Ultima Guerra

capitulo 12

Axel atraía las miradas sin darse cuenta, no era muy temprano, pero aun así era raro ver a alguien como él a esa hora, con una ropa tan elegante y a la vez casual: una camisa manga larga con cuello y orilla de las mangas de color negro que resaltaban su abdomen y pectorales a la vez que ocultaban las heridas y vendajes que tenía bajo la ropa, un pantalón un tanto pegado de un color azul oscuro y un cincho negro con hebilla plateada que combinaban perfectamente con la camisa, y por ultimo unos zapatos de vestir que no había usado en cierto tiempo pero que aun así le parecían demasiado cómodos e iban bien con el atuendo, todo mientras desprendía un leve aroma a loción e iba bien peinado. Tal vez por su forma de vestir atraía las miradas, o tal vez era por esa sonrisa y brillo en sus ojos que lo hacía ver como una persona diferente, una persona segura y tranquila de sí misma. Una persona que podía afrontar el futuro sin problema.

Cuando Axel llego a la casa de Liz, observo la casa de forma silenciosa por unos segundos, inhalo aire, lo sostuvo por tres o cuatro segundos y lo soltó, estaba listo. Axel se acercó a la puerta principal y le golpeo con los nudillos cuatro o cinco veces. Pasaron tres segundos y luego escucho los pasos de Liz llegar a la puerta y luego esta abrirse mostrando a Liz con una hermosa blusa oscura sin mangas  y que dejaba ver un tanto su escote, unos jeans claros y un cinturón de piel mientras usaba un par de zapatos de tacón corto que la hacían parecer de la misma altura de Axel. En el momento que la vio no pudo evitar sentir esa leve fragancia dulce que desprendía su pelo así como no poder evitar apreciar lo hermosa que estaba a la vez que ella lo miraba a él. Entonces se miraron a los ojos y todo pareció tan tranquilo y natural para ambos.

  • Estas hermosa — Dijo Axel y Liz sonrió mientras se sonrojaba.
  • Gracias — Dijo ella.
  • ¿Nos vamos? — Pregunto Axel mientras en broma le ofrecía su brazo como un caballero lo hace para escoltar a una dama.
  • Vamos — Dijo Liz sonriendo y cerrando la puerta de atrás de ella antes de aceptar su invitación entre risas. Pronto ambos se dirigieron al área comercial, atrayendo miradas como pocos lo había hecho antes, pero sin notarlo porque solamente notaban la presencia del otro y eso era más que suficiente para ambos.
  • Entonces, ¿qué haremos? — Pregunto Liz
  • ¿Ya desayunaste? — Liz solo calló y sonrió. — Entonces eso será lo primero, porque yo tampoco — Dijo Axel con una sonrisa irónica y ambos continuaron caminando, charlando, sonriendo e ignorando todo aquello que estaba por hacer cambiar sus vidas.

Lo primero que hicieron fue ir a desayunar a un pequeño restaurante especializada en desayunos y postres: “El Dulce Día”, por lo que habiendo llegado tan temprano encontraron vacío el lugar. El menú se miraba increíble para ambos y siendo que Rick y Axel habían conseguido buenos amigos en todo el refugio, incluyendo al dueño del restaurante, ofreciendo carne a cambio de favores futuros, no hubo problema con decidir qué pedirían y mucho menos en recibir dichos pedidos. Liz obtuvo unos panqueques que se le habían antojado en la entrada tras ver a otro cliente comiéndolos y un licuado de frutas, mientras que Axel decidió pedir algo simple como un desayuno de huevo, frijoles, plátanos cocidos, pan tostado y café frio, era el platillo más vendido por ser grande y delicioso. Ambos disfrutaron la comida junto con la presencia del otro y los temas de conversación; un poco de los gustos de uno, los pasatiempos del otro, para así descubrir que tenían mucho en común. Al terminar el desayuno ambos dieron una vuelta a todo el refugio mientras hablaban. Niños corrían por las calles, adultos negociaban o charlaban y adolescentes ligaban, presumían y charlaban entre ellos, siempre de una forma tan inmadura que los hacía ser lo que eran, pero siempre había más de alguien que terminaba viendo a Liz y Axel mientras caminaban y charlaban, claramente se veían bien juntos.

  • Entonces, ¿Cuántos libros me estás diciendo que has leído? — Pregunto Liz asombrada, curiosa, pero por sobre todo sin creerle a Axel lo que estaba diciendo.
  • Tal vez un poco más de doscientos libros — Dijo él haciéndolo parecer lo más normal del mundo. Liz solo ahogo una risa.
  • Aja, si, como no. — Dijo ella sin creerle y con tono sarcástico, Axel solo rio— Y aunque fuera así, es demasiado. Y yo que creía que los casi setenta y cinco libros que he leído hasta ahora era muchos —
  • Oye el “pequeño” librero de mi casa tuvo que haber sido prueba suficiente para que me creas ¿no? — Y Liz solo calló mientras recordaba — Además, hay cosas que un libro no te enseña sin importar cuantas veces lo leas.
  • Como por ejemplo…— Dejo inconclusa la oración esperando que Axel la terminara.
  • Aprender a cocinar tan bien como tú — Liz sonrojo ante la respuesta. No la esperaba. — Así también como aprender a bailar, o incluso…—
  • Espera, ¿no sabes bailar? — Interrumpió Liz
  • No —
  • ¿Ningún estilo de música? —
  • Nop — Dijo Axel riendo mientras ocultaba la vergüenza.
  • Oh… — Y Liz calló unos segundos como queriendo decir algo— ¿Y realmente crees que cocino bien? — Dijo al fin. Axel le gusto el hecho de poder cambiar de tema.
  • Más que bien —
  • Entonces cocinare para ti más seguido — Dijo Liz llena de orgullo mientras continuaban caminando. Pronto terminaron hablando de varias cosas.




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