Mientras tanto, Fimi llevaba a Uich, en lo que buscaba donde poder revisar sus heridas sin que nadie los molestara. Ella había pensado que sería mejor llevarlo al hospital pero, debido al gran alboroto que había hecho, no podía llevarlo sin levantar ninguna sospecha o que alguien entrara en pánico. Viendo de un lado a otro, ya que se encontraban los guardias en su búsqueda. Ella, tratando de evadir los, se escondía un vez miraba a uno de ellos cerca. Entre más intentaba esconderse, parecía que más encerrada quedaba y cada vez era más difícil el poder encontrar un lugar donde poder esconderse y, debido a que Uich aún se encontraba inconsciente, debía de encontrar un lugar pronto para poder hacer que él pudiera descansar en lo que volvía en sí. Viendo que ya no podía seguir así, sin seguir pensándolo más, se puso una capucha, que había encontrado durante el camino, y logrando introducirse entre un grupo de personas que pasaba cerca, salió de ahí.
Después de estar luchando por salir sin ser vistos, al fin estaban fuera de la ciudad. Corriendo, se introducían entre los árboles. Al sentirse a salvo, bajo a Uich con mucho cuidado y comenzó a revisar los golpes que tenia y, abrigandolo con la capucha, colocó su cabeza encima de sus piernas. Recostada en un árbol, pensaba - no puedo creer que todo esto terminó así. Pero, una vez despiertes, verás que todo se resolverá. Bueno - dio un pequeña sonrisa - esto puede terminar ahora si me entrego. Pero no lo haré hasta que estés bien. Después de todo, fue mi culpa el que te encuentres así. Si tan sólo me hubiera controlado un poco más, nada de esto estuviera pasando -. Miró hacia las estrellas y se durmió.
La noche era fría, que Fimi comenzó a sentir frío. Pero, de pronto sintió algo caliente que la hacía sentirse bien. Así que, acomodándose, siguió durmiendo. Uich, quien ya se había despertado, le colocó la capucha a Fimi al verla temblar. La miró y, dando una vuelta para ver en dónde se encontraban, comenzó a ver que no podían quedarse ahí y tendrían que regresar. Pero, como no quería despertar a Fimi, se sentó a su lado y decidió esperar hasta la mañana, ya que había sido en vano las vueltas. Debido a lo oscuro y profundo en que se hallaban, no era fácil reconocer el lugar o encontrar el camino de regreso.
Sara, que se encontraba corriendo de un lado a otro, no podía creer que no los encontraba. Desesperada, seguía buscando entre callejones y lugares muy poco transitada por las personas. Mientras seguía buscando, se encontró con los demás, que también estaban buscando a Uich. Al entrarse, le Sara los vio y quiso decirles algo pero ellos no la dejaron. René, viendo que Sara venía corriendo, le preguntó si sabía que le había pasado a Uich, ya que no se encontraba en el ahí cuando se dirigieron a traerlo. Sara, tratando de no llorar, lea contó que Fimi se lo llevó y qué no los encuentra. Todos, sin perder tiempo, se dividieron en dos y siguieron buscando.
Sara, con la esperanza de encontrarlo, pensó que los podía encontrar en su casa, ya que Fimi no conocía ningún otro lugar a dónde ir. Se dirigió hacia la casa de Uich, mientras los informó a los demás que podría estar en ese lugar. Todos acordaron encontrarse ahí. Sin siquiera darse cuenta de lo tarde que era, fue a la casa de Uich pero de pronto se encontró con sus papás, que estaban molestos. Ella, al verlos, se paró y, tratando de dar un explicación, sus papás se la llevaron a su casa sin escuchar ninguna de sus excusas.
Ya estando en su casa, subió a su cuarto enojada sin decir nada, sus papás estaban enojado, ya que era la media noche y ella no había regresado. Además de eso, la encontraron sola y corriendo. Ellos tenían una razón para estar enojados con ella pero, como en ese momento lo que más le preocupaba era encontrar a Uich, no lo podía entender. Recibiendo una llamada, contestó sin demora. Al escuchar que se trataba de Ana, le preguntó rápidamente si estaba Uich ahí. Pero, después de que ella le contara que no lo habían encontrado y que ya no seguirían buscando sino hasta mañana, Sara no tuvo más opción que aceptar todo lo que estaba pasando. No quería que todos los demás también se metieran en graves problema, por lo que no les reprimió nada.
Se acercó a su ventana y, mirando la luna, dijo - no lo logré, sabíamos que algo como esto podía pasar pero, a pesar de todos los peligros, seguimos. Ahora, que encuentras malherido y no sabemos en dónde, no sé si podré seguir con esto -. Miró nuevamente hacia la luna y, queriendo agregar algo más, comenzó a llorar. Las lágrimas al fin habían podido salir, ya que las estuvo reprimiendo durante todo el día. Ya no podía aguantar más seguir así. Se acostó en su cama e intento dormir.
Al día siguiente, se levantó como era de costumbre, levantó la cortina y abriendo la ventana vio hacia afuera. Era un gran día, el sol brillaba intensamente y el canto de los pájaros alegraba la mañana pero, pesar de todo ésto, Sara sólo podía ver un día sin sentido. Ella no podía permanecer indiferente por lo que había pasado. Ella, al levantarse, no trató de esconder el como se sentía. todo el día viendo por un lado a otro se la pasó. Seguía buscando dónde se podrían haber ido. No podía dejar que todo se quedara sin resolver. Todos los demás, aunque la ayudaron a buscar, terminaron por rendirse al pasar unos días sin respuesta alguna. Ya siendo el cuarto día, ella ya pasaba nuevamente por los lugares de lugares que habían estado aquel día.
Ya sin esperanzas de poder encontrarlos, se sentó en el parque. Era una hermosa tarde mientras soplaba un frío viento, característico de la época de invierno. Viendo a su alrededor, pasaban varias parejas, familias y amigos riendo. Ella se preguntaba si ya era suficiente y tendría que reunirse en seguir buscando. Ya había buscado por todos lados sin ningún resultado. Se levantó y se dirigió a su casa. Con una cara larga, caminaba por la calle. Para que nadie se diera cuenta de ello, tenía una bufanda y una gorra puesta. Pasando por la tienda, se encontró con René y Ana. Con una sonrisa, les habló como si nada estuviera pasando. Sara comenzaba a mostrar el que ya se había rendido y comenzaba a tomar en serio la realidad y que eso tendría que ser trabajo de las autoridades, aunque ella sabía que no harían nada. Ya que a pesar de haber pasado ya algunos días, no había respuesta ni siquiera un grupo de búsqueda de Uich. Ella no confiaba en que ellos se hicieran cargo y tratarán de buscarlo.