El comedor era ciertamente grande con algunas fotos en las paredes, una donde estaba Rick unos diez años más joven, elegante y en smoking junto a una mujer idéntica a Liz que vestía un traje de novia, a excepción del color de ojos y que tal vez esta tenía el pelo más largo y claro. Otra foto donde aparecen ambos nuevamente, Rick y aquella mujer enfrente de una casa pero menos jóvenes, tal vez cinco años después, pero acompañados de una pequeña niña idéntica a Liz pero más joven y con una reluciente sonrisa, tal vez tres o dos años. Y una más donde estaban solamente Rick y Liz, ya más reciente, posiblemente de hace dos años como máximo, ambos frente a la casa actual y Rick con ropa de cacería y sosteniendo un rifle sonriendo, mientras que Liz solamente tiene un sonrisa forzada.
La casa claramente era algo parecida a la de Axel, pero con la diferencia de que parecía haber tenido ciertas remodelaciones. Un candelabro en el techo y una mesa de madera, varias sillas que combinaba en el centro de la habitación y en el centro de la mesa había algunas velas y las dos botellas de vino que Axel había conseguido en el área comercial, alrededor tres pares de platos, copas, cubiertos y servilletas. Rick quien aparentemente había cocinado, estaba trayendo la cena mientras Axel y Liz se habían quedado en la mesa esperándolo, Rick se había negado a la ayuda de Axel y “obligó” a Liz a quedarse acompañando a Axel para que tuvieran tiempo para hablar y conocerse, y a pesar de solo haber pasado cinco segundos, habían sido los cinco segundos más largo de la vida de Axel.
Axel no podía parar de envolver sus pulgares entre sí bajo la mesa, casi en un intento en vano en hacerlos un nudo para tratar de calmar sus nervios, los nervios que lo devoraban por dentro y no sabía qué hacer, mientras que en breves momentos levantaba la vista hacia Liz quien se miraba hermosa con esa blusa con cuello en V que dejaba ver una pequeña parte de su escote, un collar en el cuello, unos jeans y zapatos no tan elegantes pero que combinaban con la ropa, pelo suelto y muy poco maquillaje, y bajaba la vista rápidamente cuando ella le devolvía la mirada y así consecutivamente. Solo había un silencio en esa habitación, y era uno muy incómodo.
Axel se preguntaba, que a pesar de todo lo que le habían enseñado, porque no le habían enseñado qué hacer en esos momentos. El único consuelo de Axel era el no ser el único nervioso, ya que también podía notar lo movimientos que hacía Liz jugando con su cabello.
Liz no sabía si estar nerviosa por el momento o enojada con su padre, él sabía muy bien que ella era ciertamente tímida cuando estaba sola, una vez que se creaba una conversación ella podía hablar y socializar fácilmente, pero en momentos como ese lo único que podía hacer era dejar que los nervios la comieran viva. El jugar constantemente con su pelo la ayudaba a tranquilizarse un poco, pero el notar varias veces que Axel, quien vestía una camisa de mangas largas con el último botón del cuello desabrochado, pantalón de lona, tenis y quien tenía un breve rastro de perfume, la miraba no ayudaba mucho, y cuando ella levantaba la vista él la bajaba e instintivamente hacia lo mismo cuando él levantaba la vista, no sabía de qué hablar o que hace ya, la mayor parte de su vida en el refugio la había pasado en esa casa con su padre o estudiando e investigando por su cuenta porque nunca quiso salir a hacer amigos siendo que la mayoría eran despreocupados creyendo que sus padres siempre iban a estar allí para protegerlos y cuidarlos, por lo que ella pasó gran parte de su vida e infancia aprendiendo a ser de ayuda, experimentando con varias comidas cuando su padre salía de caza, investigando ciertos contenidos, entre otras cosas, pero nunca quedándose a solas con alguien en la misma habitación, y menos con alguien a quien acababa de conocer como Axel.
Ciertamente sentía curiosidad sobre su persona, ya que su padre no le había hablado de su pasado o sus personalidad fuera de la cacería, ni siquiera quienes eran sus padres o encargados en el refugio, y también sentía cierto interés en él ya que cuando lo miraba le costaba apartar la mirada, por alguna razón se sentía “cautivada” y la única vez que habían cruzado miradas había sentido como si su alrededor se evaporara inmediatamente dejándolos a ellos dos llenos de tranquilidad. Su mente estaba hecha un desastre y no podía pensar con claridad, era la primera vez y ella esperaba que fuera la última que se sentía así. Tras primero tranquilizarse por medio de su respiración, aguantando el aire por unos segundos y luego soltarlo, al fin logro decir algo para matar aquel silencio.
— Y… ¿te gusta salir a cazar? — después de haber dicho esas palabras sintió que debió de haberlo pensado aunque sea un poco. Axel levantó la mirada por unos segundos, tal vez pensando una respuesta, pero en la mente de Liz él la estaba juzgando como ella misma por una pregunta tan tonta, por no decir estúpida, la sonrisa de Liz paso de nerviosa a incomoda y en su mente se estaba preguntando como no pudo decir algo menos estúpido mientras los miles de posibles mejores temas para iniciar una conversación pasaban por su cabeza y a la vez, empezaba a desear que el suelo la tragara. Axel no pudo ahogar su sonrisa claramente en tono de risa, lo que hizo sentir un tanto más avergonzada como enojada a Liz, tal vez él no era tan buena persona como ella creía. —, ¿Qué? — preguntó ella, sin poder distinguir si lo dijo enojada o tímidamente.