sacando carteras de manos de la gente torpes.

Así que, sí, justo después de eso, se van a disculpar conmigo y me dejarán ir, sí-sí, así es como va a ser.

Por supuesto, sabía que me atraparían tarde o temprano. Excepto que yo esperaba que ocurriera más tarde que tan pronto. O mejor aún, nunca. Aún así, me alegré cuando pasé a más alto nivel - de ser un carterista a ser un ladrón de casas. Aha. Me atraparon justo en la primera casa, y todos los robos anteriores fueron colgados a mí. Y ahora hay unos trabajos forzados esperándome. ¿Seré capaz de sobrevivir allí? Es una pregunta difícil. Allí no son muy amables con los pequeños como yo. ¡Pero no me voy a rendir sin luchar! ¡Crearé mi nicho con mis dientes!

- Escucha. Fuiste tú que has hecho todos esos robos, o no... a nadie le importa. Todo el mundo te culpará de todas formas...

- ¡¿Cree que soy tan estúpido que no lo entiendo?! ¡Soy una simple rata callejera, no hay nadie que me defienda, hay cientos como yo que pasan por usted cada mes! Así que, déjame en paz, haz lo que haces normalmente, - Grité sin contenerse.

- ¿Cuántos años tienes? - de repente me preguntó este guardia que por alguna razón no quería dejarme en paz e irse.

Le di una mirada oblicua. Vaya, el tío es viejo y sigue trabajando. Pensaba que tales ya están en sus casas calentando los huesos junto a la chimenea, y no tratando con criminales juveniles.

- Casi dieciséis años, - Murmurè de mala gana.

- Quince, entonces. Ay, muchachón, te romperán los trabajos forzados... - Él suspiró con fuerza.

- Querido, ¿qué quiere de mí, eh? ¡Y sé yo mismo que estoy completamente en una mier...! - Y él no se está calmando, qué tío más molesto y fastidioso.

Ha vuelto a dominar la ira habitual que me ha ayudado a sobrevivir en la calle desde... Ni siquiera puedo recordar cuánto tiempo he estado vagando por las calles. Tal vez aun nací allí en algún lugar…

- Un contracto de esclavos. Durante un año.

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué haría eso?! ¡Mejor los trabajos forzados!

- Como esclavo, serás absuelto de todos los cargos. Voy a hacer un contrato extra para darte tu libertad en un año. No puedo hacerlo antes. Esas son las reglas. En ese tiempo, incluso te enseñaré lo suficiente para que entres en alguna universidad cuando estés libre. ¿Qué piensas? - El guardián entrecerró los ojos astutamente.

- ¡¿Crees que le voy a creer y estaré de acuerdo con todo esto?! ¡Es como si no supiera lo que los dueños le hacen a sus esclavos! ¿Está sugiriendo que sufro palizas? ¡¿Qué, ha decidido meter sus manos a un niño bonito para que alguien le mantenga caliente por la noche?! - otra vez volví casi inmediatamente a gritar.

- Mantén tus fantasías salvajes en silencio. No te necesito tan gritón y flaco... Me interesaban las chicas cuando era joven, y ahora ni siquiera estoy en 'negocio', digamos. En cuanto a las palizas, tienes razón, es necesario darte una paliza para sacarte la mierda de tí... Aunque no creo que ayudará. Pero darte un montón de trabajo para que no vieras la luz del dìa por el cansancio - es más probable. Pero vivo solo, no tengo tanto trabajo. Sin embargo, si vas a causar problemas, pensaré en algo en poco tiempo. Tómate tu tiempo, piénselo hasta la mañana. Mañana por la tarde tu caso irá a la corte, y no creo que sean leales contigo. También tienes razón: hay cientos de tales como tú pasando por aquí. - Sacudió la cabeza mientras se levantaba de su asiento.

- Espere. ¿Por qué usted me ofrece esto? No creo en la caridad. Pero incluso si es así... Usted mismo dijo que hay muchos de tales como yo. ¿Por qué yo, entonces? - Las palabras salieron solas.

¿Qué diferencia hay en què ha picado a un anciano? No voy a aceptar su ofrecimiento de todos modos, es una estupidez. ¿No es así?

- Y esto no es una caridad. Soy viejo, vivo solo, me cuesta hacer los asuntos domésticos. Y quiero enseñar a alguien, hablar... ¿Por qué tú? Tienes carácter. Pero no se lo has mostrado hasta lo último, no le veías sentido. Lo que significa que hay un poco más de inteligencia adjunta a ello. Sí, también he visto algunos de tales por aquí. Pero eres primero en quien no veo ninguna maldad. La calle no te ha arruinado todavía, aunque lo intentó. Yo, a mi vez, quiero pagar la deuda y ayudarte.

- ¿Usted cree que me voy a creer este cuento de hadas? - Murmuré sospechosamente, viéndole salir de mi celda.

- Y eso depende de ti. Te veo mañana, - Y, con una sonrisa de buen humor, me dejó.




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