Uilebheist (monstruo)

Invierno III

Las estaciones del año siempre han sido bien recibidas por el pueblo Fuar en especial el verano y la primavera porque estas favorecen la caza, la agricultura, el trabajo en los telares, comercio, ganadería, el otoño se toma más como un aviso algunos animales empiezan a invernar, el viento empieza a silbar por los alrededores provocando que se queme más leña para mantener la temperatura de los hogares.  

Después del otoño llega el invierno este dificulta casi todas las tareas en el pueblo un claro ejemplo es que si llegas a enfermar los más probable es que mueras debido a las bajas temperaturas y el hecho de que solo hay una pareja de doctores.

Varios inviernos han pasado, el noveno invierno se acerca desde aquel día que una madre e una hija se miraron y sonrieron.Las hojas con un tono amarillento se van despidiendo del árbol que meses atrás les dio vida, al mismo tiempo se oye como una hacha golpea la dura corteza de uno de los tantos gigantes que habita el bosque.

Un pecho acelerado acompaña el sudor de Feanor, dando el último golpe haciendo caer al gigante rojizo con amarillo recolectando lo más valioso de este que le serviría para mas adelante, el hacha y el tenían una gran química como el fuego y la leña.

—Por fin —.Dijo limpiándose con su manga de mezclilla color negra —Con esto será suficiente en el aserradero

Coloco los trozos de pino en una carreta vieja algo oxidada que consiguió por unas monedas con el comerciante, cada vez que iba hacia el bosque damnadh siempre pensaba en lo facil que serian los viajes con un pequeño caballo pero los gastos de el, de nadia y su madre no les permitan ni siquiera comprar un asno tomo con ambos brazos los mangos y emprendio su viaje a Fuar.

—Si vendo más de la mitad al aserradero aun quedara dinero para los gastos de invierno —.Todo esto mientras caminaba sobre el sendero que conecta al pueblo —Mama podrá descansar, sin preocuparse por el invierno.

Su plática consigo mismo se vio interrumpida por una zanja que freno de golpe el viaje la fuerza y velocidad hizo que volcara la carreta y Feanor rodara golpeándose con ramas y algunas rocas a su paso, la caída la detuvo un pino provocando un gemido, incorporándose algo lento con la ayuda del mismo pino que lo detuvo pudo ponerse completamente de pie.

— ¡Maldita zanja! —.Dijo mirándola con enfado —Como carajo no la vi, ahora entiendo porque mama luce aveces distraida

El sonido crujiente de las hojas lo acompaño hasta la carreta a pesar del óxido y lo vieja que era no le ocurrió nada a esta, los troncos estaban esparcidos a lo largo del camino Feanor dio un suspiro porque debía recoger todos los pinos cerneados. Al recoger los troncos noto el viento recorrer sus mechones negros pero este se sentía diferente, sus esferas maderosas trataron de seguir el crujir de las hojas pero solo había pinos dispersos, solo estaba el y su carreta.

No le dio tanta importancia se apresuró a recoger todo, una vez terminado reanudo su viaje jalando la carreta el sonido de las hojas se escuchó nuevamente Feanor empezó a dudar sobre que estaba pasando, sobre qué era lo que estaba con él en ese lugar porque lo que sea que era….lo estaba siguiendo.

Por mala jugada de su mente recordó el cuento que su madre le conto cuando era niño:

“En la espesura del bosque se cuenta que vive una cosa capaz de perseguir a su presa hasta el fin del bosque, no se sabe porque donde vive es también su prisión pero este cuida a todo ser vivo que habita y hará todo para hacer pagar a aquellos que dañen su bosque”

Un olor a sangre se percibió en el ambiente de pronto unos pasos rápidos se dirigieron a él, el sonido de las hojas crujir era violento y constante Feanor no se rompió debido al deseo de vender esos pinos se sobrepuso ante el miedo, corrió con la carreta tan rápido como podía de esta, tirando algunos troncos en el camino.

Algo lo persigue Feanor solo piensa en la entrada del bosque un jadeo se posa en su nuca, su diafragma está al límite con cada bocanada de aire su corazón se acelera más y más su instinto lo mantiene vivo siente como la adrenalina le recorre impulsándolo a un paso más, ni siquiera la carreta se siente pesada. El miedo lo empareja, los segundos en que se miran le dicen que es mejor que no…..logre.....agarrarlo…..

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.