El día llego, y Jessica tenía los cabellos recogidos en una coleta alta que destacaba sus cabellos casi blancos, luciendo hermosamente, como siempre, el uniforme de deportes que dejaba ver sus piernas blancas y hermosas, pulcras, además en su rostro se dibujaba una sonrisa orgullosa y llena de confianza.
Se encontraba esperando la llegada de su compañera quien traía el testigo acompañada por los vítores emocionados de sus compañeros que gritaban su nombre, llenándola de más confianza, entonces esta les sonrió y levanto su pulgar en su dirección, provocando más gritos eufóricos.
La chica vio a su compañera acercándose por la pista, por lo que comenzó a trotar para tan solo unos metros después sujetar el testigo con fuerza y acelerar el paso, aunque la realidad es que tenían una gran ventaja.
Pero Jessica sabía que debía ganar de forma implacable pues eso es lo que esperaba su grupo.
Su velocidad era increíble, casi parecía un relámpago blanco, entonces cruzo la meta, sonriendo con orgullo mientras todos a su alrededor comenzaran a rodearla para llenarla de elogios.
— ¡Eres genial, quiero correr tan rápido como tú!
— ¡Jessica!
— ¡Eres tan hermosa y atlética!
— ¡Jessica!
—No es para…— Comenzó Jessica, llena de confianza.
— ¡Jessica!
— ¿E-eh?— Jessica salió de su ensoñación, levemente sonrojada. Estaba en clase de matemáticas y todos la miraban con interés, lo que solo término cohibiéndola un poco— L-lo siento…
— ¿Podrías resolver este problema?— Preguntó la profesora, mirándola con una ceja levantada mientras apuntaba al espacio en blanco.
—C-claro— La chica observo el problema e hizo un cálculo con su calculadora, entonces dio la respuesta que para la sorpresa de la maestra era correcta, por lo que solo le dijo que no se distrajera tanto.
Jessica esperaba no haberse ganado la molestia de sus compañeros por interrumpir la clase.
— ¿Ya viste? Es tan lista que puede tomarse la molestia de distraerse— Dijo una chica— Me gustaría poder hacer eso, si me distraigo unos segundos en esta clase, me pierdo y necesito clases complementarias todo el semestre.
— ¿Verdad? Cómo me gustaría ser una prodigio como ella— Su compañero soltó un largo suspiro.
Durante la hora del almuerzo, Jessica no pudo evitar mostrarse perturbada, moviendo los útiles dentro de la mochila con mucha fuerza y de forma ruidosa, provocando algunas miradas de los chicos que se quedaron en el salón pues era tan raro que la Princesa de Hielo fuera tan... Movida.
Había olvidado su almuerzo, por lo que tendría que ir a comprar comida afuera.
La chica se levantó lentamente y avanzo hacia la cafetería, eligiendo la cafetería que está en los patios de afuera, pues la que estaba en el comedor era la que más se llenaba y no tanto por la cocina, que si, en parte, sino por la gente que se quedaba a comer ahí, que seguro es bastante.
La chica llego finalmente a esa zona pero también había bastante gente, aun así ella estaba segura de que era menos que el comedor principal por lo que se acercó aunque le fue difícil pegarse mucho a la bola que se había juntado y mucha gente terminaba metiéndose.
Algunos chicos la reconocieron y la dejaron pasar pero como ni se movía, al final terminaron acercándose ellos, mostrándose muy confundidos e incluso tímidos pues querían aprovechar para hablarle sin la vista de todos los de su salón o bien, simplemente porque era bonita y popular y estaba ahí, sin moverse.
—Si no te metes pronto, se terminaran las sopas instantáneas— Le dijo una voz, provocando una ligera sorpresa en la gente que la conocía por su apodo.
— ¿Eh?— La chica se giró para ver a Dorian, lo que la hizo sentir aliviada, pese a por poco entra en tensión— D-de todos modos no es que quiera comprar una de esas, prefiero algo caliente.
—Cierto, de todos modos no puedes comer— Dijo Dorian, quien se encogió de hombros.
—La dieta, ya me acuerdo…
— ¿Cómo que ya te acuerdas?— Dorian frunció los labios y la miro con cierta intensidad pero bromista, algo que noto Jessica pues le había lanzado un par de esas durante sus prácticas por las tardes— ¿No la estas siguiendo o qué?
La chica admitió haberse asustado la primera vez con eso pero ahora era normal.
— ¡Claro que sí!— Jessica hablo rápidamente, negando con la cabeza— Pero justo en este momento la olvide… Tampoco era mi intensión olvidar mi almuerzo en casa. Ahí ya había preparado cosas sanas para seguir con la dieta.
—Así que estamos igual ¿Eh?— Dorian dejo caer sus hombros— Supongo que podemos romper la dieta solo en este momento, así que no te preocupes, pide tu sopa instantánea sin problemas.
—N-no, no voy a pedir eso— Insistió Jessica.
La gente a su alrededor se preguntó cómo podía hablar como si nada con ella, pensando: “¿La conocía de algo?” “¿Sera su novio?” “No, es imposible, la Princesa de Hielo no podría andar con alguien así”.
—Bueno, pues adelante— Dorian la dejo pasar primero.
— ¿E-eh? Ah, bueno, sí, gracias— Jessica asintió y avanzo sin mucha opción aunque se removía incómodamente, tratando de no molestar a nadie, ni de acercarse mucho a nadie algo que noto Dorian, por lo que sin pensarlo la empujo un poco con su mano para que pudiera seguir avanzando— ¡Pero…!