Daren y Dilon trabajaron tanto para su feje; días, meses, años. ya era hora de que los hermanos inaugurarán su propio emprendimiento de comida rápida, y hoy había llegado ese día.
Esa noche llego el jefe de los muchachos, fin de mes como siempre para pagarles el sueldo, Pero al llegar les dijo lo siguiente;
—"muchachos este mes tampoco les pagare, Pero sigan trabajando". Y se salió de su negocio, contando su renta del mes y con una sonrisa en el rostro.
—Ya basta —murmuró Daren,Tirando el delantal al piso manchado de grasa.
—No más.
—Tienes razón —dijo Dilon No más horarios de 14 horas. No más sueldos que no alcanzan ni para la renta. No más pedir permiso para respirar.
—De paso con este mes ya nos debe cuatro meses de sueldo, ya se pasó la linea el viejo —exclamó molesto Daren.
—vámonos de aquí hermano.
Esa noche, mas determinados que nunca y un cuaderno de recetas robadas (bueno, "adaptadas"), juraron sobre una caja de hamburguesas congeladas:
¡Seremos nuestros propios jefes, o moriremos en el intento!.
Asintieron con una sonrisa en el rostro los hermanos dicigoticos Dilon y daren.
Salieron a la calle polvorienta, la luz de la luna golpeando el rostro de ambos hermanos, como un recordatorio de su incertidumbre. Pero en lugar de desesperanza, una chispa se encendió.
—Ya no trabajaremos para nadie más,—dijo Daren con los ojos brillando como una idea." ahora abriremos nuestro propio negocio. Lo que siempre hablamos".
—¡hermano mío!.
Así es —dijo Dilon vamos para el departamento, para planear todo.
y los hermanos se fueron por las calles asfaltadas y frías, con un sentimiento agridulce Pero a la vez riendo hacia su futuro.