Después de una gran fiesta y, habiendo pasado ya todas las actividades del aniversario, ya se encontraban en la última unidad. La tercera unidad se fue de una manera demasiado rápida que, incluso para ellos, no podían creer que habían estado luchando ya hace unos meses por estar en la misma clase y ahora ya estaban a punto de terminar su primer año de diversión. Ahora que contaban con nuevos amigos y habiendo logrado obtener el primer lugar del concurso de ciencias, no podían esperar a ver lo que les traería la última unidad. Para no dejar que todo se quede como viejos recuerdos, se propusieron en hacer el primer experimento que deseaban hacer desde el principio. Aunque ahora podrían hacerlo más tranquilo, ya que no tenían ninguna fecha en específico para poder entregar el proyecto. Sara, después de estar pidiendo a sus papás que le permitieran continuar usando la bodega, logró obtener el permiso de usarlo.
Todos, desde muy temprano, se juntaban para continuar en donde se habían quedado. Al ir viendo cada una de las piezas y la información que habían obtenido, incluso de los pocos experimentos que habían hecho, comenzaron a armar cada una de las partes. Estuvieron haciendo esto todos los días, incluso aprovechaban los fines de semana para trabajar todo el día. Mientras iban pasando los días y las semanas, todo el trabajo comenzaba a tener más sentido e iban viendo algunos de los errores que tenían. Todo parecía ir yendo bien y sin ningún problema, hasta tenían calculado poder terminar el experimento antes de que terminaran las clases.
Pero un día, después de salir del instituto, Sara se encontraba caminando y platicando con sus amigas. Iba riendo como si nada, a pesar de toda la tarea que tenía y el experimento. Mientras pasaban por el parque, después de haberse despedido de sus amigas, se encontraba preguntándose lo que le estaría haciendo Uich. Ella pensaba - que raro que no haya querido que lo ayudara en esta ocasión y, sinceramente, que descortés de parte de Uich el no decirme al menos de que se trata. Lo único que me dijo fue que necesitaba hacer un pequeño asunto. Si de verdad es pequeño, ¿por qué no quiso que lo esperara al menos? - suspiro - de seguro, voy a hacer que pague por esto. Sí, ya verá, le haré que me haga ese pastel de fresas y un licuado para recompensar esto -.
Entro al parque y, a pesar de venir concentrada en sus pensamientos, se detuvo al escuchar la voz de Uich. Se detuvo y, dirigiéndose a unos árboles que se encontraban cerca, miró a Uich con una señorita de otro instituto o de un colegio. Aunque no podía distinguir bien el uniforme, el caso era que se encontraba sola con Uich. Sara, poniéndose atrás de un árbol, trató de escuchar de lo que estaban hablando. Pero, lo único que logró es escuchar fue - espero tu respuesta mañana Uich -. Y, separándose los dos, continuaron su camino. Sara, al ver que la señorita se dirigía donde ella se encontraba, rápidamente camino, aparentando que se había parado a amarrar las agujetas de sus zapatos.
De ahí se fue corriendo a sus casa, mientras pensaba - ¿Qué es esto?, ¿de qué estaban hablando?. De seguro debe de ser de algún tipo de enseñanza o algo parecido. Aunque, por la manera en que se encontraban, parecía que se tratase de algo más. No lo sé, no lo entiendo - cerró los ojos por un instante y, deteniéndose por un momento, dijo - ¿por qué se siente raro de repente?. No sé... pero quisiera no haber visto aquella escena -. Continuó caminando con la cabeza agachada. Sara había llegado a la conclusión de que debe de ser alguna clase de petición por que le enseñará sobre alguna materia a Uich. Pero, aunque había llegado a esa conclusión, no le parecía bien que Uich no le dijera nada. Siempre hecho cosas como esas los dos juntos, por lo que no quería ver que Uich empezara a alejarse. Aquella noche fue muy larga para Sara.
Al día siguiente, Sara logró fingir que no sabía nada de que Uich se encontró con aquella señorita en el parque. Continuó haciendo bromas, riendo y trabajando como si nada pasara. Pero, al estar en el Instituto durante la hora de recreo, una de las amigas de Sara la llamó. Sara, aunque le preguntó lo que necesitaba, no le dijeron nada y sólo tuvo que seguirlas al lugar que la llevaban. Al estar llegando al jardín, una de sus amigas le dijo que las esperara ahí, en lo que iban por unas cosas que se les había olvidado. Sara, aunque un poco confundida, dijo que esta bien y se quedó esperando las ahí. Se sentó y, mientras esperaba, se le acercó un muchacho. Este, con una sonrisa, dijo - hola. Disculpa, ¿esta ocupado? -, Sara, - no, adelante, siéntate - el muchacho, tomando asiento, dijo - gracias. Este, disculpa. S será que puedo hablar contigo un momento -, Sara, sin poner mayor importancia, contestó - está bien, no tengo ningún problema con ello -.
El muchacho, después de lograr tener una pequeña conversación con Sara, comenzó a tratar de decirle algo. Apretando sus puños y mirando al suelo, respiró profundamente. Luego de eso, miró directamente a Sara. Sara, al darse cuenta que la empezó a ver fijamente, comenzó a sentirse un poco incómoda. De pronto el muchacho comenzó a decir - verás, la verdad es que... Es que... - Sara comenzó a ver que el motivo por el que el muchacho se sentó junto a ella tenía un motivo. Comenzó Sara empezaba a querer irse de ahí pero, por no querer dejar al muchacho sin siquiera intentar lo que quería, no se fue. Ella sabía que se culparía después si huía y sería muy malo el no querer escuchar lo que le quería decir el muchacho.
El muchacho continuó diciendo - es... te quiero y ¿quisieras ser mi novia? -, Sara, - este, no sé qué decir con respecto a esto pero, la verdad es que... -, el muchacho, - si, perdóname por decirte esto sabiendo que tienes novio -, Sara, algo alterada, responde - este, que es lo que dices. Yo no tengo novio, además, ¿Quién te ha dicho algo como eso?. Quien quiera que te haya dicho eso, es un mentiroso -. El muchacho, al oír tal declaración, dijo - acaso ¿has roto con tu novio? -, Sara, - ¿roto? -, el muchacho, - sí -, Sara, - pues, como te he dicho, yo no tengo ni he tenido novio antes -, el muchacho, - Entonces, con el que siempre andas, estás segura que no es nada para ti -, Sara, - ¿el que siempre anda conmigo? -, el muchacho, - si, ese que te acompaña incluso a la hora de salida -, Sara, - acaso hablas de Uich -, el muchacho, - creo que así se llama -, Sara, - ¡Ah!, si hablas de él, no somos novios sino sólo amigos -, el muchacho, - pero, si no son novios, dime ¿por qué no puedes si quiera pensarlo un poco? -, Sara, - pensar un poco -, el muchacho, - si es por tu amigo, entonces no tengo más que decir -, Sara, al escuchar eso, dijo precipitadamente - no, no, no es eso. Verás, este, he decidido considerar tu propuesta. Así que, mañana te diré mi respuesta. Ya veras que no es por eso -. El muchacho, muy feliz, se despidió con la esperanza de poder escuchar la respuesta final de Sara mañana.