Ha pasado una semana desde que fui a hacer la última prueba que tenía para ingresar a la Secundaria y en cualquier momento debe llegar la carta con las notas que obtuve, necesito ser aprobado, para que la duda no me siga carcomiendo me fui a reunir mis amigos, y aproveché a contarles todo lo de Pamela.
- ¿Y está buena? – es lo primero que pregunta Oscar.
- Obviamente, es la líder de las porristas del equipo de futbol. – añade, sin dudar, Mario.
- Ella es la perfección hecha persona, claro que todo en ella es perfecto. – Respondo a ambos junto a una mirada para que dejen de hablar de ella, en esa forma.
- ¿Ahora ese es tu tipo de chica? – Pregunta de repente, Guiselle.
- No puede conformarse luego que Iris te despreciara para el baile de graduación. – Añade Anahí antes que pueda responder.
Iris, era una chica muy linda, incluso formaba parte de la banda estudiantil; la cuestión es que me atreví a pedirle que fuera mi cita en la graduación, mi error, fue hacerlo a la hora del receso, cuando todo el mundo estaba pendiente de lo que ocurría en la fuente; ella me rechazó por lo tanto no asistí a ese baile, por suerte me contaron que todo fue un fiasco y al final Iris dejo a otro compañero en ridículo en la pista de baile, de la que me salvé.
Entre mis pensamientos puedo escuchar que mi madre está llamándome. - ¡Hijo! El cartero acaba de venir y dice que trae una carta para ti. – Nomás oigo esas palabras, me despido rápidamente de mis amigos y salgo corriendo hacia mi casa.
Llego en menos de lo que esperaba y encuentro el sobre encima de la mesa. Corriendo lo voy a agarrar y desesperadamente lo abro rompiendo incluso un poco la carta en sí.
“Querido estudiante…” bla bla y más bla, sigo leyendo a toda velocidad, hasta que mis ojos encuentran en letras negrillas “…Nos alegra darle a conocer que su estado de admisión se encuentra APROVADO con una nota final de 99 puntos…”
- ¡¡¡Gané!!!- Grito con todas mis fuerzas. No puedo creerlo aún, voy a estar en la misma secundaría que Pamela.
Continúo leyendo la carta y me enteró que tengo que ir a inscribirme, aproximadamente dentro de un mes. Y así termina con el proceso de inscripción, para esperar otro mes hasta que inicien las clases y así tener la posibilidad de ver a Pamela.
Cuando mi padre regresa a casa, le comento la buena noticia. Ahora él me felicita, y se ofrece en acompañarme en el proceso de inscripción, ya que, según Saraí, me tiene que acompañar un adulto responsable. Y quien más responsable que mi padre.
Los treinta días se han pasado en un abrir y cerrar de ojos. Hoy ya vamos de camino hacia las instalaciones de la Secundaria, aunque relativamente está cerca de mi casa, en carro, uno se hace bastante tráfico ya que no hay una ruta definida para llegar allá, sino que hay que hacer uso de la carretera principal y he ahí el problema del tráfico.
Al menos llegamos a tiempo y la señorita que nos atendió hizo muy bien su trabajo. Solo tuvimos que presentar mi boleta de calificaciones pasadas, mi papelería personal y la carta de aprobación la cual reparé con un pedazo de cinta adhesiva. La señorita solo tecleo algo rápido en su computador, sello las hojas y le dijo a mi padre que firmara en algunas partes; al final me entregó mi horario, mi lista de asignaturas y un calendario con todas las actividades ya planeadas, también me dijo que podía pasar a ver donde sería mi salón principal así que aproveche a ir al baño de una vez.
El edificio tiene tres niveles, llenos de salones, laboratorios y diferentes oficinas, en medio de ella existe un espacio libre para actividades y afortunadamente hay baños en cada nivel, ubique mi salón, en el primer nivel, y en eso escucho que alguien discute fuertemente alzó mi vista hacia donde provenía el ruido y ahí en el tercer, una silueta femenina que se me hacía muy familiar. Cuando logro enfocar muy bien, logro distinguirla y en seguida reacciono. Es Pamela. Quedo pasmado nuevamente, solo puedo escuchar que mi padre ya esta gritándome; y antes que Pamela se de cuenta, salgo corriendo del edificio, demasiado tarde, por que cuando volteo a ver hacia donde estaba Pamela, logro ver su expresión, un gesto de desaprobación. Me imagino que el ruido que causo mi padre, la interrumpió en algo importante, entonces se molesto conmigo, o tal vez se enteró que le fallé en la prueba que ella vigiló, no sé, por que no hay otra razón para que ella se haya enojado conmigo y me halla hecho esa mirada.
En la cena, mi padre le cuenta todas las maravillas que la señorita nos dijo de la secundaria, a mi madre y ella parece estar muy emocionada, aún más que yo, por que estos momentos solo puedo pensar en esa mirada despreciadora que Pamela me lanzó.