Luego de unas largas semanas en recuperación, por fin puedo volver a asistir a la Secundaria con normalidad. Mis compañeros y amigos me han echado de menos, o al menos eso dicen.
- ¡Hey! Al fin volviste. – Grita Saraí al verme llegar.
- Sí, la enfermera me dio de alta ayer por la tarde.
- Pasaron muchas cosas mientras tu ausencia.
- ¿Ah enserio, como cuáles?
- La que más te interesará a ti, es que Pamela ha organizado un baile de despedida para los graduandos.
- ¡¿Enserio?! – Trato de lucir asombrado, aunque yo fui quien le dio la idea.
- Sí, es este fin de semana. En estadio de la secundaria. No queda mucho tiempo para conseguir pareja.
- ¿Es en parejas?
- Obvio. Tienes que apresurarte a conseguirla. Ya todo el mundo tiene su cita.
- ¿Incluyéndote?
- Aún nadie me ha invitado… - Dice murmurando y desviando su mirada hacia el suelo – Y tú, ¿A quién invitaras? – Rápidamente cambia la conversación.
- No lo sé, acabo de enterarme de esto.
- ¿Invitaras a Pamela?
- ¿Crees que se fijaría en mí? Tiene muchos pretendientes, obviamente más guapos que yo, además estoy en primer año. ¿Quién de tercer año se figaría en alguien de primero?
- No pierdes nada con intentarlo. ¿Acaso no es lo que más quieres?
- Tienes razón, la buscaré y le pediré que sea mi cita en el baile.
Con mi mente ocupada, pensando en que palabras decirle a Pamela para que ella acepte ser mi cita, no he puesto atención a las clases. Saraí se ha dado cuenta de ello y me ha llamado la atención varias veces.
Al fin se acabaron las clases, todo el mundo sale de la secundaria para sus casas, y en la salida es donde espero por varios minutos a que salga Pamela y pueda hablar con ella.
Diez, quince, veinte, hasta que llego la media hora de estar parado esperándola, nunca salió. Mi madre se preocupará si llego muy tarde a casa así que me marchó y dejo pasar este día sin poder invitarla.
Al siguiente día, me entero de que ella se quedó viendo algunos detalles del estadio, para dejar ya todo listo para el baile de este fin de semana, cuatro días me quedan para poder hablarle.
Al menos, ya tengo pensado que decirle y esta vez estoy decidido a hacerlo. Según las observaciones que he hecho durante todo este tiempo, Pam, siempre va este día de la semana a la biblioteca. Es ahí donde la encontraré.
Le pido permiso a la profesora para ir al sanitario, la excusa perfecta para desviarme hacía la biblioteca. Tal como lo dije, ella está ahí dentro, pero no esta buscando un libro, mucho menos leyendo, mas bien esta discutiendo con alguien ahí dentro.
- ¿¡Cómo que no estará disponible las sillas que pedí!? – Aún molesta, no deja de tener esa voz angelical.
- Disculpe señorita, pero esta situación no esta bajo nuestro control. – Es la encargada de la biblioteca.
-Vale, vale, veré que hago, esta tarde. Gracias por nada.
La conversación ha subido de nivel así que decido mejor no entrometerme, por que puedo arruinar las cosas, más de lo que ya están.
Se me ha ido otra oportunidad, la fecha se aproxima con velocidad y Pam parece alejarse de mí.
En un par de días es el baile y aún no he podido ni siquiera ver a Pam. Incluso he pensado no ir, pero Saraí ha estado insistiendo que tengo que hacer lo imposible por ella.
- Es que cada vez que quiero decirle, ella esta ocupada o no aparece en todo el día.
- ¿Y te vas a rendir por eso? – Me reprocha Saraí.
- ¿Quién se va a rendir con la cita del baile? – Llega Guiselle y Anahí.
- Javier aún no le ha dicho nada a Pamela.
- ¿Cómo que no? – Grita Oscar, llegando a donde todos estábamos reunidos.
- No se atreve. – Dice Anahí.
- Como sí tú ya tuvieras pareja para el baile. – Respóndo tratando de evitar esta conversación.
- ¿Yo? Obviamente sí. – Como si la pregunta la ofendiera.
- ¿Ah sí? ¿Quién es? – Pregunta Saraí sin poder creérselo.
- Vamos a ir juntos. – Dice de repente Oscar.
- Esa no me la esperaba. – Concluimos todos.
- Pues felicidades- Dice Guiselle, después de un largo silencio incómodo.
- ¿Y que hay de ti Guiselle? – Dice Oscar, para tratar de apartar la gran noticia que recién nos enteramos.
- Yo no puedo venir a la fiesta, esos días no voy a estar aquí.
- Cierto, ya nos habías contado sobre ello. – Responde Saraí, mientras nosotros pensamos todavía el porqué.
- ¿Tú si vendrás Saraí? – Pregunta Guiselle.
- Sí…
- ¿Y quien es el afortunado? – Pregunta Anahí.
- Un chico que conocí, el día del partido de Javier, me invitó y pues no tenía con quien más venir, así que acepté.
- ¿Es el que se nos acerco a preguntar sobre los baños? – Pregunta en tono de burla, Oscar.