Última Oportunidad

Conflicto

- En verdad no esperaba una actitud como esta en ustedes… - El director Victor ha empezado con su sermón, luego que la profesora Sofía nos mandara de inmediato hacia la oficina de este. -…Especialmente de usted, señorita… - Saraí solo puede agachar su cabeza. –…Espero que no se repita, o habrá consecuencias peores. – Finaliza el director indicándonos la salida.

- Deberás lo siento mucho…- Le digo a Saraí, al salir de la oficina del director.

- No te preocupes. – Dice mientras trata de sonreír, aunque claramente no es el momento de ello.

Mientras vamos de camino hacia nuestro salón algo llama nuestra atención, un grupo de estudiantes reunidos en un círculo en el campo que estaba detrás del edificio principal.

- ¡Hey! Mira eso… - Dice Saraí señalando.

- Vamos a ver. – Le digo al agarrar su mano e ir corriendo hacía allá

A medida que vamos avanzando hacia la multitud podemos escuchar los gritos que salen de la misma.

- ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!

Parecía un solo coro, así que nuestra curiosidad creció y nos apresuramos aún más para observar que pasaba. La sorpresa fue cuando llegamos a la multitud que rodeaba a un par de chicos que de verdad estaban en pelea. Samuel, al quien conocí en el entrenamiento y formó parte del equipo y Mario.

Sincrónicamente nos quedamos boquiabiertos al ver a Mario con un ojo cerrado y la parte izquierda de la cara con mucha sangre lanzando un puñetazo a la nariz de Samuel. El cual ya esta bastante morado de un ojo y la nariz cubierta totalmente llena de sangre.

Cuando Mario le lanza un golpe en el estomago a Samuel, este cae al suelo y Mario aprovecha a patearlo con las pocas fuerzas que le quedan. Todo mundo con su celular esta grabando esta escena y nadie se preocupa por detenerlos antes que se hagan demasiado daño. Saraí me dice, con la mirada, que intervengamos y cuando estamos a punto de hacerlo desde lejos se oye la voz del director.

Cuando recién se reconoce lo que esta diciendo, todo mundo sale disperso Saraí y yo no somos la excepción, acabamos de salir de la dirección y no queríamos volver tan pronto.

Por la tarde fuimos a la casa de Mario para ver como estaba.

- Oh son ustedes, pasen, Mario esta en su habitación. – Doña Lilian, la madre de Mario, nos recibe con mucho cariño como de costumbre.

- ¿Se puede? – Pregunta Saraí al tocar la puerta de la habitación de Mario.

- ¡Pasen! – Grita Mario dentro. Acostado con un poco de vendas con hielo en la cabeza y el rostro. Y un fuerte olor a pomada que se encierra en toda la habitación.

- Quedaste fatal amigo. – Le dice Saraí en tono de burla y haciendo una mueca cuando descubre el olor.

- Gracias por los halagos preciosa. – Le responde sin perder la pinta que siempre lo caracteriza.

- ¿Qué paso pues? – Interrumpo antes que esta conversación llegue a otro punto.

- Ese desgraciado me acuso con el profe de copiar durante el examen.

- ¿Y no se equivocó?

- Vienes muy graciosa hoy verdad. – Le responde a Saraí con un tono ya agresivo.

- Y al final ¿Qué te dijo el director? – Tengo que intervenir otra vez.

- Me expulso. – Lo dice así de frío y un silencio se apodera de la habitación.

- Bueno tal vez así aprendas. – Le dice Saraí luego de varios segundos de incomodo silencio.

- ¡Ahora sí, ya me cansaste! – Mario trata de moverse para darle un golpe a Saraí. Afortunadamente no la alcanza, pero el movimiento provoca un gran dolor en él.

 - Creo que ya nos vamos… - Digo mientras trato de controlar a Saraí. -… Nos alegra que estés bien y ojalá nos veamos pronto.

- Sí, mejórate Mario. – Saraí se despide con un ademán.

Luego de despedirnos de Doña Lilian, nos marchamos a casa y trato de encontrar razón para el comportamiento de Saraí.

- ¿Qué pasó haya adentro? – Le reprocho.

- Solo quería alegrarlo, ya sabes subirle un poco el ánimo. – Responde como sino hubiera tenido malas intenciones.

- Creo que, con esa actitud, no lo lograste.

- ¿Estas regañándome? – Dice con un tono de ofensa.

- Para nada, solo digo que pudiste haber estado menos ofensiva.

-Sí, creo que me excedí un poco. – Dice mientras agacha la mirada.

Sin nada más que añadir, comenzamos a despedirnos por que ya habíamos llegado a nuestros hogares.

Al día siguiente, en el primer receso, Benjamín fue a mi salón de clases a buscarme.

- Supongo que te enteraste qué Samuel fue suspendido de clases… - Él también resulto castigado después de todo. – …Y era nuestro defensa estrella… - Yo ni enterado que estuviera en el equipo. -… Entonces hable con el entrenador me dijo que te preguntará si ¿querías entrar al equipo?




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