Última cita

❊Capítulo 3❊

El 31 de diciembre llegó. Cené con mi apreciada familia, compartí, jugué con mis sobrinos y me despedí de ellos para ir a mi cita con aquella mujer que me había hechizado. No tuve ningún problema en llegar hasta Sol. Iba vestido muy elegante, traje negro, camisa, corbata y unos zapatos negros. Llevé más de doce uvas para las doce campanadas. Parecía que estaba nervioso, pero solo era la emoción que recorría por mis venas.

Nos mandamos unos cuantos WhatsApp más porque estaba llegando tarde. Fui hasta la estatua del Oso, donde me habían dicho que estaban. Las tres estaban preciosas; Sara llevaba puesto un vestido rojo, Jenny un vestido negro con brillante, y Aitana un vestido azul.

—Ibas a llegar casi en el momento de las uvas —chilló Jenny dándome con su pequeño bolso en mi pecho.

Fingí que me había dado fuerte y las saludé con dos besos. Segundos después, Sara me presentó a su novio, Jenny al famoso Tony, quien no paró ni un momento en dejar de mirar a mi pequeña sirena.

—Como lo prometido es deuda, aquí tienes. —Le di a Aitana un tuvo adornado con un lazo rojo, donde se encontraba el dibujo que le había hecho.

Aitana quitó la tapa, sacó el dibujo y lo observó con gran brillo en sus ojos, luego me abrazó. Su perfumé me embriagó. Sonreí disfrutando de ese lindo achuchón y de su aroma.

—Me encanta —expresó con una gran sonrisa.

Aproveché que estaba cerca de mí para jugar con unos de sus rizos, segundos después lo llevé detrás de su oreja.

—Es el mejor rostro que he dibujado —dije con sinceridad.

Sus mejillas se tiñeron de rojo y las chicas hicieron una pequeña bulla.

—Falta poco para las uvas —intervino Tonny algo molesto.

Casi fruncí el ceño, pero empezamos a prepararnos para las doce campanadas.

—Eres una tramposa —le dije a Aitana con una sonrisa, ya que había traído uvas peladas y sin pepitas.

—Oye, que quiero tener un prospero 2017 —comentó con una pequeña risa.

—Entonces, estás empezando mal, pequeña tramposa.

Se rio.

—Espero que no te atragantes —dijo entre risas.

Empezaron a anunciar que ya iba a entrar las doce campanadas. El reloj de la plaza de Sol empezó a sonar para que nos preparemos, luego la primera campanada de los doces segundos restante para que entrara un nuevo año dio inicio. Comimos cada uva por cada campanada. Todo el mundo hizo lo mismo con grandes risas, a mí se me dificultó un poco porque las uvas llevaban sus semillas, así que me las tragué con todo y pepitas para poder igualar a los demás. Cuando llegó la última campanada todo el mundo empezó a felicitarse y tirar confetis.

Estábamos emocionados y mediante esa emoción lo que hice fue besar a Aitana. Ella se sorprendió, pero no rechazó el beso, lo continuó, fue el primer beso del año. Quise hacerlo y no pude contenerme porque no iba a saber si la volvería a ver. Segundos después ella me empujó y salió corriendo. Iba a ir detrás de ella hasta que Tonny lo hizo echando peste por la boca.



#12149 en Otros
#3619 en Relatos cortos
#19094 en Novela romántica

En el texto hay: navidad, amor, cita

Editado: 15.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.