Ultima Guerra

Capitulo 1

El mundo era un caos, la gente gritaba, el fuego ardía, la sangre se derramaba y ciertas personas carecían de su humanidad.

Cuatro horas antes todo iba tranquilamente hasta que varias personas cayeron inconscientes, no fue por mucho pero cuando despertaron algo cambió en ellos, asesinaban sin motivo, sin piedad y sin dudarlo. Y la familia Tears no fue la excepción. Dentro de la casa vivían una pareja y sus dos hijos cuando todo sucedió.

La madre y esposa, Amanda Tears, cayó al suelo mientras cocinaban, el golpe que hizo el cuerpo de aquella mujer contra el suelo resonó por la casa lo que provocó que los dos niños que estaban sobre la mesa lloraban asustados al ver a su madre tendida sobre el suelo, inmóvil, y que aquel padre de familia corriera a ver el estado de su mujer. Pero tras examinar solamente dio una orden al hijo mayor, de cinco años: que se llevará a su hermana lo más lejos posible de allí. Segundos después la madre abrió los ojos, unos ojos completamente vacíos.

La mujer tomó a aquel hombre que alguna vez amo de la garganta y lo lanzó contra la estufa de la cocina con fuerza inhumana, rompiéndole las costillas en el impacto mientras cierto olor a gas inundaba la habitación. La niña, hija menor de cuatro años, no comprendía  la situación pero solamente dejó de llorar al ver a su madre de pie, mientras que el hijo mayor, aun sin comprender todo sintió temor al ver los ojos de su madre lo que lo llenó de miedo y lo obligó a liberar su instinto de supervivencia, agarrando a su hermana de un brazo y obligándola a ir con él.

Amanda, antigua madre y esposa, ahora monstruo, al notarlos estuvo a punto de dar caza a sus únicos hijos hasta que sintió a aquella persona que alguna vez amó abrazándola, y su objetivo cambió.

El niño corrió fuera de la casa arrastrando a su hermana, con lágrimas en los ojos y miedo en el cuerpo hasta el otro lado de la calle y siguió corriendo por instinto, hasta que vio a su alrededor. Vio a muchas personas conocidas de ambos matando sin piedad a todos los que se cruzaran por su camino mientras los miraban con unos ojos idénticos a los de su madre, vacíos, mientras todos hacían lo posible por sobrevivir, y fue en ese descuido que su hermana se soltó y corrió de regreso a casa en busca de sus padres.

El niño hizo lo que pudo al tratar de ir por su hermana, pero para cuando ella cruzó la calle él había tropezado con  uno de los muchos cadáveres. Y fue entonces, que tras ver a su hermana entrar a su casa mientras estaba tumbado en el suelo como desde el interior un fuego se propagaba hasta que algo explotó y la casa ardía en llamas, y el único consuelo que le quedaba era aquel reproductor de música que sentía en sus bolsillos mientras las lágrimas se desbordaron de sus ojos y los nanobots dentro de él se apagaban...

                                                                            ***

Seis y treinta horas y la cálida e irradiante luz del sol que logra pasar sobre los muros de acero de quince metros de altura invade las destruidas calles del refugio #27. Las casas del lugar cubiertas por pintura caída y enredaderas a pesar de no estar en las mejores condiciones se mantienen estables siendo el hogar de muchos sobrevivientes. El área de comercios empieza a abrir sus locales, esta área abarca aproximadamente todo el centro del refugio y es el área que, a excepción del área militar, se mantiene más activa durante el día mientras que el área militar, justo a unos kilómetros del comercial, empieza a transportar soldados a través de todo el refugio por medio de camiones militares, algunos de ellos se quedan en las calles para supervisar que no haya disturbios o crímenes pese a que es muy poco probable, mientras que los soldados restantes sustituyen a los soldados que vigilan la parte exterior del refugio, atentos a cualquier peligro en los alrededores.

En una casa pequeña cerca del área comercial, los rayos de sol por fin logran pasar entre las grietas de las cortinas que cubren la ventana y dan directamente en los ojos cerrados de Axel, obligándolo a despertar de su sueño. Con los ojos aún entrecerrados y bostezando Axel se sienta sobre la cama, empieza a restregarse los ojos con las manos y observa la habitación por unos segundos: un cuarto desordenado a pesar de no ser tan grande o tener algo más que una radio de mesa sobre un escritorio lleno de cuadernos abierto y lápices revueltos, dos closets y una cama. Axel luego de observar su cuarto, empieza a caminar hacia uno de los dos closets de la habitación, del cual saca una sudadera y ropa deportiva para ponérsela inmediatamente y dirigirse hacia las afueras de su hogar, donde hizo unos breves estiramientos antes de empezar a correr como todas las mañanas.




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