Último año

Catorce

— ¿Entonces, pasamos a jugar algunos videojuegos?— Preguntó Milton rodeando a su amigo sobre su hombro mientras caminaban hacia la salida de la escuela— Hay que celebrar que al menos hoy, no tengo práctica.

—Vaya ¿Y ese milagro?— Dorian le miro con una ceja levantada.

—Los descansos son importantes, eso es todo, eso y que aparentemente le darán manteamiento a los balones y harán limpieza general los que perdieron ayer en el partido de practica— El pelirrojo se encogió den hombros. Por eso tuvo que esforzarse para ganar.

—Entonces deberías ir a casa a descansar, yo no puedo ir hoy, tengo… Un asunto pendiente que debo atender— Dorian si quería ir pero ya había quedado con Jessica para ir a practicar, pensando que, como siempre, su amigo también tendría práctica.

— ¿De verdad? Bueno, supongo que está bien, entonces le diré a mi novia…— Milton soltó a su amigo y saco su celular para comenzar a mandarle mensajes a su novia, esbozando una gran sonrisa.

— ¿No deberías ir con ella primero?

—La he estado viendo después de mis practicas ya que ella también está en un club así que no hay problema por una vez que no, pero supongo que si no hay salida de amigos, tendremos una cita formal después de mucho— Milton le sonrió a su amigo— Y te dije primero porque la amistad también es importante.

—Oh, eso por poco me conquista— Dorian sabía que esa expresión haría caer a cualquier chica a sus pies.

­—Pero yo no soy el protagonista— Milton negó con la cabeza, esbozando una sonrisa astuta.

— ¿Sigues con eso?

—No es coincidencia, es el dios de las comedias románticas dándote tu romance antes de la universidad ¿No es genial? Debes aprovecharlo al máximo porque podría no pasarte de nuevo con esa actitud tan oscura que te cargas…

— ¿Qué significa eso?— Dorian le miro mal.

—Lo que quiero decir es que no desaproveches, puede que esa chica especial este entre tus pretendientes y te las perderás porque no crees en el dios de las comedias románticas escolares— Milton habla con tal seguridad que Dorian por poco le compra esa locura, digna de chico con síndrome de octavo grado.

—En primera, no existe un dios de las comedias románticas y si lo hace, vive en Japón, no aquí y en segunda, no son mis pretendientes, ni siquiera son mis amigas— Dorian negó con la cabeza, esbozando una sonrisa quebrada— Son conocidas molestas y bastante molestas si me lo preguntas, así que…

—Bien, bien, solo digo…

—Pues no lo digas ni de broma, me guardare las historias de amor para la universidad o para cuando tenga estabilidad financiera.

—Eso ni tú te lo crees.

—Sí, conseguir estabilidad financiera es imposible.

Milton no se refería a eso pero podía entender lo que decía, por lo que dejo caer sus hombros. Ambos lo hicieron.

La tarde había avanzado, y los chicos se encontraban dando la última vuelta del día. Dorian noto que Jessica ya no se agotaba tanto pero aun tomaba algunas pausas y grandes bocanadas de aire e incluso cuando todo terminaba, no se veía tan agotada ni pálida, lo que significaba un progreso en cuanto a su resistencia también o así lo veía su entrenador.

—A-aun así, me quedo con h-hambre…— Respiraba pesadamente, aunque de a poco recuperaba el ritmo para seguir respirando por la nariz.

— ¿Y por qué no me dijiste? Eso es peligroso, debes comer más frutas y… Creo que lo arreglare cuando lleguemos al parque.

Si, estaban hablando mientras trotaban. Ahí estaba el progreso aunque sea un trote lento.

Ese día incluso habían alargado la vuelta, avanzando un poco más del último punto al que llegaban, antes de regresar al parque, su punto de reunión y el lugar donde harían los últimos estiramientos. De hecho, ya iban para allá.

Mientras avanzaban se toparon con alguien de frente, una chica que también estaba corriendo con ropa deportiva, unos pantalones de licra negra y una playera de tirantes verde que resaltaba su cuerpo bien formado. Sus cabellos negros estaban atados en una coleta alta descuidada.

Dorian trato de desviarse para no chocar de frente pero la chica los ubico, al menos como parte de la escuela por el uniforme de deportes, lanzándoles una mirada curiosa y está aumento de intensidad cuando pasaron a su lado.

El chico desvió la mirada, tratando de no llamar la atención.

— ¡Ah, eres tú, Domino!— Dijo Mónica desde atrás, manteniendo su trote y apuntándole.

— ¡Es Dorian!— Él tampoco detuvo su trote.

—Eso, eso— Mónica le sonrió con vergüenza y entonces miro a la chica que estaba detrás, pues esta si se había detenido cuando Dorian lo hizo y se giró a gritarle su nombre a la chica nueva— ¿Y tú eres?

—J-Jessica— La chica estaba recuperando el aliento, con parte de su cuerpo agachado. Ni levanto el rostro cuando se presentó.

—No te dobles, es mejor que tus pulmones se encuentren rectos para que entre mejor el aire— Le dijo Mónica acercándose a ella e irguiéndola como si nada, lo que sonrojo a Jessica que no pudo ni apartarse por lo que sin mucha opción, termino haciéndole caso. Mónica entonces miro a Dorian— ¿Qué clase de cosas le estas poniendo a hacer a esta pobre chica?



#7716 en Novela romántica
#3813 en Otros
#280 en No ficción

En el texto hay: cliche, romance, harem

Editado: 19.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.