Hoy ya estamos en horario de clases normales, empezamos con la clase del profesor Alex, quien nos estará enseñando sobre la clase de Expresión Artística, así que ocupamos el salón de arte, donde nos puso a pintar un cuadro con los sentimientos que tenemos en este momento.
- ¡Muy buen trabajo Señorita Arana! – Le dice el profesor a Guisell, quién está sentada al lado mío.
- ¡Gracias profesor! La pintura refleja como me siento al poder estar en esta secundaria. – Ella dibujo muchas estrellas amarillas diminutas, en un cielo de madrugada a próximos momentos del amanecer, pero en el centro hay una estrella enorme de color celeste que hace que las estrellitas amarillas parezcan estar de fondo.
- ¡Excelente! Y usted joven que es la pintura – Se acerca a mi cuadro y todavía buscándole algún significado.
- Yo dibuje un par de montañas que son difíciles de escalar, en la cual, en la cima de estas, están los mejores tipos de flores, pero hay una en medio de ellas mucho más grande y más preciosa que las demás, inalcanzable e inigualable.
- Oh también se siente afortunado de estar acá, buen trabajo joven. – Y se aleja, sin saber que lo que representa es el duro trabajo que tengo que hacer para llegar a Pamela Díaz la inalcanzable e inigualable porrista.
Luego de tres sesiones más de clases solo para presentar los diferentes cursos y a sus profesores, al fin nos toca Deportes, y es donde el profesor Mauro se presenta y nos muestra toda la cancha y lo que haremos en el transcurso de su curso; al final antes de regresar a casa, aprovecho a preguntarle acerca del equipo de futbol.
- Mira jovencito, normalmente no aceptamos a estudiantes de primer año, por que queremos que se enfoquen en el estudio y no queremos llenar sus horarios con prácticas y torneos. Pero tenemos un examen de admisión al final de este mes. Podrías entrar al examen y mostrar que tienes talento, pero no te aseguro nada.
- Gracias por su ayuda entrenador, digo profesor, daré mi mejor esfuerzo.
Muy contento, de regreso a nuestros hogares, por la pequeña posibilidad que tengo de entrar al equipo, le comento a Saraí mi plan
- Sería genial, si pudieras entrar. – Lo dice con mucha alegría.
- Sí sería lo ideal, aunque nunca he jugado muy bien que digamos.
- Cierto, me acuerdo en cuarto cuando iban ganando, pero por una monada tuya anotaste autogol y terminaron perdiendo. – Se ríe en tono burlón.
- No me recuerdes eso. – Le reprocho.
- Tranquilo, tengo un primo que juega en un equipo profesional, tal vez pueda ayudarte con algunas cosas.
- ¿Enserio? Harías eso por mí. – Le digo en tono sarcástico, recordando su burla anterior.
- Claro, si es que tienes para pagarle.
Ambos reímos a carcajadas hasta llegar a nuestras casas y despedirnos.
Saraí tenía razón, su primo accedió a ayudarme con el futbol. Entrenamos todos los días por las tardes, más o menos dos horas para aprender lo básico y practicar y así no me cansaré tanto.
- ¡Wo! Has avanzado mucho, nunca había visto a alguien que se esforzara mucho.
- Tengo mis motivaciones.
- Uy si que gran motivación. – Interrumpe Saraí, quién traía refresco para todos.
- Pues sus motivos tendrá.
- Sí tengo mi plan perfecto. – Afirmo mientras acepto el refresco que Saraí sirvió.
- Pues ojalá que resulte, porque en dos días es la prueba. – Me dice terminando de servir el refresco.
- Es tu prueba final- Añade su primo
- Lo sé. – Asiento
Es la última oportunidad de asistir al equipo y poder llegar a Pamela Díaz, la líder de las porristas.